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Alberto Delgado, toda una vida en el Congreso

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"Conectamos con el Congreso de los Diputados" decía el presentador de turno del Telediario y casi siempre respondía desde allí Alberto Delgado, al menos durante casi tres lustros. Desde los 70 y hasta mediados de los 80 este vasco de la cosecha del 38, formado en la Escuela de Periodismo  fue "el" responsable de TVE de la crónica política. Bregado en todos los géneros en periódicos como el "ABC" o "Diario Español" y revistas como "Semana", fue en la agencia Pyresa donde realmente comenzó su profesionalización. Allí entró en 1964 y tan sólo un mes después de su llegada ocupó el puesto de redactor parlamentario como un sustituto. Fue así como alcanzó prestigio y (más tarde) popularidad. 


Confesaba en 1980 a Manuel Azcona en la revista "TeleRadio": "Al principio los Plenos se reducían a las "deliciosas" ruedas de prensa de Esteban Bilbao, que duraban horas y de las que no sacabas nada en limpio. Llega Fraga como ministro de Turismo y los Consejos se hacen insoportables porque si yo hablo deprisa, Fraga lo hacía mucho más, nos volvía a los informadores materialmente locos y sufríamos crisis nerviosas. No existían las referencias escritas. Hasta cierto punto, yo  contribuí a que los informadores dispusiéramos de estas referencias a raíz de una pregunta que alguien hizo a Fraga sobre las bases americanas. Yo tomé nota y lo di por televisión. En la información hablé de las bases americanas pero Fraga, encolerizado, dijo que se había referido a las otras bases, en las que se apoyaba su discurso". En realidad, y por experiencia propia, hay que decir que don Manuel no cambió mucho y que sus ruedas de prensa en la Xunta de Galicia no eran muy distintas a lo que describe este maestro del periodismo político.


Delgado eligió su profesión por vocación, queriendo imitar a aquellos reporteros americanos que defienden la justicia como si fueran auténticos héroes. Su bisabuelo, Sinesio Delgado, periodista y poeta, había refundado la publicacón "Madrid Cómico" y su padre, director de cine, realizó documentales durante la guerra. Fue una gran referencia para él, no sólo como profesional sino también como hombre insobornable. Aunque nunca se había planteado dedicarse exclusivamente a la información parlamentaria se convirtió poco a poco en todo un experto y en plena Transición sus palabras eran respetadas por los espectadores. "No sabía lo que era una ponencia, una enmienda o una ley. Estudié mucho y fui familiarizándome con el lenguaje parlamentario".


Cuando Eduardo Sotillos en 1976 conectaba desde Prado del Rey con el Congreso de los Diputados en la Segunda Edición del Telediario, Delgado era rápido, conciso y muy sintético. Se había acostumbrado a las retransmisiones (tan apasionantes como duras en aquel período) en las que no sólo tenía que explicar lo que sucedía sino además interpretarlo para una audiencia que se había olvidado de lo que significaba la libertad política. Don Alberto forma parte de aquel grupo de presentadores que supo explicar lo que estaba pasando, ejerciendo un periodismo muy directo y con grandes dosis de divulgación. Era necesario.

 

Reconocía carecer de ambición y por eso no optó a otros puestos en la televisión. Se sentía identificado con su parcela y además de su larga etapa en los informativos diarios dirigió y presentó el programa "Las Instituciones"  en 1974-75 dedicado a los debates de las Cortes sobre temas legislativos. Las semanas en las que no se celebraba debate al respecto (muy habitual en aquella etapa tardofranquista) se enseñaba el funcionamiento de los organismos más importantes de la vida oficial del país.  Fue también pionero del veterano "Parlamento" (aún en antena los sábados en el canal 24h) y de "Opinión pública", espacio al que llegó en octubre de 1980 con gran ilusión y con ganas de "hacer una panorámica de lo que va a ser, de lo que "puede" ser el país en la próxima década: un horizonte español de los años 80". Su objetivo era muy claro: "servir a la opinión pública, servir a los telespectadores" y hacerlo sin protagonismos, decía entonces que si todo salía bien el mérito sería del equipo pero si sucedía lo contrario, la culpa sería suya "que para algo soy el director". Un ejemplo que muchos jefes deberían seguir, por cierto.
   Alberto Delgado fue una presencia constante hasta mediados de la década de los ochenta y poco a poco dejó de aparecer en pantalla para ocupar puestos de responsabilidad hasta su jubilación.


La vuelta a España en 30 minutos. 1962

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Tres concursantes emprenden un imaginario viaje por España en avión partiendo desde Madrid al mismo tiempo. El objetivo es realizar el recorrido propuesto en el menor tiempo posible y para ello tendrán que responder correctamente a las preguntas que formule el presentador en las distintas etapas en las que el aeroplano toma tierra. Así de simple era "La vuelta a España en 30 minutos", concurso que se presentó a los espectadores el 11 de abril de 1962 con una emisión de prueba en la que se explicaba su mecánica.


Lo que hoy nos parece tan sencillo (y hasta simplón), en aquella época suponía todo un avance. La premisa del programa obligaba al cambio de decorado, ¡nada menos que tres veces! El propio avión durante el vuelo, el panel de la ruta marcada en el mapa de la Península y la cabina de control desde la que el presentador iba indicando las etapas de la ruta y realizaba las preguntas. Todo un alarde para un género que habitualmente no tenía grandes escenografías.


Tres personas se enfrentaban semanalmente y sólo una de ellas podría conseguir el primer premio pero las otras dos se quedaban al menos con uno de consolación. Además, y esto también era una novedad, se permitía que los espectadores "de provincias" que no podían desplazarse hasta el Paseo de la Habana (no se pagaba el transporte de los concursantes por aquel entonces) optaran a un premio mensual de un viaje para dos de tres días a cualquier capital del país o extranjerara que se encontrara en las rutas normales del servicio de Líneas Aéreas Españolas. Ese concurso para televidentes consistía en una pregunta que se repetiría durante 4 semanas y que se respondería por carta. De esta manera se tenían en cuenta todas las misivas recibidas durante ese mes. Entre las respuestas acertadas se realizaba un sorteo.


Esta original idea provenía de un veterano de la radio y televisión chilenas, Edwin Harrington, que colaboraba por primera vez con TVE. Su experiencia en emisoras hispanoamericanas fue fundamental para encarar este ambicioso proyecto: "El concurso es una de las facetas de los programas de televisión que reúne mayores complicaciones ya que en todo el mundo se ha demostrado que los títulos que más fama alcanzaron entre los espectadores fueron aquellos en los que no se tenía demasiado entusiasmo ante su realización televisiva. Nosotros intentamos entretener a los espectadores de toda España sin demasiadas complicaciones y con una mecánica ligera y apropiada para el lenguaje de la TV con objeto de que pueda participar todo tipo de público aunque sus conocimientos no sean demasiado profundos. A este objeto en cada programa habrá un tema preciso sobre el que girarán las preguntas que realice el presentador" decía el guionista a la revista "TeleRadio". En el primer programa con participantes el tema fue la pintura española, centrándose en los maestros Goya, El Greco, Velázquez y Murillo.
   Guillermo Caram era el productor y presentador. Su nombre sonaba a los televidentes por su función como realizador. Esta era su primera experiencia como maestro de ceremonias y pretendía ser sobrio, dejando todo el protagonismo a los participantes. Le ayudaba en su labor la azafata Cristina Vivacua, vestida como una areomoza. Ella se situaba frente al mapa de España y movía los aviones que representaban a los concursantes. 
   "La vuelta a España en 30 minutos" se emitía los miércoles a las 20.30 y, a pesar de sus buenas intenciones, no consiguió un gran éxito a juzgar por las críticas de la época y por su única temporada.

Félix, pérdida irreparable

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Fue un 14 de marzo de 1980 pero España se enteró al día siguiente, sábado. Una de las mayores estrellas de la televisión fallecía durante un rodaje en Alaska. Las primeras noticias eran confusas y los oyentes radiofónicos (los primeros en enterarse) no daban crédito, ¿ha muerto Félix? ¿están hablando del "amigo de los animales", el de "El hombre y la tierra"? No puede ser... pero sí, con el paso de las horas la noticia se confirmaba y hubo que asumirla. 36 años después todavía cuesta creer que ese divulgador ecologista falleciera en un accidente de avioneta mientras preparaba una nueva serie de programas que se rodaría en Canadá aunque en este caso se había trasladado a Alaska para que sus cámaras de cine fueran testigo de la Carrera de las Mil Millas. Y ¿por qué habían dejado de grabar en nuestro país y se habían ido tan lejos? El propio Rodríguez de la Fuente lo explicaba a la revista TeleRadio antes de partir hacia aquel país: "Después de 104 capítulos acerca de la fauna ibérica, tanto porque el tema está agotado como porque pensamos que los seguidores de nuestro programa piden un trabajo en otras latitudes, pensamos el comenzar a realizar una nueva serie fuera de España". Los primeros siete capítulos de media hora eran fruto de la primera expedición del equipo al norte y oeste de Canadá durante mes y medio el verano anterior. "En nuestra versión canadiense vamos más allá del reportaje geográfico que a la película minuciosa. Ese tipo de reportaje requiere una estructura compleja y seria. Piensa que rodamos cerca del Círculo Polar Ártico, en las Montañas Rocosas... en sitios donde antes nunca se había filmado como las cataratas de Virginia. Buscamos los paisajes más humanos, los lugares más inaccesibles, una gran riqueza temática. El verano canadiense tiene una gran riqueza de todo tipo y en invierno se dan esos glaciares y bosques magníficos e inmensos. Aparte de que el gobierno de Canadá nos hace una oferta y ellos mismos nos proporcionan magníficos centros que te solucionan todo. En Canadá la protección está desarrolladísima y también el amor a la naturaleza de aquella gente. Vamos a llevar estas películas de Canadá a esos 700 millones de espectadores de todo el mundo, eso es lo que ponemos nosotros. Y Canadá pone su riquísima fauna y sus paisajes."


La prensa se hizo eco de la pérdida de uno de los profesionales televisivos más apreciados. Habían pasado 17 años desde su debut en el programa "Fin de semana" y desde entonces había colaborado en "A toda plana", "Imágenes para saber" y por fin se estrenaba con programa propio, "Félix, el amigo de los animales", que se convertiría en su apodo oficial. Después llegarían "Fauna", "Planeta Azul" y su despegue definitivo: "El hombre y la tierra" que llegó a emitirse en medio mundo.
   La revista oficial de TVE, "TeleRadio", dedicó dos portadas consecutivas a informar del deceso, algo inaudito pero que reflejaba a las claras la importancia de su figura. En las semanas siguientes a la tragedia nos enteraríamos de los detalles del accidente gracias a sus compañeros. El productor del programa, Juan Mauri, explicaba: "La misma mañana del accidnete yo había utilizado la avioneta que se estrelló para ir a recoger material. Fue un viaje muy malo, de casi dos horas, por culpa del viento. Cuando volvimos a Unnalaklim, donde teníamos nuestro cuartel general, Félix me dijo que la otra avioneta perdía aceite y había que llevarla a Nome para reparación. De forma que Félix, Teodoro y Alberto salieron con una de las avionetas para filmar la carrera mientras el otro equipo salía con la averiada para repararla e instalar una cámara en la meta. Hacía un día bastante bueno y nadie podía prever lo que iba a pasar".
   El cámara Miguel Molina abundaba en esto: "Todo iba perfectamente normal y de repente vimos cómo la otra avioneta se venía abajo. No lo entendíamos, pensamos incluso que simplemente la habíamos perdido de vista. Pero dimos unas vueltas por la zona y al fina la vimos. Aterrizamos y aunque lógicamente sabíamos que no iba a haber supervivientes, aún teníamos la esperanza de encontrarlos vivos. El golpe ha sido muy fuerte y estábamos anonadados.""Pasaron cuatro horas y allí no aparecía nadie. Teníamos miedo de que llegara la noche, porque el frío iba en aumento. Logramos encender una fogata pero ya habíamos echado al fuego incluso algunas cosas del interior de la avioneta. Además, de noche, no podíamos despegar." Mauri finalizaba el relato: "Llegaron por fin los esquimales y con los trineos transportaron los cadáveres a Shatolin, un pequeño pueblo, a unos 6 km. del accidente. Desde allí un helicóptero de las Fuerzas Aéreas americanas los llevó a Nome. Mientras, el equipo de televisión recogía su avioneta y volvía Unnalaklim, donde ya se conocía la noticia por mediación de un radioaficionado. Esa noche no pudimos ir a Nome y en Unnalaklim recibimos gran cantidad de llamadas de todo el mundo, entre ellas la del embajador español en Washington, que su puso a nuestra disposición y nos anunció que enviaba al cónsul en San Francisco para tramitar el transporte de los cadáveres a España".


