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¿Qué ponen hoy? Jueves y Viernes Santos de 1964

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En 1964 la tele ya era un medio popular, muchas familias de clase media estaban pagando su televisor en incómodos plazos y triunfaban los programas espectáculo como "Gran Parada" (desde Madrid) y "Amigos del lunes" (desde Barcelona), Jesús Álvarez y David Cubedo eran las estrellas de los Telediarios y "Escala en HI-FI" el espacio de los jóvenes. Sin embargo, del 23 al 29 de marzo la programación se volvería más sacra, más puritana, más sobria... era Semana Santa y hasta la portada de la revista "TeleRadio" (órgano oficial de RTVE) mostraba motivos religiosos.

Un jueves normal de aquella temporada la programación nocturna comenzaría con la célebre serie "Perry Mason" a las 20.30h, seguida del Telediario y después del espacio teatral "Primera Fila" con la representación en estudio de obras de gran calidad y con repartos de lujo, sin embargo, el Jueves Santo estaría trufado de programas o mini-espacios religiosos, desde la charla del Padre Bellido a las 15.40h (nada mejor para la sobremesa) hasta el documental "El camino de la Cruz" para redondear la tarde. La programación nocturna no se planteaba mucho más entretenida, comenzaba con el concierto "Misa Ducal" de Cristobal Halffter, más música sacra después del Telediario, la obra "La muerte del hombre" (con reparto estelar, eso sí) y la retransmisión de la Procesión correspondiente desde Córdoba, ciudad desde la que se emitirían todos los oficios religiosos aquellos días, bastante lío suponía en aquellos momentos montar la infraestructura necesaria como para ir moviéndose...

Si cualquier viernes de 1964 los niños podían disfrutar de la serie "El llanero solitario" a las 20h, en Semana Santa tenían que tragarse "Los misterios del Rosario" y la procesión de turno desde Córdoba. Y si durante el resto del mes podían ver un telefilme de estreno, el Telediario y "Estudio 3" con obras de teatro populares, el día 27 se emitió un auto sacramental de Calderón de la Barca y "La Pasión, según San Marcos". Hoy es al revés, programación familiar con pelis infantiles como estrellas de la parrilla, los niños dominarán el mundo, ya lo veréis.

"Esta mañana" con Pepa Bueno

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Apenas han pasado seis años y el panorama televisivo ha cambiado mucho. En septiembre de 2009 Pepa Bueno presentaba con éxito "Los desayunos de TVE" (sí, antes de Ana Pastor y María Casado, ¿hace sólo seis años?) e iniciaba una aventura que ya desde el comienzo no parecía tener mucho futuro: hacer doblete matinal. La periodista curtida en mil batallas en la pública (desde presentar el combinado sucesos-corazón "Gente" a moderar debates de las elecciones europeas) seguiría dirigiendo su programa de entrevistas políticas y, tras "Saber vivir" con Torreiglesias, se encargaría del magazine matinal de la Uno, "Esta mañana" se llamaba el invento que, por supuesto, prometía información y entretenimiento con un aire distinto y contactando con todos los puntos de actualidad. Se prometía llevar al pequeño plató a los protagonistas del día, hacer un "periodismo social y ameno" y "no buscar el suceso" ni hablar del corazón, quizás para evitar asociar a una presentadora , adscrita en aquel momento a los informativos, con un programa que ya había dejado atrás basado en unos géneros en los que ya no se encontraba cómoda en esta nueva etapa de su carrera.

Para acompañarla en el estudio se eligió a Javier Gallego a quien el director de programación y contenidos definía en la rueda de prensa de presentación como alguien "a quien no conocéis pero seguro que os encantará" sin tener en cuenta a sus seguidores en M80. Gallego sería el encargado de poner ironía a la información. Unas temporadas más tarde brillaría en el mediodía de Radio 3 con su "Carne cruda" hasta que fue "apartado". Ahora ha vuelto a coincidir con Bueno en la SER llevando su carnicería al "Hoy por hoy".

En la semana del debut en la parrilla la gran sorpresa de "Esta mañana" fue el actor Antonio Banderas en una entrevista distinta pero no exclusiva. El malagueño estaba de promoción y pudimos verlo en más shows televisivos. Además de charlas (más o menos punzantes) con gente de distintos ámbitos, se organizaban debates, ofrecían reportajes y conexiones en directo.
   De todo lo que prometía el programa se cumplió poco y de mala manera. A Bueno se le notaba el esfuerzo supremo por hacer de aquel "quiero y no puedo" algo digno. Al espectador le quedaba la impresión de que alguien le había prometido mucho más de lo que finalmente se pudo hacer. Cuando a los tres meses se despidió de este espacio trascendieron los desencuentros con la responsable de magazines de la cadena, Luz Aldama. Mientras Bueno quería barrer para casa y que se contara con medios y personal de los Servicios Informativos, Aldama quería que todo se organizara desde su área. Inmaculada Galván tomó el relevo y la mañana volvió a Prado del Rey. Ninguna de sus etapas consiguió grandes audiencias pero al menos la de Pepa Bueno pretendió ser diferencial en su franja... sin conseguirlo.

Padre e hijo en "La saga de los Rius"

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¿Reconocéis tras esta tímida sonrisa a uno de los malos de James Bond? ¿No? Quizás si os digo que es actor pero también guionista, productor y director caigáis en la cuenta... ¿Tampoco? Es hijo y hermano de actores y una de sus películas revitalizó el cine español a finales de los 90... Si todas estas pistas no os han ayudado a averiguar quién es este niño es que estáis un poco espesos porque nos ha demostrado su versatilidad en los últimos 30 años en cine, teatro y televisión. Este chaval de 12 años que en 1976 estudiaba 5º de EGB y presumía de ser un buen alumno en matemáticas es Fernando Guillén Cuervo. ¿Sorprendidos?

En marzo de aquel año la prensa hablaba del debut televisivo del hijo de Fernando Guillén y Gemma Cuervo en la serie que prometía ser la estrella de la programación en la siguiente temporada, "La saga de los Rius". Basada en dos novelas de José Agustí, esta adaptación dirigida por Pedro Amalio López fue la primera serie de TVE realizada en color y una de las de mayor presupuesto de su época.
   Fernandito (como le apodaron en diversas revistas) se enfrentaba por primera vez a una cámara para interpretar el mismo papel que su padre pero en su etapa infantil. A Fernando Sr. le hacía especial ilusión este doblete familiar para el mismo rol y parece ser que fue idea suya que su propio hijo debutara de esta manera tan curiosa.

Según las palabras que pronunció entonces Guillén Cuervo no tenía ninguna intención de dedicarse a esto en el futuro. Pasarían diez años hasta que volviera a aparecer en una serie, "Segunda enseñanza" donde, por cierto, intervino la práctica totalidad de la generación de actores jóvenes de la época, algunos tan famosos hoy como Javier Bardem... otro malo de Bond.
   Ahora que sabéis que este muchacho es Fernando, no me negaréis que tenía un gran parecido con su hermana Cayetana. Ah, y para los que se quedaron con dudas: la peli en la que hace de malo en la saga del agente secreto británico es "Quantum of Solace" y la que protagonizó y co-escribió el guión que fue un petardazo revolucionario en el cine español en 1997 es "Airbag".

Las chicas de "Escala en HI-FI". Promoción del 63

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En 1963 "Escala en HI-FI" estrenaba su tercera y exitosa temporada. Recientemente se había presentado un espectáculo teatral basado en el programa y una película (con un elenco totalmente ajeno al televisivo). Estaba claro que era "el espacio para la juventud". Cada semana un grupo de actores hacía play-back de las canciones más populares del momento unidas bajo una ligera excusa argumental. El director-realizador Fernando García de la Vega había conseguido gran notoriedad con este show y era considerado uno de los creadores con más talento de aquella TVE que no había llegado a la pubertad.
   Aquella temporada del 63 había ampliado el equipo femenino, ocho mujeres de diferentes nacionalidades, edades y experiencia eran ya famosas entre la audiencia y por eso, a finales de febrero la revista "Tele-Radio" les dedicaba un reportaje.

Judy Stephen. Natural de Texas, llegó a España a principios de la década de los 60 y triunfó, aunque su idea era dedicarse al cine aquí, probó suerte en la televisión para empezar y tuvo suerte. Su participación en este programa la hizo tremendamente popular y en 1968 ascendería a presentadora (aunque fuera del UHF) de un programa musical de vanguardia: "Último grito" dirigido por Iván Zulueta y en el que debutó en la tele José María Íñigo. Más adelante Judy continuaría en esta faceta en programas infantiles como "Hoy también es fiesta". Intervendría en varias películas hasta finales de los 70.
   En "Escala" destacó por su pícara sonrisa y su mirada despierta. Habitualmente se encargaba de las canciones más rítmicas, aquellas que exigían mayor simpatía.