Pero no sólo había fallecido Félix, también los cámaras Teodoro Roa y Alberto Mariano Huéscar  y el piloto del aparato. Roa llevaba trece años en TVE y Huéscar, cinco. Formaban parte del equipo habitual de "El hombre y la tierra". Ambos fueron enterrados en el cementerio de Fuencarral y Félix en en su tierra natal, Poza de la Sal (Burgos). Allí le conocían como "el halconero" y había sido nombrado hijo predilecto de la provincia. Otro burgalés con este título, el poeta Conrado Blanco, recitó un poema tras la homilía en el que aseguraba que Castilla había encontrado un nuevo Cid. 



Información elaborada con documentación recogida en distintos números de la revista TeleRadio. En la mayoría de las ocasiones no explicitan qué periodistas habían recogido estas declaraciones.

40 años de la Ruperta

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El 19 de marzo de 1976 era viernes. Podría haber sido un día cualquiera pero para la historia de nuestra tele se convirtió en una jornada histórica. Aquella noche, tras el Telediario 2, regresaba el "Un, dos, tres"a la Primera Cadena. Había sido el concurso más popular entre 1972 y 1973 y desde entonces se rumoreaba sobre su vuelta constantemente. Cuando por fin se hizo oficial, Narciso Ibáñez Serrador, su creador-guionista-director-realizador, tuvo que responder a cientos de preguntas de decenas de medios de comunicación para explicar si el programa seguiría tal cual o habría muchas novedades. El director siempre había sido muy consciente de que la publicidad gratuita que proporcionaba la prensa era una ayuda y no un estorbo así que, como era su costumbre, accedió a responder a todo el mundo proporcionando estudiadas píldoras sobre su renovada fórmula para repetir éxito. Pero se cuidó muy mucho de anunciar algo importante: la calabaza anónima que indicaba que no había premio para los concursantes en la etapa anterior se antropomorfizaría. Ruperta sería su nombre. Sus rasgos y movilidad serían obra del genial José Luis Moro (el creador de la familia Telerín) y su voz sería la del mismísimo Chicho convenientemente manipulada por el ingeniero de sonido. Aquella cabecera cambiaría la historia del "Un, dos, tres" porque a partir de ese momento y de manera completamente surrealista, su diablo se transformaría en su mascota, una de las más queridas de la historia de TVE. Tanto que se generó un merchandising pirata que obligó a cambiarla en la segunda temporada presentada por Mayra por la Botilde (y más tarde por el Chollo, el Antichollo, el Boom y el Crack) para evitar enriquecimientos que no compensaran al Ente.


Y nada más comenzar el programa se mostraban los cambios. Una representación de las antiguas Secretarias del programa haría entrega de sus enormes gafas a la nueva generación. Aquellas jovencitas que habían revolucionado la pantalla con sus minifaldas ahora quedaban como puritanas profes de Liceo Francés al lado de sus sucesoras, embutidas en unos llamativos shorts (muy muy muy cortitos) y unos jerseys tan ajustados que parecían impedir la respiración. La entrega de trastos fue un excelente comienzo para esta flamante etapa. El primero de los momentazos que nos dejaría aquella entrega dedicada a "Las mil y una noches", algo que se convertiría en tradición, así se inició la etapa de Mayra en el 82 y también la de Luis Roderas en 2004. Entre las nuevas Chicas del programa destacaría Victoria Abril que más tarde se confirmaría como una de las actrices con más personalidad del cine europeo. Sin embargo la que más sonaba al principio era María Casal, hija del gran actor Antonio Casal, y que ya había había debutado como copresentadora de "Gente Joven" junto a Antolín García. Otra hija de actor, María Durán (de Rafael Durán) y Beatriz Escudero formarían el trío Acuario junto a Mayra Gómez Kemp que debutaba como actriz en la subasta. Completaban la formación Raquel Torrent (que abandonó pronto para estudiar Periodismo) y Meggy Schmidt que había participado en la primera película de Chicho, "La Residencia".

 

Una vez presentadas las nuevas azafatas y elegidas las que acompañarían a Kiko Ledgard en la presentación (Raquel y María) tres personajes interrumpirían esa introducción cruzándose ante las cámaras. Kiko era el enlace directo con la anterior temporada, a nadie se le había pasado por la cabeza que pudiera ser sustituido porque su naturalidad había sido vital para el éxito casi inmediato del "Un, dos, tres" en 1972. ¿Y qué iba a pasar con Don Cicuta? ¿Regresaría Valentín Tornos, el otro gran baluarte del concurso? El veterano actor se encontraba muy delicado de salud y estaba claro que no iba a poder retomar su actividad. Esos tres individuos desconocidos que ignoraban a Kiko y su perorata serían la respuesta. Desde el control de realización Chicho conectaba con Tacañón del Todo para escuchar a Don Cicuta anunciando que había designado tres dignos herederos de su labor. Aunque el programa se realizaba en color aquella conexión fue en blanco y negro. Otro acertado guiño de los guionistas. 



El propio director explicaba a la periodista María Luisa Páramo en la revista TeleRadio quiénes eran esos nuevos Tacañones dos semanas antes de la emisión: "Son Don Estrecho, Don Rácano y el Profesor Lápiz. Don Estrecho, encarnado por Juan Tamariz, está absolutamente en contra de la apertura y el destape, le molesta la risa de la gente y va siempre armado de tijeras y spray para tachar y cortar lo que haga falta. Es la censura, en una palabra. Paco Cecilio hará el personaje de Don Rácano, el que cuida del dinero pero no en el sentido del avaro. Es un hijo de papá multimillonario que sigue las mismas técnicas  que empleó su padre para hacer dinero: la tacañería es la mejor manera de conseguir millones. El profesor Lápiz es hombre preocupado por la cultura, le molesta la ignorancia de forma enfermiza y se enfada muchísimo cuando alguien no sabe contestar". Pedro Sempson, un actor habitual en los trabajos de Ibáñez Serrador, encarnaría a este defensor de la sapiencia. Las nuevas generaciones reconocerían su voz como la de Mr. Burns ("Los Simpsons"), personaje al que dobló hasta su fallecimiento. Por cierto, a Tornos se le mantendría en nómina y se le pagarían 15.000 pesetas por programa. Un detalle de Chicho a un amigo que no podía incorporarse al show por cuestiones de salud.


Poco a poco se irían desgranando los cambios, algunos adelantados por Chicho en la citada entrevista: "El concurso anteriormente constaba de tres partes: una primera basada en la cultura general y la rapidez de reflejos, demostración de habilidad en la segunda, al estilo de los programas de Gaby, Fofó y Miliki, y el final, la subasta. Lo creado ahora es la manera de conjuntar esas tres mecánicas diferentes. Me refiero a la innovación que supuso el programa desde su comienzo, a la unidad que presentaba a pesar de su disparidad puesto que los concursos en sí son conocidos de sobra en todo el mundo. Ahora este intento de unidad se va a poner más difícil aunque esperamos conseguirlo porque además de los ya dichos habrá un cuarto concurso que se llamará "Misión Un, dos, tres" y estará conducido por el escritor Alberto Vázquez Figueroa". Pasarían seis semanas hasta que se pudiera estrenar esa parte del programa que consistía en encargar un reto internacional a los concursantes que serían ayudados por Figueroa. Sin embargo, esta ambiciosa propuesta no tuvo gran eco y fue eliminada del programa antes de finalizar temporada.



Aquella primera temporada de la nueva etapa del programa fue un éxito indiscutible. El panel de aceptación lo situaba siempre en el primer puesto con notas cercanas al 9 sobre 10. Con un presupuesto semanal de 1.200.000 pesetas, los ingresos de TVE por publicidad eran muy superiores así que no sólo era célebre sino también muy rentable. Las críticas en algunos casos fueron furibundas. Los mismos que lo habían elevado a la gloria a principios de los setenta lo hundían al infierno ahora. En agosto del 76, el director respondió a algunas de esas críticas al periodista Jesús Mari de la Calle en "TeleRadio" al tiempo que hacía balance justo antes de tomarse las vacaciones de verano: "Cumple el objetivo para el que está hecho: tan sólo entretener y hacer sonreír. Es una especie de relax para la gente. Se trata de que sea un espacio popular pero no populachero. Sé que es popular y no lo juzgo populachero". Sobre la supuesta desidia en la realización argumentaba: "No es que la descuide, es que se dejan algunos fallos a intención... para dar más frescura. Este espacio sería imposible hacerlo en directo. Además, creo que la realización del espacio no tiene importancia. Lo que sí es difícil es cortar. Me gustaría que me dijeses ante uno de los programas, dónde he parado para recomenzar y dónde no. A eso sí le veo un gran mérito. Me preocupa más la continuidad del programa, el "timing". La realización está sometida a la dirección. El programa es, además, prácticamente en directo. Hacemos 100 minutos en cuatro horas, lo cual es un récord."
  Tampoco tenía reparo en aclarar la polémica sobre la paternidad del formato que se había generado en los últimos meses: "Es la mezcla de un programa argentino que yo hacía, "Un, dos, Nescafé", y otro que presentaba Kiko en Perú. Pero ambos están basados en otro tipo de programas que se emiten desde hace tiempo en televisiones extranjeras: "Let's make a deal". Pero nuestro espacio, en estos momentos, no tiene nada que ver con el que hiciéramos antes Kiko y yo. E incluso en otros países ya se está haciendo de la forma en que lo hacemos nosotros". Lo que está claro es que el "Un, dos, tres... responda otra vez" creció de manera exponencial a su propia audiencia y que las inspiraciones iniciales quedaron muy lejos. Este formato es tan peculiar como efectivo y por eso su regreso a TVE hoy hace 40 años fue una alegría para la audiencia. 

   Celebremos este aniversario revisando aquel programa emitido el 19 de marzo de 1976:




La Semana Santa de 1960 en TVE

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"Como es lógico, todos los programas habituales que se emitirán a lo largo de la semana tendrán como tema esencial el religioso". En 1960 nadie se planteaba que TVE no celebrara la Semana Santa como si fuera una sucursal de la propia Santa Iglesia. En plena dictadura y con los curas como parte esencial de una sociedad pacata y miedosa, la televisión era un medio al que había que atar en corto y, por supuesto, sería impensable que en días tan señalados el espectador se divirtiera. Esas palabras iniciales están recogidas de la publicación oficial "TeleRadio". Es, por tanto, el discurso institucional de cara al televidente. No había otra opción, durante siete días todos los espacios se pondrían el capirote y pasearían cirios. Adiós a series, a musicales, a infantiles. Es más: el Sábado de Gloria se suspendería por completo la programación "en consideración a la solemnidad del día".
   El reverendo padre Salvador Muñoz Iglesias, asesor religioso de la Casa, era durante esos días el director de facto y su objetivo estaba claro: "Eliminar todos los espacios profanos e introducir una serie de programas religiosos, propios de estos días, que ilustren y hagan al público la esencia de nuestra Semana Mayor". Tampoco se realizaron retransmisiones en directo de las procesiones más destacadas aunque sí se ofrecieron reportajes filmados emitidos en el Telediario. Se planteó televisar la bendición de Ramos en la catedral de la Almudena de Madrid pero finalmente se abandonó el proyecto por "lo intempestivo de la hora" (sic)... ¡las 11 de la mañana!


En esas jornadas lo que hubo fue mucho discurso, multitud de sermones desde el Paseo de la Habana, algo totalmente antitelevisivo pero muy frecuente en la prehistoria de la nuestra tele. El mismo padre Muñoz Iglesias anunciaba esos especiales: "Presentaremos un itinerario general de Semana Santa, haremos una presentación jurídica de la Pasión en la que intervendrá un famoso procesalista romano. También un programa especial dedicado a la Santa Faz, la Santa Sábana y el Santo Cáliz. La pieza fundamental será, quizá, un Vía Crucis, con textos e ilustraciones de Luis Ortiz Muñoz. Habrá así mismo, tres sermones, dos breves y uno más largo sobre el lavatorio de pies. El padre Laburu (en la foto) disertará sobre la Virgen en la Pasión. Y habrá una emisión especial desde Barcelona con el Sermón de las Siete Palabras".


Nada de lo habitual durante la temporada, vamos. Se cancelaba la programación sin ningún reparo. No habria "Primer Aplauso" el miércoles, ni "Te quiero, Lucy" el jueves, ni "Adivine su vida el viernes"  o "Lassie" y "Pantalla mágica" el sábado. Tan sólo los programas de conciertos se mantendrían pero con la salvedad de que sólo se escucharía música sacra. La Schola Cantorum, del Seminario de Madrid, Coros de Madrigalistas de RNE, Coros Mixtos de Nuestra Señora de la Almudena y los Coros de RNE fueron las formaciones elegidas para esos especiales entre los que destacaba la Misa Ducal emitida el jueves 14 de abril a las 23.15 dirigida por Cristóbal Halffter (en la foto).


El propio Halffter dirigió a la Orquesta Filarmónica de Madrid en la cantata "El milagro" escrita especialmente para TVE por Luis de Pablo y José Hierro e interpretada por el actor Modesto Blanch (en la foto). Fue casi la única ficción que se pudo ver aquellos días. "El Viernes Santo y como final de la programación hasta el Domingo de Resurrección en que se reanudará la programación normal, se proyectará una película sobre la Pasión según San Mateo" explicaba el reverendo asesor que, por cierto, mostraba cierta preocupación por otro programa: "Las emisiones de "Cada miércoles con su problema" versarán alternativamente sobre moral profesional y problemas de vida familiar. No son, por lo general, aptos para público infantil. Ruego a los padres, para mi tranquilidad, que a la hora de este programa no se encuentren chicos cerca del receptor". No creo que ningún chaval se acercara a la tele esos días, sinceramente.

The Julie Andrews Hour

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Julie Andrews es una de las grandes estrellas del Hollywood del siglo XX. Tan sólo por su protagonismo en dos de las películas más taquilleras de los sesenta, "Mary Poppins" y "Sonrisas y lágrimas", ya habría pasado a la historia pero si a eso añadimos su etapa en Broadway (donde estrenó "My Fair Lady" y "Camelot") ya tenemos más razones para auparla al podio de los grandes artistas del showbiz. Pero aún podemos añadir una faceta más que aquí no es tan conocida, la televisiva. Ya en 1957 había sido elegida por Rodgers & Hammerstein para encarnar a Cenicienta en su versión musical en directo para la CBS (tal y como contamos aquí) y en la década siguiente protagonizó varios especiales (el más recordado uno con Gene Kelly como invitado estelar). Estaba en pleno apogeo por sus roles en el cine (Mary y María, le daba suerte el nombre) y no tenía ningún prejuicio en compaginar ambos medios, para ella la tele no era un medio menor.

Por eso quiso aprovechar la oportunidad que le ofrecía la ABC en 1972 de tener su propio variety show en prime time. En aquella época prácticamente cada noche se podía encontrar un programa de música y humor presentado por un gran nombre de la televisión en alguna de las tres cadenas nacionales. Julie era mucho más estrella que cualquiera de ellos. Había triunfado en el cine... y eso cuenta doble en ese mundillo (o al menos contaba en los setenta). Sus habilidades eran evidentes pero mostrarlas al completo en su propio espacio era una apuesta segura... o eso pensaban los directivos. Acompañaron a la artista del comediante Rich Little (especialista en imitaciones y recién salido de "ABC Comedy Hour") y de Alice Ghostley, veterana actriz y humorista con la que protagonizaba hilarantes sketches, uno de los más celebrados las convertía en compañeras de piso al inicio de su carrera. A Julie todo le salía bien pero a la pobre Alice... en fin, hacía lo que podía.


Cada semana, además, acudirían invitados de renombre, tal y como era habitual en todos los variety. Actores del viejo Hollywood como Donald O'Connor  (de "Cantando bajo la lluvia", en la foto), actrices de amplio espectro como Angela Lansbury (curiosa reunión entre protas de dos de las películas Disney más recordadas de todos los tiempos y dirigidas ambas por Robert Stevenson) o compañeros de Broadway como Robert Goulet (con quien había estrenado "Camelot" unos años atrás) o Joel Grey ("Cabaret") y cantantes como Cass Elliot o Harry Belafonte aparecían en su plató para intervenir en números musicales y sketches. Hay que destacar la presencia regular de los Muppets (inicio de una larga colaboración) y de Maria Trapp, la auténtica. Aunque, por supuesto, la gran estrella era Julie y se esforzó en demostrar todos sus talentos, se puso a las órdenes de sus productores y cada semana se presentaba ante su público cantando, bailando y actuando como ningún otro anfitrión de un variety había hecho nunca. Tal esfuerzo fue premiado con 7 Emmy (de 10 nominaciones) y una candidatura a los Globos de Oro como mejor actriz protagonista en una serie musical o comedia. Todo el mundo reconocía que la Andrews estaba genial, que el show era espectacular e imaginativo, que las canciones suponían un acierto, los decorados sorprendían... todo funcionaba excepto la audiencia. En una época en la que los grandes musicales estaban caducando en el cine, la tele exigía algo más moderno. La ABC era la tercera cadena en el ránking y además no supo proteger su inversión. Sus horarios fueron cambiando constantemente a lo largo de los siete meses de emisión y se enrfrentó a series muy asentadas en otros canales como "Cannon" o "La chica de la tele". Para compensar su cancelación a pesar de las críticas y los premios, la ABC y Sir Lew Grade, su coproductor británico, le ofrecieron varios especiales estacionales que se realizaron en Inglaterra en los dos años siguientes (como "One to One" del que hablamos aquí). De todo este proceso Blake Edwards rodó un documental titulado simplemente "Julie", que visto hoy resulta bastante melancólico. 

TVE emitió algunos compactados del programa a mediados de la década y con la misma fórmula se repitieron de foma sindicada en EEUU. El show no ha sido editado en DVD todavía a pesar de las múltiples peticiones de sus fans en todo el mundo, parece ser que por un problema de derechos compartidos. No os fíeis de las  ediciones piratas y disfrutad de lo que hay colgado en webs como Vimeo o Daily Motion y tened en cuenta que son grabaciones caseras de hace más de 40 años que algunos fans han decidido compartir y no comerciar con ellas: 




Cruz Delgado, el maestro humilde

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Cruz Delgado es algo más que un nombre, el de aquel director que hizo más digerible el Quijote a los niños, el que consiguió que en los noventa se cantara aquello de “Esto tiene mucho ritmo, esto es música” al son de cuatro animales cantarines. Es una marca como también lo son otros nombres propios: Walt Disney, Hanna-Barbera, Walter Lantz… Es un marchamo de calidad en la animación con un estilo plenamente reconocible por los espectadores infantiles de las generaciones que van desde los sesenta hasta los noventa. Algunos pensarán que estoy exagerando con la comparación. En realidad no estoy equiparando a nuestro paisano con los norteamericanos, entre otras cosas porque Cruz se encontró con muchas más dificultades para desarrollar su pasión (convertida con mucho tesón en su trabajo) y tuvo que bregar con presupuestos ínfimos para desarrollar obras mucho más que dignas. Con 86 años está viviendo una etapa de reconocimiento inesperada. La aparición del libro “De Don Quijote a los Trotamúsicos” (escrito por su hijo y Jorge San Román y editado por Diábolo) ha provocado un efecto nostálgico entre los lectores y también entre los medios que desde hace meses lo entrevistan. Este libro era necesario para establecer una bibliografía fiable sobre la obra del que, quizás, ha sido el único director de animación español con una carrera larga y con varios éxitos en su cartera. 

Cruz revisa fotogramas junto a Félix Cascajo, amigo y compañero que le convenció para montar su propio estudio a la vuelta de Bruselas

Delgado es un humilde impenitente. Ha conseguido vencer con sonrisa contagiosa su timidez y este regreso a la actualidad le sorprende hasta el desconcierto. No obstante, como ha sido maestro de animadores y ejerció como profesor en la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid) es consciente de que su figura es un ejemplo para nuevas generaciones y que este tipo de volúmenes ayudan a documentar una parte de nuestra historia fílmica que es generalmente ignorada. Por eso acceda amablemente a las entrevistas aunque se note que nuestras preguntas le siguen descolocando. En una larga conversación telefónica, Cruz reconoce la importancia que ha tenido en su carrera la televisión: “Ha significado mucho para mí porque precisamente los primeros dibujos animados que produjo TVE fueron los de un personaje mío, Molécula aunque anteriormente ya había hecho Villancicos de España y América, unos cortos de un minuto o así.” Efectivamente, en 1968 realiza la primera serie de producción propia destinada específicamente para televisión en nuestro país. “Molécula” era un viejo y querido personaje que había creado como protagonista de historietas para la revista “Ama” y con el que después experimentó en varios cortos cinematográficos: “Fue un éxito pero luego cambió el equipo de dirección de infantil y juvenil y a la nueva persona al cargo no le interesaba y no se renovó. Pero eso ha pasado en TVE desde que se fundó. Igual que hoy no existe programación infantil. Son cosas que dependen del que dirija en el momento, lo que piense, lo que crea que le gusta más a la gente… Tenían que haberse hecho más episodios de Molécula”.


Cuando Cruz Delgado coloca esa pica en Flandes que supone Molécula en la programación infantil de nuestra tele, ya es un profesional experimentado. Tras unos comienzos totalmente autodidactas trabaja en los célebres y prestigiosos Estudios Moro, premiados en todo el mundo por sus excelentes spots. “Los primeros años fueron muy difíciles y complicados. Estuve cuatro años en los estudios Moro y al mismo tiempo iba haciendo experimentos por mi cuenta con la truca. Fueron varias etapas, muchas horas, mucha afición, mucha ilusión. Fui pasando esas etapas hasta conseguir montar mi propio estudio para la realización de películas de animación. La primera fue “El gato con botas” en 1963 y a partir de ahí publicidad, televisión, cortos con José Ramón Sánchez. Todo hasta el gran proyecto del Quijote, una gran responsabilidad. En Moro se trabajaba mucho. Aquello fue una novedad tan importante que se tuvieron que montar dos turnos para completarlo. Aquellos famosos filmlets de varios minutos. Allí nos acostumbramos a tener cierta rapidez en la producción porque en la publicidad te encargan algo para hoy. Aunque yo he hecho mucha publicidad también en mi estudio nunca tanta como Moro o Pablo Núñez. Piensa que he hecho cuatro largos.”

En 1961 recibe una importante oferta para trabajar en Belvision, la productora de animación más importante de Europa. Era consciente de que era una gran oportunidad pero tenía sus dudas, tantas que los belgas tuvieron que insistir hasta que en 1962 aceptó imponiendo varias condiciones: “La oferta era muy interesante. Se pusieron en contacto conmigo a través de un amigo dibujante que trabajaba allí. Me hicieron varias pruebas, les interesé y estuve un año como ayudante de animación para la película “Pinocho en el espacio” (coproducción con EE.UU.) No quería irme de España pero me di cuenta de que no podía rechazarlo, no sólo económicamente sino por la experiencia de trabajar con artistas de otros países. Allí empecé a hacer contactos y retomé mi trabajo como historietista y trabajé para Spirou, Tintin y Junior. Al regresar a España me volví con esa colaboración y la continué desde aquí. Gracias a esta experiencia, a mi vuelta empiezo a montar mi primer estudio dedicado exclusivamente a los dibujos animados.” De ese estudio salieron los cortometrajes “El gato con botas” y varios protagonizados por el Canguro Boxy. 

Cruz Delgado con un muñeco del Gato con botas, protagonista de su primer corto

“Se exigía en la programación de las salas de cine que junto al largo hubiera un corto y por eso los distribuidores lo pedían. Por eso no tuve ninguna dificultad, me apareció un distribuidor que me lo lanzó en exclusiva por toda España. Luego hubo una disposición que exigía el NO-DO y dejaron de ponerse otros complementos.” Al mismo tiempo había comenzado a colaborar con TVE realizando anuncios. Quizás por eso pensaron que era la persona más adecuada para atreverse con un proyecto técnicamente muy complicado: animar un fantasma que hablaría directamente con el presentador Manuel Martín Ferrand.