Ana María Montaner. Entró en el elenco del musical en 1961. Ya tenía experiencia televisiva a través de la publicidad y como presentadora de "Peña deportiva". Aquel año también estrenaría en cine "Hipnosis". Poco más he podido averiguar sobre esta madrileña que por entonces contaba con 20 años y cuya máxima ilusión, confesada a la prensa, era hacer "teatro serio".
Rosa Álvarez. Procedente del TEU (Teatro Español Universitario). Ya era una veterana de TVE cuando la ficharon para este programa, nada menos que cinco años de experiencia en todo tipo de programas y dramáticos. Era también la mayor del grupo y la única casada por entonces, 26 años y un niño. Había hecho teatro de cámara y confesaba que le gustaría trabajar en el cine.
   García de la Vega contaría con ella para otros programas en los que también haría play-back: "Antología de la Zarzuela" y "Divertido siglo".
Gloria Cámara. Tan sólo tenía 17 años cuando esta viguesa apareció por primera vez en el programa, donde permanecería dos años. El desparpajo de esta gallega sirvió para que el director confiara en ella la siguiente temporada para ser una de las chicas del "Tele-domingo". Seguiría siendo una de las caras y voces más reconocibles de la tele durante esa década y la siguiente, intervino en series, Novelas y espacios de teatro como "Estudio 1" y "Primera fila". García de la Vega la contrató de nuevo para "Antología Lírica" y protagonizaría un par de Zarzuelas televisivas, se nota que el play-back lo dominaba. Es además una de las actrices de doblaje más reconocidas, suya es la voz de Romy de "La vuelta al mundo de Willy Fogg" o la de Cybill Sheperd en "Luz de luna".
Margaret Barbara Peters. Con 16 años era la benjamina del grupo. Procedía de Middlesex (Inglaterra) y debutaba en TV. Estaba estudiando en Argelia cuando el conflicto bélico le obligó a buscar nuevo destino. En España encontró trabajo rápidamente por su belleza y por su lógica facilidad para encajar a la perfección los play-backs de las canciones inglesas. Intervendría en una película de Raphael como actriz pero donde adquirió prestigio fue en la publicidad. Sus ojos claros y su pelo negro adornaron (literalmente) cientos de anuncios. Seguiría haciendo cine en su país.
María Elena Maroto. Madrileña, niña prodigio que debutó en el cine con la película "El maestro". Aquel año había aparecido en "Canción de juventud" junto a Rocío Dúrcal y ya había interpretado a una Doña Inés en teatro de cámara. Era la Miss Madrid reinante el año de su debut en "Escala".
Bonnie McKee. Norteamericana, de Arizona. Había llegado a España en 1961 y llevaba un año en el programa. Cuando ingresó en el equipo no hablaba ni papa de español pero enseguida se hizo entender por sus compañeros a través de una jerga "llena de pausas, guiñitos, exclamaciones, sonrisas y rubores" según describía el periodista M.Roldán. Era la revoltosa e impuntual del grupo y aunque había estudiado ballet clásico prefería el twist. Ignoro si es la madre de la cantante actual del mismo nombre.
María José Iniesta. Llevaba cinco meses en el programa cuando apareció este reportaje y el redactor escribía "es increíble la serenidad que desprende el rostro de esta Gioconda madrileña a sus solo veintidós años (...) Ha adquirido fama de tímida. Ella lo achaca a que ha nacido así. También nació con un pelo negro hasta la blancura (sic) y unos ojos verdes que vaya vaya". No tenía experiencia en tele, teatro o cine pero sí había prestado su voz a varios seriales radiofónicos.

Música y estrellas

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El título lo dejaba claro, en el programa habría música y la colaboración de estrellas del espectáculo. Quizás deberían haber concretado un poquito más para que algún despistado no se llevara un chasco al comprobar que, en realidad, este era un vehículo de lucimiento para una Marujita Díaz que ya había vivido tiempos mejores. "Música y estrellas" se emitió en el verano de 1976 y pretendía ser una recuperación de los temas que la revista había popularizado en teatros de toda España entre los 20 y 40, tal y como contaba la mismísima Maruja a la revista TP: "Dar a conocer las canciones que estaban algo aletargadas, para que la juventud conozca esta música nuestra tan importante, después, lógicamente, reverdecer con ellas, ya que hay que saber mucho canto para atreverte con todas ellas. Hay muchas vedettes que no saben cantar y que lo han hecho consiguiendo con eso casi asesinar las canciones". ¿A qué rival se refería la Díaz?


Sin complejo alguno se presentaba la artista ante la audiencia en el que sería su primer y último programa televisivo. Y no sólo con el descaro habitual en su verbo sino con unos modelitos que, quizás y sólo quizás, eran un poco atrevidos (por no decir casi ridículos). Eso sí, no permitía que sus invitadas lucieran más espectaculares que ella y por eso se tuvo que repetir un programa en el que intervenía una por entonces esplendorosa Ágata Lys. Según Maruja: "La verdad es que llevaba un bikini excesivamente pequeñajo y aunque a mí me parezca bien eso de la apertura en el cine y el teatro, veo más lógico que se tenga cuidado cuando es para televisión. Ten en cuetna que a los niños no se les puede impedir ver un programa y no está bien que lo vean". Ya, como si ver a una señora vestida con una especie de bañador con lucecitas, plumas de marabú saliendo del trasero, medias de compresión y chistera no les fuera a crear traumas de por vida a los infantes...

Romano Villalba dirigió el asunto con la colaboración (o vigilancia) de la mismísima cantante que intervino en cada uno de los procesos del show, o de eso presumía: "Es un programa en que hay de todo, desde lo dramático a lo cachondo. Fundamentalmente es variado. Además aquellos autores eran maravillosos, porque escribían para que las artistas supieran interpretar. Y, además, las letras decían cosas. Realmente, Romano y yo hemos hecho una recopilación muy importante de comedias famosas. Tenemos más de ciento cincuenta canciones archivadas". La dirección musical corrió a cargo de Alfonso Santiesteban, pluriempleado en aquel momento, y muchos espectadores de mediados de los 70 tienen grabada (a fuego) la sintonía de "Música y estrellas".

Junto a canciones como "La viuda alegre" o "Eugenia de Montijo", el fuerte del programa eran los sketches en los que intervenían galanes del cine, la tele y el teatro, haciendo la corte a la propia Maruja (¡cómo no!): "Será la primera vez que Juan Luis Galiardo cante en público y, por cierto, lo hace muy bien. Luego está el divino Pepe Rubio, yo le adoro. Es un maravilloso actor que sabía darme pie a la hora de trabajar. Todos tienen una parte importante en el programa porque, mira, yo soy de las que opinan que las revistas o se hacen bien o no se hacen, He tenido problemas con los empresarios porque yo exigía buenos profesionales y me los negaban diciendo: "Pero, Maruja, si estás tú, el éxito está asegurado". Pero no, yo opino que todo debe estar bien, que yo arrope un espectáculo pero que también me arropen". No es lista ni nada la Maruja.

Y siguiendo con las declaraciones a la periodista Sol Fuertes, la show-woman patria se quejaba de la falta de presupuesto para sus trajes: "Así que me los he pagado de mi bolsillo. ¡Sólo con decirte que las plumas que saco en un traje espectacular, plumas de faisán, me han costado treinta mil duros!". Tampoco hubo dinero para grabar en color y aunque en aquel 1976 todavía se emitía en blanco y negro más de la mitad de la programación y que el programa al que sustituía ("Directísimo" de Íñigo) tampoco se hacían en colorines, la Díaz tenía mucho que decir: "Lo pedía a gritos pero tuvimos que rodarla en blanco y negro porque no había una unidad disponible. Me parecía fundamental, ya que yo tengo guardadas filmaciones en ocho milímetros para mí y es preciosa, gana muchísimo más".

No obstante y a pesar de tanta exigencia, Marujita tenía muy claro el objetivo del programa: "Que nadie se espere algo intelectual porque para ello antes me tendría que haber intelectualizado yo. Es como un aperitivo de lo que se puede hacer con este género y quiero aprovechar desde aquí para decir a todos los telespectadores que les guste que escriban cartas pidiendo que siga la serie. Yo creo que el género se lo merece". No fue así, con el otoño el espacio cayó de la parrilla a pesar de que su índice de aceptación (no había medición de audiencias pero sí encuestas de valoración) había rondado el 7. Teniendo en cuenta que los programas que estaban en lo alto de la tabla rondaban el 8,7 ("Un, dos, tres", "Informe Semanal" y la serie "En ruta") no era un mal resultado. Su mejor nivel lo alcanzó a finales de agosto: un 7,7.





Los Comuneros

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El 23 de abril no sólo se celebra el día del libro, en Castilla y León  se conmemora la revuelta de los Comuneros, una historia prácticamente desconocida en el resto de España, quizás porque los oriundos de esa comunidad pecamos de discretos (algunos nos acusan de secos y taciturnos, nada más lejos de la realidad... creo). El caso es que en 1977 TVE decidió contar ese suceso en una mini-serie de dos capítulos de una hora de duración cada uno. Padilla, Bravo y Maldonado fueron interpretados por Juan Diego, Nicolás Dueñas y Joaquín Hinojosa.