Martín Ferrand con el Fantasma de "Nosotros"

“El trabajo del fantasma del programa “Nosotros” fue muy curioso. Tenía que hacerlo en un tiempo récord y hacía yo la animación. No daba tiempo a sacar el positivo de la película y se entregaba en negativo y allí mismo en Prado del Rey Martín Ferrand hablaba con él y lo convertían a positivo. Desgraciadamente a pesar de tener dos grandes figuras como presentadores (a Martín Ferrand le acompañaba en una primera etapa Alfredo Amestoy) no tuvo gran éxito y cortaron el programa antes de lo que me hubiera gustado pero fue una gran experiencia.” A pesar de las complicaciones que suponía animar un personaje con guiones entregados apenas unos días antes, con una técnica de inclusión de la imagen que nunca se había probado en TVE que, además, debía estar sincronizado con el discurso del presentador, Cruz no tuvo dudas en aceptar el encargo: “He sido muy decidido siempre. He tenido mucho entusiasmo y pasión por mi trabajo. Si había inconvenientes luchaba por vencerlos. Podía más la ilusión y no había dificultad que no se pudiera superar.”
A pesar de sus positivas experiencias en ese medio casi nuevo que era la tele en España (apenas tenía una década de experiencia), a Delgado lo que le interesa de verdad es el cine, quiere desarrollar narraciones más elaboradas y con una estética mucho más cuidada: “La TV es importante en el sentido de la difusión pero lo que más me ha interesado siempre es hacer un largometraje. Luché muchísimo para el primer proyecto, Mágica Aventura. Quedé muy contento porque además tuvo en gran éxito no sólo en España. Si me dan a elegir entre cine y TV, me quedo con el cine.” 




“Mágica Aventura” sería su primer largometraje y su apuesta por un proyecto de este tipo en un país con experiencias previas agridulces en este campo, culminó en triunfo: “Había sido primero un corto y mi guionista, Gustavo Alcalde, unificó esa idea con otros cortos anteriores y con música, que es algo que a mí siempre me ha gustado. Fue un éxito, la distribuyó Warner y se estrenó en el Imperial, el cine exclusivo de las pelis de Disney. Estuvimos un mes y medio en cartel y montamos algo muy americano con el mago protagonista repartiendo globos en la entrada.”
Y por ese camino cinematográfico iba a continuar la senda del estudio Cruz Delgado: “El Quijote iba a ser una película pero al productor, Romagosa, le gustaba como serie. Me convenció y finalmente nos pusimos a trabajar en ello. De nuevo con Gustavo Alcalde, mi guionista de siempre, y el asesoramiento de Díaz Plaja y Criado de Val. Ante una obra como el Quijote, que no se había atrevido nadie a hacer una serie de dibujos… fue muy importante la adaptación. Tienen que entenderla perfectamente los niños y ahí estuvo el éxito, llegar a ellos. Hubo que hacer adaptaciones muy especiales para que ellos la entendieran. La gente se sorprendía. Por eso tuvo tanta audiencia. Se hizo un piloto de 15 minutos con escenas importantes de la obra y TVE la aceptó. Se realizaron 39 capítulos.”
El Quijote supuso un esfuerzo ímprobo para un estudio mediano como el de Cruz, por eso se tuvo que solicitar la ayuda de otras compañías: “Hubo colaboración de un estudio de Barcelona, de los de Pablo Núñez… allí colaboró todo el mundo porque había que sacar 26 minutos cada semana.” Se trabajaba con tanta premura que llegó un momento en que la entrega de los capítulos casi se solapaba con la emisión: “Tuvimos la suerte de que el traslado de los restos de Alfonso XIII de Roma a Madrid coincidió con el día de emisión del Quijote y se suprimió toda la programación normal. Gracias a eso pudimos recuperar una ventaja de uno o dos episodios con respecto a la emisión. Aquello fue una locura que no se ha vuelto a repetir y no creo que se pueda hacer algo así de nuevo. Hay que estar locos para hacerlo.”


Una escena del proyecto de la segunda parte de los Viajes de Gulliver que no se llegó a realizar

Y tras ese éxito global (hasta Japón compró los derechos en 1979 cuando todavía no había finalizado la emisión de la primera temporada), se inicia la producción de “Los viajes de Gulliver”, estrenada en 1983. Premios, distribución internacional… todo hacía pensar en una segunda parte que incluso se llegó a promocionar pero finalmente se dejó de lado por otros proyectos.
En 1989 llegaría a la sobremesa de los domingos una nueva serie con el sello Cruz Delgado, “Los Trotamúsicos”, basada en la película “Los 4 músicos de Bremen” estrenada un año antes, primer Goya de animación de la historia. “Se puso mucho entusiasmo en los Trotamúsicos. Nunca se ha emitido tantas veces una serie como ésta. TVE la emitió 18 veces. Desgraciadamente después de eso empezó a descender el número de encargos, no sólo para nosotros sino también para otras productoras importantes como BRB (“David el Gnomo”, “La vuelta al mundo de Willy Fog”). Nosotros presentamos otro proyecto de un personaje mío, Mac Mapache con guiones de mi hijo y de Gustavo Alcalde pero el proyecto sigue en TVE. Se hicieron los story de 15 guiones, desarrollados los personajes, los fondos… Estaba previsto que se realizara a continuación de los Trotamúsicos pero hubo un cambio de dirección y hasta desapareció el departamento del que esto dependía.”

Todos los personajes de Cruz Delgado, desde Boxy el Canguro a los Trotamúsicos pasando, cómo no, por Quijote y Sancho
 
A lo largo de su longeva carrera, Delgado ha apostado por equipos estables, su estudio ha sido una escuela para muchos animadores y durante años colaboró con los mismos profesionales. Especialmente importantes para él fueron su guionista, Gustavo Alcalde, y el compositor Antonio Areta: “La compenetración que tuve con Alcalde fue más allá del trabajo. Amigos hasta que ha fallecido. Nos entendíamos perfectamente. Con Antonio Areta igual. Me lo habían recomendado para “El gato con botas” después de que él hubiera hecho la música de la familia Telerín. Entendió perfectamente lo que yo quería tras la primera conversación que tuvimos ante el story-board. Trabajé con él en todo excepto en los Trotamúsicos.” 

Delgado con su hijo y Jorge San Román, autores del libro "De Don Quijote a los Trotamúsicos" (Diábolo Ediciones) 





Se lamenta de que somos exportadores de talento “El reconocimiento del dibujo animado en España ha tardado bastante. Precisamente es gracias a la TV que los productores empezaron a interesarse” pero hoy en día los directivos prefieren comprar series extranjeras (en ocasiones dirigidas o realizadas por españoles) a producirlas aquí y crear de nuevo una industria. Delgado no se rinde y sigue muy activo: “Sigo dibujando pero no por obligación sino porque me gusta. Y estoy muy pendiente de todas las novedades. Incluso hoy en día me intereso por cualquier proyecto aunque me doy cuenta de que ya no puedo hacer las cosas que hacía hace 30 ó 40 años. Pero el que es goloso lo es hasta que muere.”







Simone Signoret, la primera jueza de la tele

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"Espero no hartar al público que cada sábado verá a la misma buena señora durante seis semanas". Así de humilde y tras una brillante carrera cinematográfica se presentaba ante su primer trabajo en una serie televisiva la genial Simone Signoret. Aunque ya había interpretado dos dramáticos de forma excepcional en los años sesenta, la televisión no le había interesado demasiado pero la llegada del guión de "Madame le juge" (que podríamos traducir como "La señora juez" aunque perderíamos algo por el camino) cambió su parecer. Élizabeth Massot es una abogada retirada que acaba de enviudar. Su marido fallece de forma accidental y Massot decide retornar a la vida legal pero esta vez como jueza de instrucción. "A lo largo de mi carrera he interpretado prostitutas, criadas y un montón de criaturas más. Por lo tanto no había ningún motivo para rechazar este personaje de juez en eterno equilibrio entre su vida personal y la profesional" le decía al corresponsal de la revista "TeleRadio" en París, Sergio Berrocal. En realidad, junto con la rotunda presencia de una actriz de carácter y mirada magnética como la Signoret, ése era el gran atractivo de la serie: además de sus asuntos en el juzgado, Massot tenía que resolver sus problemas personales que se iban desentrañando poco a poco.

Chabrol explica algunos pormenores del guión a la protagonista

Para esta ambiciosa producción se contrató a seis directores distintos, uno por capítulo, y todos con gran experiencia. Empezando por el genio de la comedia Édouard Molinaro (en un trabajo curioso dentro de su filmografía), continuando con el clásico Claude Barma (pionero de la TV francesa, adaptador de Shakespeare, realizador de "Los tres mosqueteros" con Belmondo y "Belphegor, el fantasma del Louvre"), la sensible y combativa Nadine Trintignant, el genial e imprescindible Claude Chabrol y para finalizar, Philippe Condroyer (un veterano del que destacamos una rareza en su producción: "Tintín y las naranjas azules", rodada en España). Decía Chabrol en pleno rodaje: "Signoret confrontará su vida privada, su vida de mujer, con la de juez de instrucción. Será la eterna lucha de la mujer para preservar su intimidad cuando se ejerce una profesión tan delicada". Algunas de las historias se basaban en hechos reales pero transformados convenientemente para que encajaran con las necesidades de la trama principal .

   La emisión comenzó el 11 de marzo  de 1978 por la cadena pública Antenne 2 y finalizó el 15 de abril. La presencia de Signoret en la televisión fue todo un acontecimiento... aunque demasiado fugaz.



Noticias Antena 3 con Olga Viza y José Antonio Gavira

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Fueron la pareja perfecta durante dos temporadas. Olga Viza y José Antonio Gavira desentumecieron las Noticias de las 15h en Antena 3 desde 1993 a 1995 con una complicidad que traspasaba la pantalla y que se aprovechaba de sus, en apariencia, muy distintas personalidades. Esa supuesta diferencia a la hora de comunicar la actualidad se convirtió en complementaria casi desde la primera jornada conjunta y consiguieron luchar en buena lid contra su principal competidor, la Primera, y venciendo a los compañeros de Telecinco. La serenidad natural de la Viza unida a la sobria formalidad de Gavira eran dos engranajes que encajaban perfectamente y que se distendían en la despedida para dejar a los espectadores con una sonrisa y cierta tranquilidad tras haber visto los desastres mundiales.


Olga Viza era ya una veterana de TVE cuando la cadena privada de San Sebastián de los Reyes la fichó en 1992, justo después del pelotazo de los JJ.OO. de Barcelona donde ella había brillado en las retransmisiones junto a Matías Prats. Aunque empezó el informativo de mediodía en solitario, apenas un año después los jefes decidieron ponerle compañía, la de un joven periodista con experiencia en los informativos de la televisión autonómica Canal Sur. A los pocos meses de aterrizar en Antena 3, Gavira declaraba a la revista TP sobre su partenaire: "Como ves nos llevamos muy bien. Pero he de confesar que me trae mártir, va como loca por los pasillos y no hay quien la siga. Es odiosa, madruga más que nadie y se va la última, es insoportable. En serio, estoy muy contento y lo que se puede destacar de ella, como directora, es que antes de tomar una decisión pregunta al resto de la gente qué opinamos. Eso sí, luego hace lo que le da la gana, como debe hace una buena directora, naturalmente".


A la audiencia de Noticias 1 le sorprendió la soltura de este jovencísimo desconocido para los que no vivían en Andalucía. Parecía que llevaba toda la vida contando lo que pasaba en el mundo con ese grave timbre. Cuando se supo que había sido el doblador de Son Goku para Canal Sur muchos se sorprendieron por su versatilidad. Estaba claro que sabía cómo utilizar ese don natural pero muy bien entrenado que era su voz. Sobre él Olga hablaba con el mismo tono jocoso para TP: "Es una molestia, tengo poco sitio en la mesa y en el despacho y lo del teléfono es lamentable... pero me trae el café por las mañanas y por eso le perdono. Ahora en serio, creo que José Antonio aporta al informativo seguridad (...) Cubre todos mis defectos".


La llegada de Gavira a este noticiario fue precipitada y apenas tuvo tiempo para adaptarse. "Es difícil incorporarse a un equipo que lleva un año trabajando pero tengo experiencia, ya que he estado en media docena de empresas y bueno, esto es un volver a empezar" confesaba en la entrevista mencionada. Viza apostillaba: "Y que conste que no le hemos ayudado nada. Es como una carrera de fondo a la que se incorpora un corredor cuando se lleva media carrera ya disputada. Lo que pasa es que ahora nos saca dos cuerpos". 
   En 1995 la pareja se deshizo porque Gavira se pasó al prime-time para presentar "Se busca", un programa de sucesos que era como una versión sensacionalista del "¿Quién sabe dónde?" de Paco Lobatón destinada a buscar a delincuentes con la ayuda de los ciudadanos. Aunque el periodista intentó dotar de cierta credibilidad al asunto con su apostura y seriedad la cosa no fue por buen camino. En la siguiente temporada fue sustituido por Tico Medina en una operación absurda que se saldó con un considerable bajón de audiencia y su cancelación definitiva. Gavira desapareció de Antena 3 y en los últimos años lo hemos visto en Castilla la Mancha TV. Además recientemente retomó su papel de Goku en las películas de Dragon Ball  Z "La batalla de los Dioses" (2014) y "La resurrección de Freezer" (2015). También se ha dedicado a la política como candidato de UPyD a la Junta de Castilla la Mancha en 2014.
   Olga Viza continuó en solitario en las Noticias de Antena 3 a la hora de comer hasta que en 1998, con la llegada de Buruaga, fue "degradada" a acompañar al jefe en la edición de las 21 pero sólo en la información deportiva aunque aquello duró poco y la temporada siguiente copresentaría en las mismas condiciones y en todos los contenidos. En 2001 vuelve al mediodía y nada menos que con su amigo Matías Prats. En 2003 y tras década como una de las caras de la información del canal, se despide de su audiencia en pleno ERE.

"El bosque encantado", J.M. Barrie en TVE. 1961

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¿Se imaginan que algo mágico les permite cambiar su vida, tener la oportunidad de ser aquello que habían soñado? Esta es la premisa de la obra "El bosque encantado" de James M. Barrie, autor de "Peter Pan" y del que el resto de sus obras parece que ha quedado totalmente oscurecido en la historia teatral. El 13 de octubre de 1961 TVE emitió una adaptación de este texto en su espacio "Gran Teatro", justo después del popular concurso "Ayer noticia, hoy dinero" y antes de la tercera edición del Telediario. La NBC ya había tenido gran éxito con sus versiones en directo (y en color) de la historia del niño que no quería crecer protagonizadas por la actriz Mary Martin pero nuestra tele no estaba en disposición de tal alarde de efectos especiales así que para representar a Barrie había que elegir algo más modesto... aunque con su punto de misterio e irrealidad.
   "En esta comedia hay dos climas: uno real y otro fantástico. Este no es arbitrario, no es una evasión de la realidad sino un ácido corrosivo de la realidad, o sea, un medio de resaltar lo que es más profundo que la realidad aparente; de manera tal que el bosque al que los personajes hacen una visita a en la noche de San Juan, no es otra cosa que un medio dramático del que el autor se vale para mostrarnos y mostrar a los personajes mismos su autenticidad. Cuando se enfrentan a sí mismos entran en una nueva etapa de su vida" aseguraba Juan Guerrero Zamora, adaptador, director y realizador de esta obra para televisión. El reparto lo formaban Carmen Bernardos, Pastor Serrador, Marta Santaolalla, Giove Campuzano, Elena María Tejeiro, Jesús Puente, Modesto Blanch, Luis Lasala y Tina Gascó. Como era norma en aquella época, se realizó en directo desde el Paseo de la Habana y sólo tenemos constancia de su existencia gracias a la hemeroteca.

La casa de las chivas

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En 1968 Jaime Salom consiguió estrenar su obra "La casa de las chivas" en Barcelona. Ambientada en plena Guerra Civil, esta historia sobre unos militares que requisan una casa de pueblo donde vive un padre con sus dos hijas consiguió un éxito inesperado que se prolongó durante más de mil representaciones con su equipo original y superó las siete mil en sus versiones en el resto del país. Ese ambiente opresivo en el que las dos mujeres son acosadas por los soldados y una de ellas llega a ofrecerse sexualmente como método de supervivencia, encajó perfectamente en el público de la España post-franquista que buscaba valentía y originalidad en las nuevas propuestas teatrales. Una década más tarde, en mayo de 1978, por fin pudo representarse en TVE dentro del espacio "Noche de Teatro.


Franciso Valladares fue el protagonista de esta adaptación de Mara Recatero dirigida y realizada por José Antonio Páramo. El galán la había estrenado en el Marquina en 1969 así que conocía muy bien el papel, de hecho todos pensaban que protagonizaría la versión fílmica del 72 dirigida por León Klimovsky pero el honor recayó en Simón Andreu. María José Alfonso, que también había participado en el estreno madrileño como la Trini, tampoco apareció en la película pero sí en el dramático televisivo. La única conexión entre cine y televisión estuvo en el personaje de "El Nene", encarnado, con 6 años de diferencia, por Pedro Mari Sánchez. 


Terele Pávez, Ismael Merlo, Daniel Dicenta, Manuel Torremocha, Enrique Navarro y Lorenzo Ramírez completaban el reparto de este programa que fue repuesto en agosto de 1980 dentro del espacio "Teatro Estudio" del programa "Encuentro con las Artes". Una vez al mes ofrecía un dramático que después era analizado por varios contertulios colaboradores habituales del programa cultural. En aquella ocasión se unió a la tertulia el propio Jaime Salom que intentó comentar su trabajo con cierto distanciamiento. "La casa de las chivas" sigue sorprendiendo por su descarnada naturalidad y esta versión para TVE es más que digna. 



Miguel de la Quadra-Salcedo, el reportero que amaba la aventura

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Tenía 84 años. Más de ocho décadas aprovechadas al máximo. Ha sido el exponente máximo del aventurero en el siglo XX. Tantas vicisitudes había vivido en su trayectoria que se la jugó en unas cuantas ocasiones y algunas de ellas quedaron impresas en el celuloide que se usaba para los reportajes de la tele de los 60 y 70. Por eso daba la impresión de que iba a durar para siempre, si había sobrevivido a tantas amenazas en sus periplos, por algo sería. Pero no, ayer emprendía su última ruta el reportero que marcó la línea a seguir, el hombre que alentó a jóvenes de medio mundo a emprender sus propias andanzas siguiendo a un pájaro con cola serpenteante. Miguel de la Quadra-Salcedo y Gayarre, madrileño de nacimiento pero navarro por orgullo, perito agrícola de carrera, atleta sin premio reconocido, periodista por azar, inspirador de actitudes... Miguel el bigotón, el que trataba a sus chicos de la Ruta Quetzal como si fueran soldados porque quería que vivieran la aventura tal y como lo habían hecho aquellos cuyos itinerarios seguían... Miguel el compañero cuyos cámaras adoraban hasta el punto de seguirle allá donde fuera necesario para contar las historias que muchos no querían que fueran contadas. Don Miguel. Punto. 


"Estuve seis años interno en un colegio de los jesuitas. Fue como una milicia donde aprendí la disciplina. Practicaba deporte como válvula de escape" le contaba al periodista Manuel Azcona en 1980 en una entrevista publicada en la revista "TeleRadio". Y aquel entrenamiento obligado hizo que, tras la fascinación que habían ejercido sobre él las lecturas de los grandes descubridores, viajara a Chile muy joven para, desde allí, partir a la isla de Pascua en un barco que sólo salía una vez al año. En ese paquebote cogió el tifus y al llegar a la isla le dieron la bienvenida con una pala con la que enterrar sus excrementos. Vivió en una casa de leprosos y la vuelta a Chile la realizó en un ballenero. Con estos comienzos, ¡a quién le extraña que desde entonces recorriera el mundo varias veces repitiendo los azares de aquellos exploradores a los que admiraba! Si no se había dado por vencido aquella vez, nunca lo haría. 


A Chile regresó varias veces, una de ellas para un reportaje sobre el golpe de estado de Pinochet en 1973. Consiguió permiso para grabar en el estadio donde hacinaban a los detenidos sin causa y no se arredró ante los militares que le apartaban mientras realizaba una entradilla. Aquella imagen, que hoy es icónica, en realidad no se emitió en su momento. "Chile, toque de queda" apareció por primera vez en la pantalla de TVE en 1990, muchos años después de que se cancelara el programa "A toda plana" para que el que se había grabado. Hasta cuando le censuraban creaba imágenes potentes que pugnaban por salir de sus latas para explicar la verdad al espectador. Y lo hacían. Años más tarde, ya en color, rodó en el Líbano otro reportaje que no se emitió en la tele que lo había producido, la nuestra, pero sí en Francia. De la Quadra consiguió varias exclusivas internacionales que después se pudieron ver en toda Europa. El navarro fue un ejemplo a seguir no sólo para los periodistas españoles sino para los colegas de otros países que admiraban (y envidiaban) su capacidad para estar en el momento adecuado en el lugar exacto para ser testigo de la noticia. 


Fue portada de la prensa en unas cuantas ocasiones, incluso de periódicos nacionales como el "ABC" cuando su aventura en Eritrea junto al cámara Juan Márquez casi termina en tragedia. El operador había sufrido una aparatosa caída desde un camello en plena noche que obligó a acabar la aventura, sin embargo el regreso no fue inmediato debido a las pésimas comunicaciones. 
   Cuando estuvo a punto de enrolarse en la carrera espacial para su programa "Mundo en acción", el secreto celosamente guardado no sólo por de la Quadra sino también por la NASA, salió a la luz y tuvo que explicar su propósito: "Al fin y al cabo, los astronautas son los grandes exploradores de nuestro tiempo. Y es algo que no nos podía pasar desapercibido (...) Hicimos los primeros contactos y la NASA respondió positivamente indicándonos que podíamos acudir al centro espacial y someternos a las pruebas como uno más con la ventaja de que, además, podíamos filmar todas esas pruebas"decía en 1977 a "TeleRadio". Finalmente él y su cámara Tacho de la Calle no fueron al espacio pero los espectadores pudieron ver por primera vez, y en primera persona, cómo se entrenaban estos modernos descubridores. Recientemente comentaba que ir a la Luna no le interesaba en absoluto porque no había nadie allí. Su propósito en los viajes era descubrir a las gentes. 

Si se le preguntaba qué le aportaba el contacto con otras civilizaciones respondía: "Valorar en las personas su autenticidad, respetar cualquier ideología, comprender la historia. Me ha dado equilibrio para ver el futuro". Y sobre su necesidad de viajar constantemente: "Cuando viajo no huyo de nada. Busco simplemente, sin intranquilidad, no con necesidad de encontrar. Voy planteando la ecuación de mi vida. Creo que la vida de cada uno se construye con el total de los sumandos de las experiencias. Pretendo no encasillarme en la tribu, conocer el mundo, otras mentalidades y así, hermanarnos para estar más cerca de la felicidad. Hoy a la juventud le falta espíritu de aventura, de riesgo. La juventud de hoy vive demasiado bien y muchos han olvidado los sabañones en invierno y las necesidades que pasábamos aquellos años en los que nos calentábamos las camas con botellas de agua hirviendo. Eso no se puede, no se debe olvidar" decía en la citada entrevista de 1980.
   Este espíritu de regreso a lo básico, a lo primitivo, lo contagió a sus compañeros de azares televisivos: Juan Verdugo, Tacho de la Calle (en la foto), Juan Márquez, Manuel Ovalle... y todos hablan con fascinación de él. No sólo por su pundonor profesional sino por ese entusiasmo contagioso. Era como un padre, decían. Un padre autoritario pero también bromista, muy bromista. 


Su trayectoria televisiva es brillante, abordó temas de actualidad, siguió con denuedo las rutas de los exploradores, primero en "Mundo en acción" en 1976-77 y, más tarde, en su famosísima "Ruta Quetzal" (de la que hemos hablado ampliamente aquí). En 1984 presentó junto a Isabel Tenaille "A la caza del tesoro" (también tratado en este blog), adaptación de un formato francés en el que fascinó a una nueva generación, la de los chavales que veían fascinados como aquel hombre de imposible bigote vivía peligros en directo (o eso parecía). Pero este oficio llegó a él de forma casual: "En 1964 regreso a España y mis esperanzas por seguir haciendo lo que me gustaba se agotaban. Había dos caminos: disponer de tiempo o de dinero. Yo no tenía lo segundo así que busqué una profesión que me permitiera viajar, fue el periodismo y la televisión. En ese año acababa de llegar del Amazonas con una película debajo del brazo que presenté en TVE para que la proyectaran. Pero no la admitieron (en ese reportaje se incluía la famosa escena con la boa constrictor). En esos momentos se recibía por télex la noticia del asesinato de las monjas en el Congo. Entonces yo era un poco autosuficiente. Funcionaba como periodista, realizador, cámara y montador. TVE no disponía de medios para enviar allí un equipo de reporteros así que me fui yo a cubrir la información". Aquella primera incursión televisiva casi le cuesta la vida. Fue detenido y condenado por filmar la barbarie que allí se vivía pero unos soldados cubanos amigos suyos lo liberaron. Esta sería una constante en su historia profesional, el peligro siempre lo acechaba. 