El rodaje en agosto en Segovia y Madrid fue portada de la revista "TeleRadio". A pesar de esta indudable promoción, la serie no fue un gran éxito, como tampoco lo había sido la obra de teatro de Ana Diosdado en la que se basaban estos episodios televisivos. La propia dramaturga escribió el guión y José Antonio Páramo lo dirigió y realizó con un presupuesto de unos 24 millones de pesetas. "Se trabaja rápido pero no con los medios económicos sufientes. Por un lado tenemos un presupuesto más amplio de lo habitual pero, por otro, es una obra en la que si se quieren hacer las cosas bien, hay que poner más empeño del habitual. Por ejemplo, una batalla se puede rodar de mil formas: con extras, sin extras, con muchos medios, sin muchos medios. Pero cuando los medios técnicos de que se dispone no son suficientes, tienes que acabar rodando la batalla de Villalar en dos días y con sesenta personas" afirmaba el director al periodista Jesús María de la Calle.

Para este rodaje en formato cine su usaron dos cámaras simultáneas para compensar la falta de tiempo. A pesar de los inconvenientes de los que se quejaba Páramo debidos a la escasez de medios, tenía mucho interés en dirigir esta serie "porque es un tema desconocido y que tiene una vigencia actual. Creo que nuestra televisión necesitas más un cine histórico planteado de forma un tanto seria y profunda. El ejemplo de que esto funciona en televisión lo tienes en los británicos que continuamente están apoyándose en su historia y abordándola tal y como debe ser".

El actor Juan Diego, un veterano ya de la tele en aquel entonces, encarnaba a Padilla: "Lo veo como un hombre con una serie de ideales muy concretos, en el sentido de que tiene perfecta conciencia de la lucha que se ha planteado ante el poder real. En su lucha hay dos fases: en la primera, trata incluso de buscar el diálogo, pero tiene que desistir ante las negativas absolutas del poder real". En el mismo reportaje confesaba que, en realidad, hubiera prefiero interpretar al Carlos V joven porque "te da pie a hacer una interpretación crítica, esa que te posibilita añadir una serie de matices críticos que el autor ha dejado sobre el personaje y tú debes buscar, añadiendo tu propia visión del mismo". En eso coincidía Nicolas Dueñas, Juan Bravo en la serie, que además tenía esperanzas de que proyectos como éste tuvieran más recorrido en la programación: "Ojalá esto sea el principio  de algo que nunca acabe. "Los Comuneros" está tratado de una forma actual. Históricamente, la problemática está ahí y debe ser aplicada tal y como aparece para que el espectador la conozca. En un medio como televisión la posibilidad de ofrecer todos estos hechos de forma dramatizada es ideal para el público". Por cierto, quien se encargó de ese rol tan deseado del monarca joven fue Manuel Ángel Egea.
   Los dos capítulos se ofrecieron en la temporada de otoño. Y he obviado conscientemente el relato de los hechos para despertar vuestra curiosidad y que os empapéis de esta historia en el lugar adecuado, contada por especialistas con rigor y pasión, la misma que aquí transmitimos por la buena televisión.




La Danza

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Cuenta la leyenda que la primera actuación de ballet clásico en TVE fue cortada súbitamente ante la llamada recibida en control central por parte de un ministro. ¿Cuál era la razón de tal censura? La mujer del ministro en cuestión se había escandalizado por el "bulto" del bailarín. Posiblemente nunca se podrá confirmar la veracidad de esta anécdota pero nadie puede negar que la danza clásica ha sido una excepción en la tele. En 1977 se estrenó el primer programa seriado dedicado exclusivamente a este arte y durante un par de años deambuló por la parrilla de la UHF (la 2) sin una periodicidad determinada. Su título era tan claro como sencillo: "La danza".

Ana Lázaro, profesora del ballet del Real Conservatorio de Madrid en aquella época, fue elegida como presentadora y no fue una decisión casual, tal y como explicaba ella misma en 1979: "En el año 59 ó 60 hice unas clases de ballet (en televisión), eran nociones básicas: la barra, el centro, adagios, saltos, movimientos... así como un panorama histórico de la danza. Tuvo mucho éxito, pues tenemos un público con enorme calidad receptiva. Y me gustaría volver a repetirlo con 20 años más de experiencia y con la televisión que llega a todos los rincones". Lázaro tenía un gran afán divulgativo y aunque no era una presentadora profesional asumió su labor ante las cámaras con gran pasión: "Toda mi vida la he dedicado a la danza y siempre he querido que dejase de ser algo minoritario para llegar al gran público, a todos, porque el ballet interesa mucho. Así que he estado durante una docena de años yendo a la televisión par que hiciese un programa de este tipo. Las gestiones resultaron infructuosas hasta que hace poco más de dos años hubo un equipo en televisión que se preocupó por el tema y Enrique de las Casas (director de programas en aquel momento) me llamó".

En la primera temporada (1977) sólo se emitieron cuatro programas de los trece grabados por problemas de programación. Poco a poco se fue regularizando la emisión y muchos espectadores escribían a las revistas televisivas para agradecer que se pudieran ver espectáculos minoritarios como estos en lugares donde las compañías de danza nunca llegaban... y eso que en aquel momento la UHF no cubría todo el territorio. Ana Lázaro se quejaba además de "las dificultades de presupuesto, con muy poco tiempo de plató, un artista no es una máquina y no hay un respeto por el bailarín al que se trata como un ente que puede funcionar durante diez horas seguidas".
   En la temporada 79/80 el espacio se había estabilizado en la parrilla los domingos a las 22.30h y, de vez en cuando, preparaba monográficos, como los dos programas dedicados a los niños bailarines en la segunda quincena de junio de 1979 que despertaron muchas vocaciones entre los espectadores más jóvenes que descubrieron una realidad ajena para una gran mayoría: las escuelas de ballet.
   Fragmentos de grandes obras, representaciones de espectáculos, ballets contemporáneos, invitados de gran prestigio internacional para actuar o dirigir una coreografía... "La danza" era un programa modesto en presupuesto pero no en ambiciones y hoy sus imágenes constituyen un importante archivo sobre este género artístico.

Supermartes

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Trece años en antena, unos cinco mil concursantes, más de cinco millones de euros repartidos, unas 125.000 personas que ocuparon en algún momento las gradas del decorado y audiencias que superaron el 20% varias temporadas. Son marcas que difícilmente podrá lograr un concurso de una televisión autonómica y que consiguió "Supermartes", el programa de entretenimiento más popular en Galicia junto a "Luar", un concurso que pasó de los 60 minutos iniciales a los 140 de sus últimas temporadas y que trascendió su género para convertirse en un programa espectáculo con música, sketches, talk-show e invitados famosos.
 
En abril de 1992 comenzó su emisión este concurso basado ligeramente en el "Sábado Gigante" de Don Francisco (aunque no se reconozca la deuda, es evidente) y que encajaba perfectamente en la programación de una televisión autonómica de la época: distintas pruebas no demasiado complicadas, azafatas, presentador poco encorsetado... se trataba de romper la imagen de TVE, la que había sido única hasta tres años antes, y seguir la línea más frívola y desenfadada de las privadas. "Supermartes" fue un bombazo desde los inicios, en su primer año obtuvo una media del 26% de share que en los años siguientes se estabilizó en torno al 18-20%.

 
La audiencia gallega no estaba acostumbrada a un concurso de estas características, los intentos anteriores de tener un "gran formato" en su parrilla no habían logrado esta popularidad, ni "Gran Casino" ni "A Reoca" consiguieron la misma fama que sí tenían los musicales, verdadero baluarte de la programación de TVG. "Supermartes" superó esa barrera psicológica para los directivos de los 90 del 20% de share y en sus primeras épocas llegó a alcanzar cuotas del 40% puntualmente.


El objetivo se había logrado: llegar a los primeros puestos de las listas de audiencia, no se pretendía nada más (y nada menos) que entretener a los gallegos (y con el tiempo a los leoneses, asturianos y norte de Portugal, regiones a las que también llegaba la señal de la TVG). No era precisamente un concurso cultural y, quizás por eso, las críticas también llovieron. A los espectadores tampoco parecía importarles mucho que la prensa les pusiera a parir y, curiosamente, el presentador Xosé Manuel Piñeiro tendría tiempo después cierta amistad con José Luis Alvite, uno de sus mayores críticos en aquellos primeros noventa. Y llegamos a uno de los secretos (a voces) del éxito del concurso: su conductor. Piñeiro apenas tenía experiencia televisiva pero enseguida (a pesar de los estilismos o quizás también gracias a ellos) se hizo popularísimo. Supo dominar el plató casi desde el principio y sus ironías constantes hacia el público presente se convirtieron (sorprendentemente) en complicidad. Pronto adquiriría el sobrenombre de "Súper-Piñeiro".

En 1998 y debido a una serie de diferencias entre el presentador y la dirección se decide sustituirlo durante una breve temporada por otro profesional proveniente de la televisión local RTC (Radio Televisión Compostela), propiedad de la misma productora del concurso, Emilio Guillín. A Piñeiro la jugada no le perjudicó, el programa bajó de audiencia y él renegoció su contrato. Volvió como una estrella y nunca más se planteó su partida del formato. Guillín demostró años después que también es un gran comunicador con otros programas en la propia TVG, "Perdelo todo" y "Mundo verbena" en 2006 vinieron a llenar el hueco que había dejado el "Supermartes".

Xosé Manuel no estaba solo en plató, primero era ayudado por las azafatas y poco después tuvo copresentadoras que le auxiliaban en distintas secciones. La más constante fue Nelly Fernández que
posteriormente presentaría en solitario un concurso cultural diario: "Todos a bordo".
   Muchas de las azafatas habían sido Miss Galicia y alguna llegó a ser presentadora de televisión como Martina López, nada menos que del informativo territorial de TVE en Galicia y también de "Galicia para el mundo" de TVE Internacional.

Aunque el formato fue evolucionando con el tiempo la idea básica era la del concurso con cuatro pruebas básicas, otra de selección para la final y la propia final. Presumía de no tener perdedores sino de "segundos clasificados" que podrían alcanzar un premio en una prueba alternativa.


Pero posiblemente la más famosa de todas las pruebas fue "Asalto á fama" donde los participantes tenían que interpretar una canción bajo la vigilancia de Atilano, un esqueleto que tocaba la trompeta cuando el cantante desafinaba. Efectivamente, esto se había visto en "Sábado Gigante" desde sus inicios en una cadena local de Chile.
  Al principio este juego competía en popularidad con las Súperprendas, donde el concursante debía quitarse una prenda cada vez que fallara una de las preguntas que Piñeiro iba formulando con una rapidez endiablada. Hubo al menos una ocasión en la que el participante se quedó en pelotas aunque el espectador no llegó a verlas, claro. El programa se grababa hasta que en 1996 se dió el gran salto y comenzó su emisión en directo.

Cada semana acudían varios famosos gallegos para liar a los concursantes en el "Mentireiro-Verdadeiro" explicando el uso de objetos curiosos aunque sólo uno de ellos ofrecía la definición real. Boris Izaguirre, por entonces guionista de la productora, fue uno de los habituales en las primeras entregas. Poco a poco se fue ampliando la nómina de invitados y aparecieron también famosos nacionales. En los últimos años se rentabilizaba su visita entrevistándolos, ofreciendo actuaciones musicales o interviniendo en comedietas. El "Supermartes" se había convertido ya en algo más que un simple concurso.

La idea desarrollada por Ghaleb Jaber, Xosé Arias, Manuel Abad y Antón Reixa en 1992 había crecido. Piñeiro era ya uno de los presentadores emblemáticos de la Galega, el formato se había exportado a Canal Sur (con poco éxito, eso sí) y parecía tan inamovible de la parrilla como "Luar" o "Xabarín Club" pero... con la llegada del gobierno bipartito (PSOE-BNG) en 2005 al programa se le acabó la mecha. La razón fue clara: había bajado de audiencia y no era el tipo de espectáculo que la nueva directiva quería ofrecer así que no había razones para mantenerlo en pantalla más tiempo.
   Hoy en ese plató se alberga "Luar" y en uno cercano, en la misma productora, se graba "Bamboleo", el espectáculo que presenta Xosé Manuel Piñeiro, al que muchos siguen llamando Súper-Piñeiro.



Aplauso

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"Aplauso", el programa para la juventud, el de los fans, el espacio "de discos" y no de música en directo, el reemplazo veraniego que se convirtió en el espectáculo de TVE más premiado en sus cinco años de emisión. Hoy, además, podemos decir que este show dirigido por José Luis Uribarri constituye un impagable archivo de la música popular entre 1978 y 1983, es decir, la época de estallido de la música disco pero también del punk y del heavy y todo eso estuvo reflejado en su nómina de invitados. Por eso cuando programas nostálgicos como "Cachitos" u "Ochéntame otra vez" quiere incluir una canción de los Depeche Mode o de Duran Duran o de ABBA o AC/DC tienen que acudir a las cintas de "Aplauso". Sus decorados llenos de lucecitas, perfectamente identificables para el espectador ochentero, siguen llenando la pantalla.
 
Uribarri recibió el encargo de llenar la tarde del domingo el verano de 1978 y se le ocurrió organizar un programa musical dedicado a la juventud, esa que ya tenía sus propias películas y publicaciones. El buen olfato de este pionero de TVE para escoger el tema, el público y los profesionales a los que convenció para quedarse sin vacaciones hizo que el invento fuera un exitazo. Ante los datos del panel de aceptación y las cientos de miles de cartas que cada semana llegaban a Prado del Rey solicitando participar, asistir como público o sugiriendo la presencia de ciertos grupos, los directivos tomaron la única solución posible: prorrogar. A partir de entonces pasaría a la tarde de los sábados y en esa ubicación permanecería hasta su final.

 
"Aplauso" se estructuraba como una revista, con su portada, páginas interiores, secciones fijas y contraportada. José Asensi maquetaba semanalmante esta revista de la que sólo se publicaba un ejemplar, el que sostenían en las manos los presentadores o aparecía en el fondo chroma que se usaba para algunas introducciones. La portada solía estar ocupada por un cantante o grupo extranjero de éxito, la lista es increíble: desde The Jacksons 5 hasta Demis Roussos pasando por Al Stewart, Dire Straits, Patrick Hernández o Umberto Tozzi. Desde el pop más pegadizo hasta el rock más cañero, desde los ídolos de adolescentes como Miguel Bosé o Leif Garrett a los heavys de The Scorpions sin olvidar pianistas melosos como Richard Clayderman.

 
Por los distintos decorados (todos muy reconocibles) que Paco Bello diseñó (iluminados por Corrales, muy importante el uso de los focos en este programa) pasaron grupos inauditos en los programas musicales televisivos de la época. En ningún otro show mainstream hubieran aparecido The Ramones, por ejemplo, pero sí en "Aplauso" donde actuaron con la famosa rueda de lucecitas de colores de fondo y rodeados por una juventud mucho más formalita que cuando acudían Los Pecos o Pedro Marín a los que, a pesar de los trabajadores de Prado del Rey, acosaban sin pudor.
 
Hasta 1981 el programa se grabaría en el Estudio 1. Ese año sería trasladado al Estudio 11 (del Edificio de Color, ahora clausurado) aunque también se grababan algunos bloques en la discoteca Joy Eslava. El epítome de la "Fiebre del Sábado Noche" de Travolta en la televisión pública española.
   Fundamental para el éxito de este programa fue la elección de su realizador: Hugo Stuven que ya llevaba unos cuantos años de meritoriaje en la tele en todo tipo de funciones, desde ayudante de realización de Pilar Miró a coordinador de "Más allá". Este chileno había demostrado sus aptitudes visuales en "Voces a 45", presentado por Pepe Domingo Castaño. De los reportajes filmados (sí, en cine) se encargaba Eduardo Stern. El carácter de Uribarri combinado con el de Stuven, ambos hombres de fuerte personalidad, desencadenó una serie de desencuentros que no se pudieron solucionar y a Stuven le sucedió en el cargo Lisardo García y más adelante Mauricio Rico (que realizará los sustitutos de "Aplauso": "Tocata" y "A tope").
 
La página Fans era, sin duda, una de las preferidas de la audiencia, en especial de la femenina. Gracias a este programa Los Pecos consiguieron su primer disco de oro y, como ellos, otros tantos ídolos de quinceañeras que encontraron en este musical su mejor plataforma. Era habitual que se usara el plató de "Aplauso" para hacerles entrega de sus discos conmemorativos pero no sólo a grupos o cantantes españoles, ABBA también fue merecedor de esta distinción ante las cámaras.
 
La otra sección que catapultaba al resto del show era "La juventud baila" comandada por José Luis Fradejas, hombre de radio, animador de discotecas, personaje difícilmente comprensible desde la perspectiva actual pero que durante esos cinco años supo conectar con un sector de la población que lo convirtió en un héroe aclamado en las boites de pueblo a las que iba a seleccionar a los participantes de este concurso. Fue el único presentador de todo el amplio elenco que permaneció inmarcesible desde el primer hasta el último día. Su pelo cardado (de nacimiento lejano a la frente), su voz siempre animosa, sus trajes, sus camisas abiertas, su micrófono con espumilla naranja o verde... todo parecía alejarle de los protagonistas de esta parte del programa, parecía un cuñado graciosete entre las sobrinas potentorras de la familia, pero de forma sorprendente se hizo con el público, su público y durante un lustro dominó a las masas bailongas. Concursantes fueron Miriam Díaz Aroca y Poty (el coreógrafo de OT, no el dinosaurio de "Los Aurones").