Los archivos de TVE guardan muchos tesoros y los programas de de la Quadra-Salcedo son auténticas gemas. El hecho de que se rodaran en formato cine ha permitido la conservación de la mayoría de ellos (las cintas se podían reutilizar pero el celuloide no). Durante décadas se creían perdidos muchos de esos reportajes exclusivas mundiales pero la reciente digitalización del Archivo los ha sacado a la luz. Lo verdaderamente increíble de los trabajos de Miguel no es que se jugara la vida ante la cámara (que también pero en eso no ha sido el único aunque probablemente sí el más arriesgado... y afortunado) sino que sus documentales siguen siendo rabiosamente modernos. Muchos son en blanco y negro, vale, la calidad de imagen a veces es deficiente y hasta hay marcas de celofán en la entrevista con Pinochet del 73, de acuerdo, pero su forma de contar la noticia es actual. Fue el primero en usar el sonido directo para programas como "A toda plana", "Datos para un informe" o "Los reporteros". Consiguió que le permitieran hacer las cosas a su manera, huyendo de la musiquita épica de fondo y la narración de locutores (muy profesional pero tremendamente artificial en contraste con las imágenes que había rodado). 


Más allá de su influencia en el periodismo, está su legado con la Ruta Quetzal. Lo que comenzó como un encargo del rey emérito para potenciar las relaciones con los países Hispano-Americanos se convirtió en su último gran proyecto. Más de 30 ediciones (con distintos nombres según el patrocinador) y unos 9.000 jóvenes que ayer lloraban su muerte como si fuera la de uno de esos profesores que nos marca de por vida. Aseguraba en 1980, tan sólo un año después de iniciar "Aventura 92" (el primer nombre de la Ruta): "Es un trabajo dirigido a los jóvenes para que rompan fronteras, para que se salgan de ese abigarramiento en el que hoy están inmersos. Intentamos equilibrar el fiel de la balanza, centrarla, que los jóvenes sientan inquietudes y luchen de alguna forma por alcanzar unas metas". El periodista M. Azcona le había preguntado si su trabajo era socialmente necesario, el del reporterismo, pero ya entonces de la Quadra tenía en mente a los jóvenes, siempre los tuvo y por eso ayer su muerte provocó dolor en los abuelos y padres que lo habían visto en los grandes acontecimientos de los últimos 50 años, y también en los treintañeros y veinteañeros que han soñado (o conseguido) hacer la Ruta Quetzal.
   Adiós don Miguel, adiós al último aventurero de verdad.  


Fernando Pieri, el sobrio locutor que puso voz a la rana Gustavo

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Foto cedida por @ArchivoRTVE
Si nombramos a Fernando Pieri sólo los más veteranos espectadores achinarán los ojos mientras intentan recordar de qué les suena ese nombre. "Pieri, Pieri... me suena pero no le pongo cara". Bien, para eso estamos aquí, le ponemos cara. Atentos a la foto superior. Tenemos a un hombre con cierta elegancia natural, que huye de la combinación habitual en televisión de traje y corbata para los hombres y luce un jersey de cuello vuelto y una chaqueta que posiblemente haría Moirè (ese efecto que hace que ante la cámara ciertos tejidos o estampados se muevan). Esboza una ligera sonrisa y percibimos en su mirada timidez. Fernando Pieri fue uno de los escasos representantes masculinos en el locutorio de continuidad desde finales de los 60 hasta que en los 80 desaparecieron de pantalla aunque su voz siguió sonando hasta principios de la década siguiente. Pero si por algo va a ser recordado Pieri es por haber prestado la voz a la rana Gustavo desde la llegada de los personajes de Jim Henson en TVE en 1974 y hasta la etapa de Espinete. 

Pero empecemos por el principio, Fernando nació el 10 de julio de 1936 en Madrid, tan sólo 7 días antes de que estallara la cruenta Guerra Civil. Comenzó estudios de Arquitectura pero enseguida los abandonó para dedicarse a la radio. Desde luego su timbre era atractivo pero el uso que le daba era impecable, por eso no es de extrañar que fuera fichado por la Voz de Madrid y que trabajara en "Cabalgata fin de semana" junto a Bobby Deglané. En 1965 ingresó en TVE y ahí comienza una nueva (y definitiva) etapa profesional. Su primer papel en la Casa fue como presentador del programa "Cine-Club", rol que repetiría una década más tarde. 


En esa misma época comenzó su trabajo como locutor de continuidad. Junto a Rosa María Mateo se encargaría de "La Segunda Cadena informa", siendo pioneros de este canal, conocido popularmente entonces como la UHF. Pieri tuvo dos constantes en su devenir televisivo: el cine y la música. En la radio ya había comandado un programa llamado "La nueva ola" que consiguió fama entre los más jóvenes pero en la tele se dedicaría más a la música clásica con espacios como "Canciones magistrales" o "Auditorium" aunque quizás sea más recordada su labor como introductor de los "Conciertos de Von Karajan". 


En el verano de 1976 le encargaron la difícil tarea de sustituir a la sorpresa de la temporada regular: "625 líneas", aquel avance de la programación dirigido y presentado por José Antonio Plaza y Paca Gabaldón (más tarde llegarían Mayra, Santiago Peláez, Juan Santamaría...) que supo aprovechar sus posibilidades a tope. El problema es que a Fernando no le dieron medios, de hecho su programa se producía en blanco y negro mientras que el de Plaza era en color, un claro indicativo de que aquello era casi un trámite.
   Aquel año tuvo otra oportunidad que casi parecía un regalo envenenado pero que le relacionaba de nuevo con el celuloide, el programa "El cine", unas presentaciones realizadas al alimón con Blanca Álvarez para introducir la película de los jueves por la noche. El proyecto comenzó de forma errática y la propia Álvarez reconocía que no sabían muy bien qué se esperaba de ellos. Poco a poco la cosa fue tomando forma y además de los comentarios sobre el elenco, el contexto histórico o el argumento reicibían la visita de los directores de los filmes seleccionados. Vamos, un claro precedente de "Cine de barrio". El problema es que esa misma temporada Manuel Martín Ferrand presentaba las pelis de los sábados con un mayor sentido del espectáculo (y más presupuesto) así que ambos espacios competían y no precisamente en igualdad de condiciones. 


Ya por entonces Pieri había comenzado su labor como doblador, primero para los redoblajes o doblajes de películas nunca estrenadas en España para su emisión televisiva y, posteriormente, para las compañías específicas que preparaban las películas para su estreno en salas comerciales. Generalmente era la voz de un locutor radiofónico, el narrador (por ejemplo en la escandalosa "Calígula") o personajes secundarios o incluso figurantes con frase pero para TVE tuvo el honor de ser la voz de un auténtico icono de la tele mundial, la rana Gustavo. Comenzó esta labor en 1974 con "Ábrete Sésamo", incluido en "Un globo, dos globos, tres globos", y posteriormente en la versión española protagonizada por Caponata y en la siguiente con Espinete. En definitiva, es LA VOZ de Kermit de referencia en nuestro país y, posiblemente, la más recordada por la audiencia. Para el Ente también prestó su voz a  caracteres clásicos de los dibujos animados como Bugs Bunny o Yogi pero en ocasiones puntuales, no de forma oficial. 
   Durante los 80 Fernando se dedicó casi en exclusiva a la continuidad. Sus compañeros le recuerdan como un hombre serio, sobrio, callado pero de carácter afable. Muchos tienen muy viva su imagen fumando con boquilla en una esquina del sufrido locutorio, esperando turno o pendiente de cualquier fallo en la emisión para salir al aire diciendo aquello de "Rogamos disculpen esta interrupción". Era curioso ver aquel hombre de gesto adusto y sonrisa esquiva apareciendo en pantalla contando las cosas con absoluta sobriedad y después reconocer su voz en el barrio de Espinete o en promos de películas como "Emmanuelle" defendiendo textos imposibles en segunda persona dirigidos a la propia protagonista: "Ay Emmanuelle, Emmanuelle", finalizaba aquel anuncio que hoy es una joya del género bizarro. 
   Fernando Pieri falleció sin que su desaparición fuera muy anunciada. Es uno de esos presentadores prácticamente olvidados pero que merecen un recuerdo cariñoso de los espectadores.

Así era una de los avances de programación con Fernando en 1987:

Y así escuchábamos a Gustavo durante más de 3 lustros: 
                       


David Hartman, de la ficción a la información matinal

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En 1977 una serie norteamericana alcanzaba el honor de ser portada en la revista "TeleRadio", "Lucas Tanner". Completamente olvidado en nuestro país hoy, este telefilm semanal comenzó de forma tímida pero al final de su temporada llegó hasta el número 2 del panel de aceptación (la medición de audiencias de la época). Durante sus casi 6 meses en antena había ascendido lentamente en la lista de los favoritos del público y a partir de noviembre oscilaba entre el 4º y 5º puesto. Su trama tenía algo de novedad: un ex jugador de béisbol reconvertido en profesor de instituto de un suburbio de Sant Louis se alzaba como referencia en su comunidad, no sólo como maestro poco convencional sino como consejero de alumnos, padres, compañeros y cualquier persona que se le pusiera por delante, vamos un listillo con moralina de esos que tan bien encajaba en aquella tele setentera en que "Con ocho basta" era el epítome de la felicidad familiar con permiso de la más pastelosa aún "La casa de la pradera". El caso es que si bien aquí fue un exitazo (sorprendente para los propios directivos de TVE), en su cadena original, la estadounidense NBC, perdió la batalla contra el orondo "Cannon" y fue cancelada a los 22 capítulos sin finalizar la temporada 1974-75. Los espectadores españoles (y seguramente también los programadores de la Casa a tenor de su inesperado triunfo) se quedaron con ganas de más pero no había posibilidad de renovación.


Y no sólo porque las cifras hicieran inviable su retorno dos años después sino también porque David Hartman ya estaba muy liado en aquel momento con otro proyecto que realmente sería el que cambiaría su vida. Apenas unas semanas después del final de "Lucas Tanner" en la NBC estaba presentando la nueva apuesta matinal de la cadena rival ABC, "Good Morning America" junto a Nancy Dussault. La NBC llevaba años siendo la primera en la audiencia matutina con su histórico "Today Show" (nacido en 1952) y la CBS y la ABC lo habían intentando todo desde entonces sin mucho acierto. En realidad "Good Morning America" (más adelante conocido por sus siglas "GMA") se había probado de forma experimental para sustituir a la gran apuesta de aquel año, "AM America" que fue otro fiasco. Con la inusual opción de un actor al frente y con propuestas informativas distintas a las de su competidor más fiero, este programa creció y creció hasta alzarse con el primer puesto en el codiciado mundo de la audiencia de primera hora (muy importante para los anunciantes). 


No era la primera vez que un actor presentaba un programa matinal, personajes del espectáculo tan conocidos como Betty White o Dick Van Dyke lo habían hecho en los 50 y 60 pero eran formatos totalmente distintos. "GMA" era un informativo al estilo del "Today" pero con más énfasis en las entrevistas y los temas de consumo. David Hartman, que había estrenado "Hello Dolly!" en Broadway, que había sido nominado a un Globo de Oro por su papel en la serie "The Bold Ones: The New Doctors" y aparecido como personaje recurrente en "El Virginiano", adquirió enorme popularidad y, sobre todo, prestigio por su nuevo papel en la televisión: el de anfitrión de un magazine informativo. 


Durante 12 años Hartman lideró las mañanas en EE.UU. y realizó unas 12.000 entrevistas, muchas de ellas a políticos y estadistas internacionales de primer nivel. Por supuesto, en aquel 1977 en que "Lucas Tanner" llegaba el 2º puesto del ranking de los programas más valorados en España, los televidentes patrios no podían imaginar que aquel actor que encarnaba a un amable profesor había dejado atrás su carrera artística para apostar por una nueva profesión aunque fuera en el mismo medio.
    Hartman sigue en activo a sus 81 años, presentando documentales con su profunda voz para la PBS (cadena publica norteamericana) y programas en una radio de música clásica. En los últimos 20 años sus proyectos para Discovery Channel y PBS han conseguido varios Emmy y él mismo consiguió uno personalmente en 1987, su último año en "GMA" por su reportaje "East Africa: Changing" aunque, posiblemente, su trabajo más recordado en este sentido sea el que grabó en la Rusia comunista durante 12 días. El año pasado regresó a su programa para celebrar el 40º aniversario y demostró que sigue en plena forma.