Ninguna de sus compañeras en las presentaciones consiguió esa comunión con el target de "Aplauso" aunque muchas de ellas adquirieran un gran éxito y una enorme popularidad. Tras aquella inicial etapa veraniega en la que el propio Uribarri se puso al frente acompañado de locutoras de la Casa como Isabel Borondo o Eva Gloria y actrices como María Salerno o Isabel Luque, llegaría Silvia Tortosa, actriz de experiencia en series de todo tipo que incluso había intervenido en una peli de terror protagonizada por Peter Cushing y Christopher Lee. Esta bella profesional aprovechó la oportunidad para abrirse un nuevo camino en su profesión y además demostró su versatilidad imitando a famosas cantantes en la sección de dobles. Dio ejemplo con Marilyn Monroe, Edith Piaf y Josephine Baker y los anónimos imitaron a Travolta-Olivia Newton-John, Demis Roussos, Rocío Jurado... La Tortosa también solía sufrir a algunos de los humoristas que pasaron por allí, especialmente a Bigote Arrocet, que la acosó mucho antes que a la pobre Mayrucha. Martes y Trece, Gila, los hermanos Calatrava, Arenas y Cal, Zorí y Santos y Fernando Esteso fueron algunos de los cómicos habituales.

Mercedes Rodríguez fue la tercera presentadora que más tiempo duró en el espacio. Había debutado en TVE en los 60 y su dulce voz y cándida presencia había acompañado a los espectadores de programas culturales. La decisión de ubicarla en un programa como éste fue sorprendente pero... fue un acierto. La revista "TeleRadio" decía en su número 1.127 de julio de 1979 que la locutora había sido "ganada para un programa juvenil". En 1981 fue trasladada a "Gente Joven" para suceder a Marisa Abad y allí permaneció nada menos que siete años. Desde luego, su paso por "Aplauso" cambió una carrera que podría haber sido anodina.

Elena Gutiérrez, la más joven de aquel equipo de cuatro presentadores, era de la última hornada de locutoras. Su paso por "625 líneas" fue breve y no dejó huella pero su elección para "Aplauso" le ofreció una popularidad inmensa, tanta que sufrió las consecuencias: fans que no la dejaban pasear tranquila durante sus años en el programa y un olvido injusto tras su partida. Elena siguió trabajando para TVE, fundamentalmente para su Canal Internacional. En los últimos años también ejerció como profesora en cursos para presentadores en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid.

A ese cuarteto se añadió como colaborador Nacho Dogan que animaba al público de plató a bailar y presentaba diversas secciones, a veces oculto tras el maquillaje y otras a cara descubierta. Era el precursor de los DJ y su papel no estaba bien dibujado en el esquema del programa aunque se mantuvo. También aparecieron de forma periódica Enrique y Ana en la Página Infantil, sustituidos por Ana María Molano.
   En 1981 hubo un cambio radical en la plantilla. Las tres presentadoras veteranas son sustituidas por las jovencísimas actrices Amparo Larrañaga y María Casal. Ambas eran hijas de grandes actores y no sé si esto tendría algo que ver en la formación de este nuevo equipo. Casal tenía ya bastante experiencia televisiva, había sido secretaria del "Un, dos, tres" y copresentadora de la primera etapa de "Gente Joven" junto a Antolín García. Larrañaga había debutado en el teatro tres años antes siendo una quinceañera. Apenas duró unos meses en el programa y tuvo que esperar hasta los 90 para probar de nuevo suerte como presentadora.

Para suplir a Amparo llegó Adriana Ozores, también hija de un ilustre actor (José Luis Ozores). Su naturalidad contrastó inmediatamente con la mal disimulada timidez de su antecesora. El trío Fradejas (que ahí seguía el tío), Casal, Ozores funcionó a la perfección y sería el que se mantendría hasta el 1 de enero de 1983, fecha en la que el programa se despidió de su, todavía, millonaria audiencia.

Este de la foto fue el equipo que llegó a esa postrera cita: Uribarri en la dirección, Mauricio Rico en la realización y los presentadores mencionados. Los guionistas y técnicos no habían cambiado mucho desde 1978 y tampoco cambiarían en los siguientes programas que ocuparían las tardes de los sábados ofreciendo música para la juventud. El guionista José Ramón Pardo afirma siempre que le preguntan que "Aplauso" acabó porque así lo quiso el PSOE, partido que, según él, no apreciaba en demasía a Uribarri.
   Al final de cada emisión el programa se despedía con la Contraportada, una actuación tan potente como la de la Portada: Village People, Roberto Carlos, Donna Summer... más los nacionales, por supuesto. Cientos de artistas de todo tipo pisaron su escenario y pocos programas pueden presumir de una nómina así... aunque fuera en play-back.




Hermida, el maestro

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He escrito tanto sobre Hermida en este blog que no sé si podré aportar mucho más sobre su figura periodística aquí y ahora. El día que me enteré de su fallecimiento me quedé en shock y no exagero. No trabajé con él, ni era un amigo pero... en realidad es como si hubiera sido uno de sus alumnos o conociera tanto de sus gustos como de los de mis amigos porque don Jesús (nunca me atrevería a quitarle el "don") fue una de mis grandes referencias profesionales. Quizás por eso han tenido que pasar varios días para que pudiera escribir sobre alguien desconocido pero, al mismo tiempo, tan cercano para mí. Viendo a aquel periodista tan peculiar, tan distinto a lo habitual en las mañanas de la pública decidí que yo quería dedicarme a eso. Y no fui una excepción, conozco a muchos compañeros a los que don Jesús despertó su vocación.


Aunque durante sus estudios en la Escuela de Periodismo y la Facultad de Filosofía y Letras ya había comenzado a colaborar con varias publicaciones, su primer trabajo importante fue en el mítico diario "Pueblo". Cuando fue contratado allí ya había sufrido las alabanzas primero y las envidias después de compañeros de redacción: "Yo llegué a "Pueblo" después de un período de fracasos. Quise ser humilde y pregunté a un redactor jefe que podía hacer y me pidió un pie de foto. Lo hice lo mejor que pude y debió gustar porque volví a escuchar eso de "¡qué chico tan brillante!" (...) Ahí aprendí a afilar las garras porque había mucha competencia. Aprendí que para sobrevivir hay que vivir y así hasta hoy" afirmaba en su último programa "De cerca" donde accedió a ser entrevistado por tres de sus invitados de la temporada: Antonio Gala, Pilar Miró y Pedro Ruiz. De esa charla-confesión aprovecharemos más declaraciones en este artículo.

Uno de los guionistas de "Ésta es su vida", Felipe Vila San-Juan, se fijó en sus crónicas y le propuso su primera colaboración con la tele. Tal y como contaba el propio San-Juan en su libro"La trastienda de TVE", su forma de escribir y, sobre todo, de observar a los demás le hizo pensar que sería un excelente redactor de los textos biográficos que leía el presentador Federico Gallo y aunque fue una colaboración breve y a distancia (el programa se realizaba desde Barcelona) es un dato importante porque significa que ya empezó en televisión haciendo lo que más le gustaba hacer y lo que insistía que debían hacer sus trabajadores: contar historias. Contar historias de personas.
   En una conversación con su amigo Manuel Martín Ferrand en 1979, Hermida recordaba que "la primera vez que fui a televisión y escribí algo, fue una noticieja me parece, salí tarifando y juré no volver nunca más". Se refería a sus comienzos en Prado del Rey en 1967. No podía estar más equivocado.


Al año siguiente fue nombrado corresponsal de TVE en Nueva York y comenzó una de sus etapas profesionales más brillantes. Diez años enviando crónicas no sólo desde la Gran Manzana sino también desde Washington y además viajando por todos los Estados para realizar reportajes de larga duración para espacios como "Los reporteros" o "Datos para un informe". Allí informó sobre el Watergate con entrevista a Nixon incluida, retransmitió el entierro de Robert Kennedy, intentó explicar el por qué de la matanza organizada por Charles Manson o de la guerra de Vietnam, retransmitió el primer discurso de Juan Carlos I en la sede de la ONU y, sobre todo, nos hizo viajar a la Luna. Ése pensó que sería su canto del cisne en la corresponsalía pero no... aún le quedaba mucho por vivir y por contar.
   "De EE.UU., como de cualquier otro país donde haya libertad, he sacado un cierto amor a la tolerancia".

En 1972, tan sólo cuatro años después de que viajara a Nueva York para establecerse y seis antes de que regresara a España ya fue portada de la revista televisiva más popular, TP, un honor inusual en los corresponsales. Ya entonces lucía con orgullo su flequillo, ese remolino que había intentado dominar en sus inicios televisivos y al que había dejado libre al tiempo que se dejaba crecer las patillas. "No lo he buscado (el flequillo), un día descubrí que se había convertido en tarjeta de visita y eso me sorprendió, es como si un pie se convirtiera en tarjeta de visita, oiga, ¡lo tengo, qué le voy a hacer!"


Era uno de los periodistas más jóvenes y también de los más rebeldes (en todos los sentidos). Su estancia en EEUU le ayudó a aceptarse tal y como era y sus crónicas comenzaron a ser menos impersonales, poco a poco su estilo iba apareciendo al tiempo que recibía las influencias de los grandes "anchorman" de las "big networks". Su favorito, su gran referencia era Walter Cronkite, la estrella de la CBS, a quien pudo entrevistar en los ochenta. En sus diez años allí se empapó de tele y por eso estaba preparado para importar formatos novedosos.

Hermida volvía a España en 1978 y la lógica hacía pensar que le esperaba un puesto de importancia en la TVE de la democracia, que los gerifaltes querrían aprovechar su bagaje y su conocimiento de la televisión más moderna y provocadora, la norteamericana, pero no fue así. Vivió un período de barbecho de casi ocho meses. Sus proyectos no eran aceptados y cuando fue "admitido" de nuevo en Prado le dieron trabajos que no merecían su presencia en plató. "Pasaporte: Tribuna Internacional" era casi una colaboración. "Si trabajas en televisión debes contar con que te pueden echar en cualquier momento como la certeza de la muerte"y cuando pensaba que sería difícil salir de esa situación le ofrecen cubrir un hueco muerto en la programación, la sobremesa. Para ese horario de la siesta Hermida se inventa junto a Luis Tomás Melgar un programa de entrevistas en profundidad: "De cerca".

Y aquí comienza otra etapa memorable: su larga colaboración con el realizador y director Melgar que, a partir de entonces, se convertiría en su gran cómplice. Su famoso "plano Melgar" (primer plano de la frente a la barbilla) está tan unido a Hermida como su flequillo. "De cerca" conseguiría levantar la audiencia de esa franja horaria, prácticamente inexistente en ese momento. A los jefes no les quedaba más remedio que asumir la realidad: ese onubense era bueno y el público le quería. Era hora de permitir que uno de sus proyectos fuera por fin aceptado.

Primero fue un informativo de carácter experimental, "Crónica 3" (1981) y después la primera tertulia de TVE en prime-time y sin censura, "Su turno", una adaptación de varios formatos que había visto en USA o más bien la asunción de una forma de hacer televisión desde la libertad. Por primera vez se unía a populares con especialistas para tratar temas de interés social y se permitía usar un lenguaje llano, interrumpir al contrario y establecer un diálogo vivo, nada que ver con el formalista y sesudo "La clave" (otra maravilla, en todo caso). Tanto éxito tuvo "Su turno" que empezó a compaginarlo con la radio donde fue requerido para dirigir un informativo nocturno, "La hora cero". La ley de incompatiblidades de TVE no aceptó esta dualidad laboral y Jesús apostó por la radio donde también triunfó.
   En 1987 regresa a la Casa por petición de Pilar Miró, amiga personal, para encargarse de cubrir las mañanas. J.A. Martínez Soler había inagurado una nueva etapa de la televisión matinal con "Buenos días" pero ahora se trataba de dirigir y presentar un programa que comenzara a las 9 y finalizara a las 13.30 o las 14h. Hermida aceptó el reto y "Por la mañana" fue un exitazo hoy difícilmente repetible. Como hemos hablado aquí en varias ocasiones de lo que supuso este magazine para la historia de nuestra tele no me extenderé, sólo insisto en que la fórmula que allí se probó sigue vigente hoy en día.

Y de la mañana a la tarde. "A mi manera" intentó repetir el éxito de su predecesor pero en otro horario. Hermida cambió totalmente el tono, de la locura de la mañana se pasó al sosiego vespertino. Entrevistas calmadas, tertulias con gente del nivel de Camilo José Cela, Antonio Gala, Francisco Umbral o Antonio Mingote, música suave...
Y una nueva generación de periodistas noveles que acompañaba al maestro. A Nieves Herrero, María Teresa Campos, Concha Galán e Irma Soriano (Consuelo Berlanga, Miriam Díez Aroca, Curro Castillo ya habían volado) se unían en esta aventura Mariló Montero, Cristina Morató, Goyo González...

La década de los noventa supuso también el regreso a los informativos. Jesús estaba lanzado, su arrolladora personalidad lo impregnaba todo y su forma de presentar era la adecuada para la última edición. "Diario noche" fue un informativo de autor en todos los sentidos. Almudena Ariza contaba estos días que a los redactores que hacían pantalla no les dejaba usar el auto-cue, que se trataba de contar historias, no de leerlas en una pantalla. Está claro que Ariza aprovechó las enseñanzas.


En septiembre de 1990 es ascendido a la segunda edición, el Telediario estrella. Un regalo envenenado porque eso le obligaba a ser menos histriónico, más breve en sus entradillas, menos subjetivo, más formal... y eso hubiera sido un paso atrás, una incoherencia. Apenas aguantó una temporada, además ya había echado el ojo a las cadenas privadas donde, de nuevo, podría experimentar con total libertad. En 1992 fue fichado por Antena 3, no sólo como presentador sino también como directivo. Comenzó un magazine para las tardes de los fines de semana que no tenía nombre aunque al final asumió el de "El programa de Hermida". Nueva generación de chicas y chicos Hermida: Belinda Washington, Miguel Ortiz, Miriam Reyes... La implantación de la cadena todavía era limitada y este espacio no tuvo la relevancia que los anteriores pero demostró que Hermida seguía con ganas de innovar.


"No es que sea algo estudiado pero reconozco que juego con la pausa, que juego con la sonrisa y que juego con algunas frases que se dirigen a un cierto público, a la mujer sola, por ejemplo, hablo mucho para la mujer sola" reconocía ya en 1981 en la entrevista antes mencionada. Hermida era el presentador más imitado de la tele y su voz era tan reconocible como su (¿exagerada?) gestualidad. Y eso fue lo que buscó en su etapa como directivo en Antena 3: profesionales que tuvieran personalidad, carisma. También él hizo el primer gran cásting de los informativos de la cadena tras su balbuceante etapa inicial.


Y el maestro nos da una nueva lección: regresa al género que le ofreció su primer gran triunfo de audiencia, el debate. Sus "Con Hermida y compañía" y "La hora H" fueron ejemplares y consiguieron fortalecer una hora inexistente en la programación, el late night. "La Sexta Noche", por poner sólo un ejemplo, bebe de estos debates con invitados de actualidad en un gran decorado. De nuevo Melgar, que ya había sido su realizador en "Por la mañana" y "A mi manera", fue el compañero perfecto para esta aventura.

"Sin límites" (1998) copresentado con Mercedes Milá no fue el bombazo que se esperaba y "Los Comunes" un año después tampoco. Dos piedras en el camino fueron suficientes para que Jesús fuera apartado de la primera línea aunque se siguió encargando de todos los especiales (incluidos aquellos recordados Telemaratones) de la cadena. Fernando Ónega lo rescató para ser comentarista en su informativo de las 21h pero él mismo reconocía que no había sido su etapa más brillante. Sin embargo, el 11S regresó a plató requerido por el director de informativos, Ernesto Sáenz de Buruaga, para acompañar a Matías Prats en la larga retransmisión. Sus palabras aludiendo a un nuevo orden mundial eran sabias y proféticas aunque escucharlas produjera escalofríos.

Finalizada su etapa en la cadena de San Sebastián de los Reyes don Jesús desapareció del panorama nacional sin hacer mucho ruido. Aceptó la petición personal del director de Castilla-La Mancha TV para presentar su informativo nocturno en la temporada 2004-05 y, cuando nadie se lo esperaba, regresó a TVE en 2006 para presentar un modesto programa de recopilación de momentos con motivo del 50 aniversario de la tele en nuestro país, "La imagen de tu vida". Y también de forma inesperada el programa fue un éxito, tanto que trascendió su objetivo inicial y continuó la temporada siguiente con el nombre "La tele de tu vida".

De nuevo el silencio hasta que es requerido para entrevistar al entonces Rey Juan Carlos I con motivo del aniversario de su proclamación. Fue acusado de servil, de meloso, de pesado... ¿Había envejecido mal el Maestro? ¿No sería más bien que fue leal a un amigo? ¿o quizás que no tuvo la libertad para hablar de tú a tú al Monarca y poder preguntarle lo que cualquier español quería saber? En todo caso me pareció entonces y me lo sigue pareciendo ahora que aquellos juicios fueron exageradamente crueles. Parece que algunos le tenían ganas porque si no, no es comprensible tanta inquina en aquellas críticas.


Hace un par de años unos cuantos nos alegramos de la postrera reaparición de don Jesús, en este caso a la radio, RNE, para presentar una serie de especiales sobre The Beatles, uno de sus grupos preferidos. Como la cosa gustó a los oyentes se alargó con otra serie breve bajo el título "Sinceramente suyo" que constituye ya su testamento profesional. 