Un fragmento de la sentimentaloide "Lucas Tanner": 


Un programa de "Good Morning America" de 1978, cuando lo presentaba con Sandy Hill: 


Y así se despidió de su programa en 1987: 

"Concertino" con Torrebruno

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¿Serían capaces de reconocer cualquier canción moderna que interpretara una orquesta en directo? Moderna en 1963, claro, porque ese fue el año en el que TVE adaptó el popularísimo "Il Musichiere" de la RAI, un concurso en el que se ganaba por identificar temas musicales de actualidad. Cuando aquel verano el programa llegó a nuestra pantalla su presentador original, Mario Riva, había fallecido como consecuencia de un trágico accidente mientras preparaba un festival de ese mismo espacio. Quizás por eso, por respeto a su creador del que también se había hablado mucho en la prensa española porque a veces su emisión se captaba en la zona de Levante gracias a los caprichos de las ondas hertzianas, TVE insistió en que "si bien nada tiene que ver con "Il Musichiere" en cuanto a desarrollo y forma de presentación, sí es similar en contenido y propósitos". Y para conducirlo se escogió a un italiano (¿casualidad?), Torrebruno. Este cantante y showman había debutado como presentador en el buque insignia de la Casa, "Gran Parada", y en la siguiente temporada había sido el anfitrión de "Buenas tardes con música" los domingos por la tarde. 


"El Concertino" se inició el miércoles 31 de julio a las 22.30 h. Aquel título también sonaba muy italiano así que ese intento de los directivos por despegarse del formato original no parecía muy intenso. Pero Concertino no era sólo el nombre del espacio sino también de su mascota, un niño rubito vestido de marinero, con gesto triste y trompeta en mano. El muñeco se hizo casi más famoso que el propio programa y fue un claro antecedente de otras mascotas televisivas porque, además, los concursantes se llevaban uno de regalo sólo por acudir al Paseo de la Habana y, atención, ¡otro para el alcalde de su pueblo!


Y es que una de las novedades de este programa era su afán de abrirse a todo el país. Si hasta entonces a casi todos los concursos acudían personas de Madrid, Barcelona o alrededores (los dos centros de producción que existían por entonces), esta vez la tele buscaba gente de todas las provincias y para ello repartió tarjetas del concurso por los estancos y prometía correr con los gastos de desplazamiento hasta la capital. 
   Cada miércoles participaban cuatro personas y además dos famosos lo hacían con fines benéficos. Para la primera emisión estaban anunciados Rocío Dúrcal y Joselito pero no he podido confirmar que finalmente fueran los padrinos del show. Lo cierto es que el programa sí consiguió lo pretendido: divertir a los espectadores con las pruebas de rapidez de reflejos y de conocimiento musical a tenor de las críticas y cartas de los espectadores publicadas durante la temporada en la revista "TeleRadio. 
   A Torrebruno se le afeó lo de siempre: que su español era deficiente pero conseguía suplir esa carencia con simpatía y mucho morro. Para ayudarle en su cometido estaba la actriz y presentadora Marta Padován a la que pronto se le acompañó de otra actriz que respondía al nombre de Nieves y que después hizo carrera en el cine italiano. 
   El ganador absoluto de este concurso fue un joven que años más tarde alcanzaría prestigio como escritor e intelectual... pero que no descubriremos ahora, permitidme un poco de suspense. Muy pronto descubriré de quién se trata. 

Un fragmento de "Il Musichiere", de la versión española no puedo ofrecer nada porque no existen grabaciones:

Un intelectual en un concurso musical

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Ingeniero industrial, economista, beca Fullbright para doctorarse en Urbanismo en Berkeley. Profesor de todas estas disciplinas en facultades catalanas. Candidato por ERC en las elecciones del 82. Intelectual colaborador en prensa, radio y televisión muy presente entre los 80 y 90 en la tele. Autor de una treintena de libros de distintos géneros. Ex director de la Biblioteca Nacional. Con este currículum (entre el que he obviado una acusación por plagio para centrarme sólo en lo bueno) y la foto superior deberíamos reconocer a este joven de 24 años pero si digo que esa instantánea de febrero de 1964 pertenece a un concurso de TVE presentado por Torrebruno, puede sorprender. ¿Qué hacía un futuro ingeniero-economista-escritor-intelectual participando en un divertimento de la primigenia tele patria? 

Descubramos el misterio: Luis Racionero es el personaje misterioso. Quizás hoy su nombre suene poco o nada a las nuevas generaciones pero para los que superen los 35 será una cara familiar y le recordarán por sus continuas visitas a platós televisivos como invitado en tertulias y debates más o menos serios. Los más aficionados al couché también lo situarán en su memoria como ex pareja de Elena Ochoa (hoy Lady Foster y editora de carísimas publicaciones de arte pero popularísima a finales de los 80 gracias a "Hablemos de sexo") o María Vidaurreta. Pues bien, el señor Racionero, que tan pronto era capaz de disertar sobre literatura como discutir sobre arte, filosofía o ética, fue el primer ganador absoluto del concurso "Concertino" presentado por Torrebruno. Como hemos hablado recientemente de él sólo voy a recordar que el objetivo era reconocer distintas canciones de actualidad en el menor tiempo posible. El caso es que se ve que Don Luis también era un gran aficionado a la música "moderna" porque consiguió llegar al final del espacio y llevarse las 85.000 pesetas (510,8 eurazos de hace más de medio siglo) acumulados durante semanas en la caja fuerte, a los que sumó otras 5.000 del ala que había conseguido en una fase previa. El tema con el que consiguió el triunfo definitivo fue "The High and the Mighty" y como tenía su propia versión en español ("Débiles y poderosos"), el concursante le preguntó a Torrebruno una vez identificada la melodía "¿Cómo se lo digo? ¿en inglés o en castellano?". Pelín sobrado quizás. Según la crónica de la revista "TeleRadio": "Torrebruno se quedó de piedra. No supo reaccionar a tiempo. Se armó un poco de barullo pero quedó tremendamente demostrado que el concursante sabía la respuesta". Antes de que finalizara la primera (y única) temporada de "Concertino", el título de "ganador absoluto" le sería arrebatado por una participante pero Luis Racionero sería el primero aunque nadie le recuerde por ello. Es más, ¿se acordará él? O mejor aún: ¿querrá que se lo mencionen?

Especial Elecciones 1979

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El 1 de marzo de 1979 se celebraban las segundas elecciones generales en nuestro país, en pleno proceso de democratización tras la dictadura franquista que impidió cualquier expresión política durante cuatro décadas. Dos años antes, la UCD de Adolfo Suárez conseguía la mayoría absoluta y en esta ocasión volvería a ganar pero con mayoría simple, seguido cada vez más de cerca por el PSOE de Felipe González. Estos comicios repetirían, casi al dedillo, los resultados de los anteriores aunque con una ligera subida de todos los partidos excepto la Coalición Democrática de Fraga. Hasta la extrema derecha representada por Blas Piñar conseguía un escaño por primera (y esperemos que última) vez en nuestra historia. TVE, ya muy politizada por entonces, se volcó con este evento y, con la ventaja de la experiencia del 15J de 1977, supo qué debía hacer y cómo incluso desde las semanas previas con la presencia constante de los líderes de los partidos en programas de entrevistas y debates.

Teniendo en cuenta que la noche iba a ser muy larga (lejos quedaban todavía esos sistemas de recuento que permiten que antes de la medianoche tengamos resultados con el 100% de los votos escrutados) se organizó un dispositivo amplísimo que incluía a la práctica totalidad de la redacción de informativos, para explicar qué pasaba desde los distintos puntos que se habían confirmado como estratégicos en este día clave para la instauración definitiva (y normalizadora) de la democracia.
   En Prado del Rey, tres equipos comandados por Joaquín Arozamena, Luis Ignacio Seco y Joaquín Castro divididos en otros tantos turnos. Tres parejas de locutores pusieron cara y voz a la noticia. La primera estaba formada por la musa de la democracia televisiva Rosa María Mateo y José Miguel Flores.

La segunda por Emeterio Zurro, más conocido posteriormente como Tello, (en la foto) e Isabel Tenaille, la unión de la sobriedad del veterano locutor con una de las voces más bellas de la historia de nuestra tele y la frescura de una joven comunicadora que había triunfado con el magazine "Gente". Combinación que intentaría repetirse con la tercera pareja, Ángel de la Fuente y Adela Cantalapiedra (en la foto inferior). En este caso ese contraste no era tan fuerte porque Adela no destacaba por la naturalidad, era una eficaz locutora sin la impronta popular de la Mateo o la Tenaille. Nada menos que 25 equipos de filmación, todo un alarde para la época) se repartieron por Madrid para cubrir los 18 distritos electorales. En aquellos momentos, y hasta bien entrados los 80, las noticias se filmaban en formato cine y se enviaban las latas cada 20 minutos aproximadamente a varios puntos de enlace para que fueran recogidos por los mensajeros del Ente.

Curiosa fue la elección de esos lugares: Casa Ciriaco, el Bar Prieto y unos cuantos kioskos.
   Dos unidades móviles y cuatro de cámaras autónomas sirvieron para mostrar en directo imágenes de las votaciones a las que se añadieron las proporcionadas por los centros territoriales a través de un programa regional simultáneo que se alargó desde las 16 hasta las 19.30 h.
   He dejado para el final el centro real de la información aquella jornada, el Palacio de Congresos y Exposiciones donde se habían acreditado 4.000 periodistas de distintos países. Mauro Muñiz estuvo al frente de dos equipos de periodistas complementados por unos 120 técnicos, 13 cámaras de cine y 12 productores comandados por Juan Jesús Buhígas que, a la sazón, fue uno de los responsables generales de la retransmisión desde su cargo de director adjunto para la producción y gerencia de los Servicios Informativos. Desde allí los locutores Florencio Solchaga y Manuel Almendros iban dando paso a los comentaristas Alberto Delgado y Santiago López Castillo y a los entrevistadores Celso Vázquez, Heras Lobato y Pedro V. García. Además, TVE proporcionó enlaces unilaterales a los corresponsales de 14 televisiones europeas y americanas desde el Estudio 4 de Prado del Rey con Carmelo Barrera al frente de la realización.
   La Casa quedó satisfecha con el trabajo y las críticas de la prensa al día siguiente también se enorgullecieron del pulso demostrado por una tele que era casi novata en estas lides. Las encuestas del panel de aceptación de la audiencia no incluían este programa especial así que los espectadores eligieron como sus favoritos aquella semana el capítulo 7 de la serie "Raíces" (incluida en el contenedor "Grandes Relatos", "El hombre y la tierra" ("El coto de Doñana"), "Mundo Submarino" ("Los tiburones durmientes del Yucatán"), "Estudio 1" ("Nosotros, ellas y el duende") y "Los Roper" ("Mi marido en casa de los vecinos").

¡Eso es todo, amigos! Los cortos de la Warner en TV

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Desde que en 1963 Bugs Bunny apareciera por primera vez en nuestra pantalla se convirtió en una estrella rutilante en la programación de una TVE todavía balbuceante que alternaba "telefilmes" extranjeros de probado éxito en todo el mundo (Perry Mason, Alfred Hitchcok presenta...) con series de producción propia valientes (como las de Adolfo Marsillach) pero muy pobres en medios. A pesar de que su horario, las 16 h., no ayudaba demasiado y además lo alejaba del público adulto al que se dirigían los double entendre tan característicos de estos cortos, el "Conejo de la Suerte" (tal y como se denominaba entonces) fue un éxito tal que sirvió de avanzadilla para el resto del elenco de la productora Warner. Porky llegó enseguida para acompañarle y a lo largo de los años, mejor dicho: de las décadas, las Merrie Melodies, las Looney Tunes o los Shows independientes del Pato Lucas, el Correcaminos, Silvestre y Piolín, el gallo Claudio y tantos otros alegraron las mañanas y tardes de niños y no tan niños. Pero en realidad, todos estos personajes no nacieron para televisión y, por si alguno no lo sabe, llegaron a ella casi como producto de saldo. Todo esto nos lo cuentan Cruz Delgado y Alfons Moliné en su libro "¡Eso es todo, amigos!" editado por Diábolo. Alfons, que es quien se ha encargado de investigar profundamente la carrera televisiva de esta recua de animales antropomorfos con tendencia a la esquizofrenia, nos descubre cómo Bugs y sus amigos se convirtieron en estrellas televisivas mundiales.