   "Soy un ser melancólico de nacimiento, insatisfecho por lo general, más bien triste y desde luego, aún sin razón, básicamente infeliz" decía en 1981. Me temo que en sus últimos años no debió ser muy feliz al comprobar que los medios se habían olvidado injustamente de él. Pedro Ruiz, uno de los receptores de aquellas palabras a principios de los ochenta, decía ayer en el especial dirigido por Nieves Herrero en 13tv que no se había retirado, le habían retirado. No es un caso único, desgraciadamente.

   La herencia de Hermida sigue viva aunque muchos no sepan que están perpetuando su memoria.

Estudio 1: La dama duende

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"La dama duende" es una comedia de Calderón de la Barca estrenada en 1629. Adscrita al subgénero de "capa y espada", que triunfó en la segunda mitad del siglo XVII, y con claras reminiscencias de "La viuda valenciana" de Lope de Vega, esta obra consiguió un gran éxito en su momento aunque en los siglos siguientes dejó de representarse con tanta frecuencia, entre otras cosas por la dificultad que siempre entraña el teatro en verso. En febrero de 1979 el espacio Estudio 1 emitió una adaptación protagonizada por María Massip, actriz vinculada sobre todo a la radio y el doblaje (suya es la voz de Ingrid Bergman en "Casablanca", por ejemplo) aunque los espectadores de TVE pudieron disfrutar de su seguridad en el drama con cierta frecuencia hasta los ochenta. "Mi personaje es una viuda joven, con unas enormes ganas de vivir y de volver a casarse pero está vigilada por sus hermanos, don Juan y don Luis, que no la dejan ni a sol ni a sombra", así describía la Massip a esta dama que utiliza misteriosos ardides para seducir a don Manuel, encarnado por Francisco Piquer, sin ser descubierta por sus intolerantes hermanos.

El adaptador y realizador de esta comedia fue Alfredo Castellón, de sobrada experiencia en obras del Siglo de Oro y muy capacitado para respetar el verso pero conseguir un programa televisivo apto para el público heterogéneo de la tele de los 70: "Es lo que se podría considerar un voudeville de la época porque es una comedia que trata de divertir al espectador, de hacer una farsa amena y ágil. Últimamente se ha llevado bastante este tipo de teatro clásico ligero que, al ser versificado, requiere poner un cuidado especial en conseguir que resulte ágil y entretenida. Además, no es posible hacer estas obras como si fueran actuales porque hoy el teatro se hace de otra forma. El espectador es totalmente diferente a aquel al que iba destinada en principio y esto hay que tenerlo en cuenta" aseguraba Castellón a la revista TeleRadio.

Efectivamente sería difícilmente adaptable una trama en la que una viuda tiene prohibido por sus hermanos conocer a nuevos pretendientes y que tenga que ocultarse tras las sombras para ligar y ya no digamos lo raro que nos resultaría que un hombre se enamorara de un "duende" misterioso... aunque tuviera la dulce voz de María Massip.
   Jaime Blanch, recientemente visto (y admirado) en "El ministerio del tiempo" interpretaba a don Luis, uno de esos hermanos que no dejaba a Ángela tranquila. Blanch había debutado como niño prodigio en el cine y tuvo un gran éxito con "Jeromín". En TVE había trabajado en Estudio 1, Fila Cero y multitud de Novelas. Es un actor solvente que se enfrentaba al verso con la misma eficacia que lo hacía con la prosa. No es de extrañar pues esa vis cómica que demuestra en su última serie, le venía de lejos...









El otro hermano en lid, don Juan, estaba encarnado por Pablo Sanz, veterano de TVE desde el Paseo de la Habana que incluso se atrevió a presentar ¡y lo hizo con éxito! En la temporada 1961/62 estuvo al frente del popularísimo "Escala en HI-FI" y con el mismo director, Fernando García de la Vega, repitió en "Tele-Domingo". Sin embargo su verdadera profesión era el teatro, bien en las tablas o bien en la televisión en dramáticos, Novelas y series. Hasta la década de 2000 estuvo en activo y falleció en 2012.

"Stop", la serie que alertaba de los peligros en la carretera

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¿Puede protagonizar una serie de televisión un Guardia Civil de Tráfico? En 1972 sí, "STOP" narraba semanalmente en capítulos de media hora el trabajo de una patrulla de tres agentes de tráfico. La idea era concienciar al espectador de la importancia de cumplir las normas de circulación para evitar accidentes y gozó de un cierto éxito aunque las críticas por su "crudeza" limitaron su existencia en la parrilla. "Basada en hechos reales y sin ahorro de verismo truculento" decía la revista TP cuando se cumplían dos meses de emisión. "En cuanto al llamado 'impacto' nadie se lo niega. Las tenues críticas han comenzado a apuntar que quizá no sea el miedo un buen aliado del conductor, que la psicosis de pánico no siempre favorece el tranquilo discurrir por las rutas nacionales, que muchos espectadores cierran el televisor poco antes de que el coche en imagen se precipite al accidente" abundaba la famosa publicación sobre la polémica.

El actor Manuel Gil, uno de los galanes del cine español de los sesenta, protagonizaba esta serie interpretando el papel del "Teniente", sin nombre, el cargo era más que suficiente. Le secundaban Víctor Petit como el cabo Teruel y Paco Marsó (sí, el difundo exmarido de Concha Velasco) como el guardia Hernando. Gil había adquirido gran popularidad gracias a las películas "La Casa de la Troya" (1959) junto a Arturo Fernández y "Botón de ancla" (1961) con el Dúo Dinámico y en esa época también probó suerte en el cine europeo con papeles de relativa importancia en peplums como "Ursus" o westerns como "Por mil dólares al día". Su pinta de nórdico le permitía ejercer hasta de vikingo si el papel lo requería pero nunca llegó al estrellato que quizás merecía. Eso sí, siguió trabajando hasta hace un par de años. Hoy, con 88, no sé cómo recordará su experiencia luciendo tricornio en la TVE de los setenta pero en aquel momento era bastante autocrítico: "A mí me toca echar la bronca amable de 'no se dan cuenta del juguete peligroso que tienen en las manos' etc. La verdad es que mi personaje es difícil, muy difícil, porque es completamente lineal. Para un actor al que le gusta interpretar y crear tipos, como me pasa a mí, lo pasa mal en éste porque no da pie a casi nada. Tengo que limitarme a ser sobrio, sin emocionarme con los protagonistas, porque no es lo mío, y sin hacerme el simpático gracioso porque no pega. De todas formas, ahora a medida que avanza la serie, voy teniendo más posibilidades de interpretar. La serie no es sólo de accidentes sino que también hay casos policíacos y en esos mi intervención es más completa."


Gil era consciente de las limitaciones de la serie pero aún así consideraba que en la siguiente temporada se deberían mejorar ciertos aspectos: "Lo primero, la duración. Media hora es muy poco tiempo para plantear un problema tan grave como allí se hace. Si fueran más largos podría hacerse con más detalles, con más meticulosidad. Los actores haríamos una recreación más acabada de los tipos... y los detalles de tipo técnico que, según dicen los expertos, a veces fallan, estarían mejor conseguidos".
   No se presentó la ocasión de tales mejoras porque "STOP" se limitó a una única temporada. Rodada en formato cine y fuera de plató, al estilo de "Crónicas de un pueblo" que triunfaba en aquella época, la serie se perdió en el olvido y Manuel Gil no se prodigó mucho más en televisión ni volvió a ser protagonista de una serie. "Las viudas", "Curro Jiménez", "La máscara negra" o "Ramón y Cajal" fueron algunos de sus trabajos en TVE después de este curioso precedente de las campañas de tráfico que desde hace unos veinte años nos sorprenden, nos asustan, nos alertan o hasta nos escandalizan.

Tac au Tac

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El placer de observar cómo trabaja un artista es inmenso, comprobar cómo de las manos de un dibujante aparecen personajes o situaciones con una facilidad pasmosa alimenta nuestra faceta más voyeur y así lo entendieron los directivos de la ORTF (la televisión francesa) cuando aceptaron una curiosa propuesta del guionista y director radiofónico y televisivo Jean Frapat. Corría el año 1969 y el mercado de cómic franco-belga era ya toda una industria que dominaba el sector en Europa. Personajes como Tintín, los Pitufos, Astérix y Obélix, Lucky Luke o Spirou vendían cada semana cientos de miles de ejemplares de sus revistas y autores como Hergé, Uderzo, Goscinny, Peyo, Morris o Franquin eran reconocidos por un amplio público que iba desde los infantes hasta los abuelos. No parecía descabellado ofrecer un programa en el que se les viera dibujar pero a nadie se le había ocurrido convertirlo en un juego cómplice entre artistas y vestirlo televisivamente con una estética moderna, el resultado fue "Tac au Tac".