La TV fue fundamental para difundir los cortos clásicos de la Warner, les dio una segunda vida cuando los propios directivos de la compañía ya no creían que ese negocio tuviera más rentabilidad...
En efecto, ya desde los años 50 la Warner y otras “majors” empezaban a plantearse el abandonar la producción de cortos para cine porque eran un producto cada vez menos rentable y la televisión constituyó, en cierto modo, su “tabla de salvación”; incluso, mientras los cartoons más añejos se emitían por televisión, el estudio de animación de la Warner seguía sacando cortos nuevos para su estreno inicial en la gran pantalla y su posterior reciclaje en la pequeña. A pesar de ello, el estudio cerró sus puertas en 1963, aunque poco después reanudara la producción de cortos, encargándola a equipos externos, hasta clausurar definitivamente dicha producción en 1969.


En nuestro país fue TVE la que estrenó esos cortos porque no se habían proyectado en los cines con la asiduidad que en otros países, ¿no es así?
En España, los “cartoons” de la Warner fueron escasamente proyectados en cines, contrariamente a los de otros estudios como Disney (Mickey, Donald y cía.), Fleischer (Popeye, Betty Boop), Metro-Goldwyn-Mayer (Tom y Jerry), Walter Lantz (El Pájaro Loco), etc. Algunos cortos de Bugs Bunny sí fueron distribuidos en salas con el título de “El conejo atómico” o “El conejo loco”. También estaban los tebeos -por entonces aún no se decían cómics- que ofrecían la versión en historietas de los personajes warnerianos “El conejo de la suerte” y “Porky y sus amigos”, publicados por la mejicana Editorial Novaro, que nos llegaban de importación a España. Pero efectivamente, fue a partir de 1963, cuando TVE estrenó el Show de Bugs Bunny, cuando los “cartoons” de la Warner se hicieron realmente populares entre el público español, . Fue desde entonces cuando el merchandising con sus personajes cobró importancia en nuestro de país. Una muestra de esta popularidad de los “dibus” warnerianos en nuestra “piel de toro” durante la década de los 60 la tenemos en un episodio de la mítica serie “Historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador, titulado “El trasplante” y emitido originalmente en 1968, en el que se canta el tema de apertura del Show de Bugs Bunny, “La función va a empezar” pero con la letra cambiada. 


TVE comenzó con "El Show de Bugs Bunny" en 1963, en pleno período de expansión. Aunque su emisión original en la ABC fue en prime-time aquí se hizo en horario infantil. Ahí comenzó una larga carrera de los cortos de la Warner en nuestra tele…
Es cierto que los dibujos de la Warner tuvieron una presencia masiva en TVE durante varias décadas: hay que tener en cuenta que, además de emitirse los programas-contenedores de media hora compuestos de tres cortos cada uno (los shows de Bugs Bunny, Porky y el Correcaminos y posteriormente el “Merrie Melodies Show” compuesto básicamente por los cortos de la etapa de declive del estudio, es decir los años sesenta) también se emitían sueltos los cartoons de 7 minutos como relleno en la programación infantil. 


Durante los 60-70 los cortos de la Warner tuvieron hueco fijo en la parrilla, a veces como shows independientes, otras formando parte de contenedores como "Un globo, dos globos, tres globos". Era un producto de lujo en una tele más bien pacata y muy censurada…
Esto se puede extender a otras series de dibujos animados ampliamente emitidas sobre la misma época, como las de la productora Hanna-Barbera, y a la mayoría de telefilmes norteamericanos también difundidos contemporáneamente: fueron unos productos sofisticados en una España mediocre y en blanco y negro -como la televisión de entonces, vaya- que aportaron su grano de arena -junto con otros medios que, en esos años, también experimentaban notables cambios a nivel estético y de contenido: cine, música, literatura, cómic…- a que el país empezara a modernizarse y a abrirse al mundo. Claro que aunque los dibujos animados warnerianos fueran considerados como un “producto de lujo”, los programadores de Televisión Española no siempre lo pensaron así.


En los 80 los cortos de la Warner sirvieron para rellenar huecos en la programación de forma indiscriminada e incluso se emitieron algunos de los cortos en B/N de Porky pero eso también contribuyó a una difusión aún mayor. Teniendo en cuenta que en los 90 comienza "La hora Warner" podríamos decir que varias generaciones asumieron que Bugs y Cía. eran un producto netamente televisivo…
Nada más cierto, es un poco lamentable el afirmarlo, pero a pesar de esta presencia masiva de los cartoons warnerianos en nuestra televisión, prácticamente siempre han sido presentados como un producto infantil. En efecto, estos cortos eran a menudo emitidos “a traición”, esto es, como relleno para tapar un hueco en la programación infantil o después de la emisión de una película, como si fueran vulgares videoclips, dificultando su visionado para los que valorábamos el dibujo animado como algo digno de ser tomado “en serio”. O sea que, en el momento menos esperado, a media tarde e inmediatamente después de la emisión de un programa preescolar tipo “Barrio Sésamo”, ¡te podías encontrar, sin anunciarse previamente en la programación, con una “joyita” de 7 minutos firmada por un genio como Chuck Jones o Bob Clampett! Sencillamente vergonzante.


   No ocurre lo mismo en Francia y otros países donde la animación es más valorada como un medio artístico, y donde no infrecuentemente los cortos Warner han sido presentados en espacios de emisión nocturna destinados al espectador adulto y cinéfilo; no es de extrañar que Tex Avery, uno de los directores clave del estudio Warner, sea considerado desde hace décadas como una figura de culto entre nuestros vecinos galos, al mismo nivel que un Alfred Hitchcock o un Orson Welles. Y, en efecto, cada vez el público olvida más que estos cortos -al igual que los de Disney y otros grandes estudios de la edad de oro del “cartoon”- fueron inicialmente concebidos para su proyección en las salas de cine, destinados a un público masivo que incluía todas las edades, incluyendo a los adultos. Por poner sólo un comentario, cuando se estrenó el largometraje “Space Jam” (1996) en nuestros cines, recuerdo haber leído frases publicitarias o comentarios del tipo de “¡Los Looney Tunes, las famosas estrellas de la televisión, ahora en cine!”, ignorando que fue el cine el medio en que nacieron. Sin comentarios.


En cuanto a su emisión en EE.UU. fue un éxito continuado entre otras cosas porque el nivel de producción con el que se habían realizado era mucho mayor que los dibujos realizados exclusivamente para televisión...
Puede asegurarse que la emisión continua de estos “cartoons” en EE.UU. se debe, en efecto, a la alta calidad de los mismos y la aparentemente perenne popularidad de sus protagonistas, hasta el punto de que durante muchas décadas fueron reemitidos una y otra vez en televisión aunque tuvieran más de 20, 30 ó 40 años de antigüedad: el público no parecía cansarse de ellos. Sólo fue a partir de principios de los 90 cuando Warner empezó a lanzar nuevas series especialmente para TV con los personajes clásicos, o basadas abiertamente en los mismos: Tiny Toons, Taz-mania, Animaniacs, Los casos de Silvestre y Piolín… una tendencia que ha ido explotando hasta la actualidad. Pese a que estos “revivals” de los Looney Tunes originales no tengan el nivel de calidad y humor de estos últimos, demuestran que Bugs Bunny y su pandilla son unas creaciones absolutamente perennes; en resumen, que la frase “los héroes están cansados” no puede aplicarse en absoluto a los “dibus” warnerianos, mientras hayan artistas de talento dispuestos a seguir dándoles vida y a embarcarlos hacia nuevas aventuras.

Palabra de Chicho

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Es EL GENIO de nuestra televisión. Con esa definición no necesito decir a quién me refiero y si encima tenéis la foto de arriba, ¡qué más queréis, vaguetes! Chicho Ibáñez Serrador es el creador que revolucionó TVE con su llegada desde Argentina a principios de los 60 y su impronta se marcó a fuego durante casi cuatro décadas. Desde que se inició en el contenedor experimental "Estudio 3" hasta que coordinó "Películas para no dormir" en Telecinco, Chicho ha sido (y es) una referencia. "Historias para no dormir", "Historia de la frivolidad", "Un, dos, tres... responda otra vez", "Hablemos de sexo", "Waku, Waku", "El semáforo"... son sus grandes éxitos en televisión y constituyen un testamento en vida que debe ser revisado no sólo por los nostálgicos sino por los estudiantes audiovisuales.


Pero además de su carrera en televisión en Sudamérica y España, Don Narciso dirigió dos magníficas películas, "La Residencia" y "¿Quién puede matar a un niño?", de culto en muchos países de Europa. Y no podemos olvidar su primer amor, el teatro, al que llegó por herencia, sus cuatro abuelos y sus padres (Pepita Serrador y Narciso Ibáñez Menta, magníficos actores) trabajaban en las tablas y él fue un guionista precoz. Bajo el pseudónimo de Luis Peñafiel escribió para teatro, cine, radio y televisión y su obra ha sido editada a lo largo de los años. 
   ¿Por qué hablamos una vez más de Chicho en este blog? En realidad razones nunca faltan pero es que hoy es su cumpleaños. Si fuera norteamericano celebrarían no sólo su Independencia sino también el nacimiento de este "auteur" televisivo. 
   En 2004 tuve la ocasión de entrevistarle en Santiago de Compostela para Localia. No era su mejor momento, habían cancelado por sorpresa y a traición "Un, dos, tres... a leer esta vez", había fallecido su padre y se estaba recuperando de un problema de salud pero aún así tenía la misma imponente presencia que demostraba en cada una de sus apariciones. Nos dejó unos cuantos titulares, siempre lo hace, consciente de lo que debe ser una entrevista. Mayra es su presentadora favorita del "Un, dos, tres" y nos contó por qué tomó la decisión de sustituirla en el 91. También confesó por qué no hizo más películas y cuál fue el error cometido en su último programa. Merece la pena escucharle, SIEMPRE.

La primera vez de TVE en San Fermín

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Hay ciertas tradiciones patrias que de tanto aparecer en la tele se han convertido también en liturgia televisiva y parece que llevan siendo parte de la programación desde el principio. Los Sanfermines son todo un clásico de TVE e incluso hubo un tiempo en que Cuatro quiso competir con la pública buscando las mejores ubicaciones y modernizando el lenguaje con el que se presentaba ante el espectador este evento que enamoró a Hemingway. Aparte de gustos personales (los míos están muy alejados de este tipo de acontecimientos), lo cierto es que el encierro de San Fermín en Pamplona parece ofrecer un gran atractivo para la audiencia y la Casa se esfuerza por mostrar cada detalle de esos dos minutos de carrera absurda tras los toros con multitud de cámaras y probando nuevas técnicas, la más reciente: el dron. Pero esto no sucede desde el comienzo de las emisiones regulares de la televisión en nuestro país, ni mucho menos. Tuvieron que pasar nada menos que siete años hasta que los técnicos se atrevieron a emprender tamaña odisea. 


Fue en 1962 cuando desde el Paseo de la Habana de Madrid se envió la Unidad Móvil nº 2 a Pamplona para retransmitir los Sanfermines... o al menos intentarlo. Nadie se atrevía a asegurar que aquello pudiera salir bien porque suponía un esfuerzo técnico difícil de llevar a cabo. Un tenderete se instaló en las inmediaciones de la Plaza del Castillo para albergar las cámaras que captarían la llegada de los mozos desde la calle de la Estafeta perseguidos por los astados. Para que esas imágenes fueran recibidas por los espectadores de toda España (bueno, de parte de ella porque no todo el territorio recibía la señal todavía) se instalaron varios grupos de enlaces en un tiempo récord. El transmisor ubicado en la plaza enlazaba con el receptor-transmisor del fuerte de San Cristóbal (a 7 km. de Pamplona), ese con el de Mendaur (a 70km.), aquel con el de Jaizquíbel y finalmente se enlazaba con el puesto fijo de Sollube (Bilbao). Esos equipos de transmisión fueron transportados a Mendaur (1.130 m. de altura) en carros tirados por bueyes.


Dos cámaras más, una de ellas con cuatro objetivos, esperaban en la plaza de toros para captar la llegada de los animales y los recortadores y, ya por la tarde, la "fiesta del toro". Manuel Lozano Sevilla se encargó de narrarlo todo. Este crítico taurino de RNE fue el primer cronista especializado en "la fiesta nacional" de nuestra tele (antes incluso que Matías Prats) y se mostraba entusiasmado con las posibilidades que ofrecía el nuevo medio. El hecho de que una corrida pudiera ser vista al mismo tiempo por 2 millones de personas y que las cámaras captaran en primer plano el rostro del torero le fascinaba. 
   Aquel 1962, por primera vez TVE acercó los Sanfermines a todo el país y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Otra cosa es si debe pero ese es otro debate. 
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