Frapat era un tipo listo y se dio cuenta de que podía aprovechar las posibilidades del medio para hacer un programa ligero, rápido, divertido y, al mismo tiempo, artístico. Cada programa tardaba horas en grabarse pero sólo duraría en pantalla unos 13 minutos. Una edición ágil acompañada de una imaginativa narración a cargo del propio director (un experimentado guionista no obstante) complementaban lo más importante: el trabajo de los dibujantes. En una misma emisión podían "competir" amistosamente Peyo, Franquin, Morris y Roba, autores fundamentales de la escuela de Marcinelle, la cuna de la publicación "Spirou" donde todos publicaban con enorme éxito.

Un estudio sin decorado, una mesa y un tablero eran suficientes para que los dibujos no perdieran protagonismo. En cada emisión se proponía un juego, en muchos casos al estilo de los que practicaban los surrealistas a principios del siglo XX a modo de "cadáver exquisito". Dibujos en paralelo, improvisaciones sobre un mismo tema, continuación de lo que ha comenzado el otro pero viendo sólo una parte... cualquier cosa valía para demostrar su ingenio.

Con el tiempo el programa pasó del blanco y negro al color, el decorado fue adornándose más y nuevos autores de revistas contestatarias se unieron al elenco habitual. Forest, Bretecher, Moebius, Druillet o Hugo Pratt formaron esa nueva generación que llevó al programa los nuevos aires del cómic de los setenta. También se abrió la puerta a otros países: el italiano Guido Crepax o el español Esteban Maroto también acudieron e incluso se grabó el programa en Nueva York para dar cabida a dibujantes como Joe Kubert o Neal Adams.

Ocasionalmente se invitaba a guionistas como Goscinny que participaba junto a su "socio" Uderzo. En realidad no había competencia, los espectadores eran testigos de la admiración de unos por los otros, entre compañeros de revista o a autores de la competencia, entre los jóvenes y los veteranos... y viceversa. La complicidad era evidente y los primeros planos que ofrecía el realizador lo demostraban con una expresividad brutal. Era la visión de un documentalista y la audiencia testigo privilegiado.
   "Tac au Tac" finalizó en 1975. Seis años de un programa tan sencillo (y complicado en su desarrollo) como eficaz para una televisión que quería ser moderna. Su éxito permitió a Jean Frapat seguir experimentando formatos novedosos hasta principios de los ochenta. Hoy, con la apertura al público de lo archivos del Instituto Nacional del Audiovisual en Francia, los aficionados al cómic pueden disfrutar con estas joyitas y preguntarse dónde fueron a parar todos esos dibujos, cuestión nunca aclarada.










La Coronación de Isabel II en la BBC

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Se cumplen 52 años de la retransmisión que la BBC realizó de la Coronación de la Reina Isabel II, un evento televisivo que cambió las normas de realización de actos institucionales, que marcó el criterio general a seguir desde entonces en todas las televisiones del mundo y, además, en clave local significó una ruptura de la servidumbre de los medios hacia la Casa Real, una libertad por cierto que se gestó con la ayuda de la propia Reina.
 
Por primera vez la cadena británica, la más veterana y la referencia a nivel mundial, se enfrentaba a una retransmisión en directo  de siete horas, con un largo recorrido por las calles de Londres desde el palacio de Buckingham hasta la Abadía de Westminster. La BBC destinó todas sus cámaras disponibles para este acontecimiento, veinte en total, quince para cubrir el paseo y otras cinco en la Iglesia de San Pedro de la Abadía para la ceremonia.

La Coronación se había preparado durante 16 meses, tras la muerte del padre de Isabel II. No se podía permitir ningún fallo y por primera vez los ciudadanos podrían verla en directo así que había que ensayar cada movimiento para evitar el ridículo que se había producido en la Coronación de Jorge VI, con los sacerdotes tropezando al cubrirle bajo palio o con la colocación de la corona al revés. Esta vez se tendría en cuenta el uso de cámaras y focos hasta en el diseño del vestido. El periodista Barkley Smith retransmitiría el recorrido de las carrozas reales y el saludo a los cientos de miles de ingleses que habían pasado la noche al raso para verlas pasar y felicitar de forma entusiasta a su Reina.

En realidad, los británicos estuvieron a punto de perderse este momento porque los viejos miembros de la Realeza y los Lores no querían que las cámaras entraran en la Abadía, pretendían que la Coronación siguiera siendo un momento "íntimo y privado", sólo apto para ciudadanos de rancio abolengo. Ochenta diputados presentaron una moción de protesta y la mismísima Isabel II ayudó a desencallar el problema permitiendo que la BBC captara cada gesto. Sin embargo el jefe de protocolo aseguró ante la prensa unos días antes que no se permitiría "eso que las gentes de la televisión llaman el primer plano, nada de eso". 

Una vez dentro de la Iglesia de San Pedro el locutor radiofónico Richard Dimbleby tomaría el relevo en el micrófono. Se había preparado concienzudamente durante seis meses consciente de la importancia de esta ceremonia para su país. Dimbleby sería uno de los periodistas clave para la BBC en la retransmisión de acontecimientos. Hasta su prematura muerte a principios de los sesenta fue el presentador, por ejemplo, de las larguísimas noches electorales.
 
El director, productor y realizador Peter Dimmock tenía la enorme responsabilidad de llevar a la casa de los espectadores estas imágenes que harían historia. La responsabilidad le impidió pegar ojo esa noche (tal y como confesaría años más tarde) y en su cabeza retumbaba la prohibición de usar el primer plano, algo que consideraba fundamental para acercar a la Monarca a la audiencia y para hacer de esta retransmisión algo cálido y cercano, tal y como debería ser la Realeza del siglo XX. Dimmock había dirigido para la cadena los Juegos Olímpicos de 1948 y las Regatas de 1949 así que tenía sobrada experiencia y criterio como para saber qué debía hacer, la cuestión es si se atrevería.

Durante el protocolo de la colocación de la Corona sobre la testa real Dimmock respetó la norma pero cuando Isabel II paseaba hacia la entrada de la Abadía el realizador supo que había llegado el momento. A pesar de que los pajes que la precedían la ocultaban intermitentemente ordenó a la cámara 2 que usara el teleobjetivo para captar un primer plano de la Reina justo cuando miraba hacia el lado en el que estaba ubicada y la BBC hizo historia. Se rompieron relaciones con el jefe de protocolo pero los ciudadanos pudieron ver claramente la cara de su Monarca esbozando una sonrisa.




"Los Tres Mosqueteros" en DVD

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Los espectadores lo habían solicitado y por fin se ha hecho realidad, la versión que TVE realizó de la novela de Alexandre Dumas "Los Tres Mosqueteros" ha sido editada en DVD por 39 Escalones y, como es habitual en esta compañía, se ha cuidado al máximo la calidad. Partiendo de los masters originales nos encontramos con una serie de 20 capítulos repartida en 3 discos, en glorioso B/N y respetando el formato original de 4/3 y 625 líneas, por eso quizás se vea mejor en una buena pantalla de ordenador que en un televisor HD (por aquello de que va a crear los píxeles que faltan creando una sensación de imagen borrosa o de cierto empastamiento). Por supuesto está prohibido verlo en 16/9 a menos que disfrutéis de la imagen achatada y totalmente deformada, así que para los que tienen automatizada esa función en su monitor, busquen el botoncito para recuperar el formato adecuado y disfrutar por primera vez de este programa mítico en formato digital.

Nuestros lectores han sido muy activos en este blog solicitando su edición y la entrada que dedicamos a esta serie hace más de cuatro años tiene unos 50 comentarios pero hay muchos otros seguidores que quizás no conozcan esta serie ni, por lo tanto, el impacto que causó en su primera emisión en 1971 dentro del espacio "Novela". Hablamos de una superproducción de la época con un reparto estelar lleno de jóvenes promesas y actores veteranos de sobrada experiencia en dramáticos televisivos dirigida y realizada por un pionero de la talla de Pedro Amalio López, uno de los creadores televisuales estrella de la Casa junto a Guerrero Zamora o Pérez Puig. 

La elección de Sancho Gracia para encarnar a D'Artagnan, aquel gascón que viaja a París para solicitar un puesto en la guardia de los Mosqueteros, resultó ser todo un acierto. Aunque Gracia llevaba unos ocho años apareciendo en multitud de series y espacios teatrales como Estudio 1 todavía no había alcanzado la popularidad total. Con este rol se convertiría en el prototipo ideal para encarnar a otros aventureros. Su carisma, su total entusiasmo, su tono altivo combinado con la humildad que requería momentáneamente su papel de bisoño aspirante le empujaron a un nuevo status en su carrera. De hecho, durante un par de años interpretó otras Novelas de corte similar hasta que en la temporada 1973/74 aceptó con mucho tino el protagonismo de la serie costumbrista "Los camioneros" (aunque ésta también tenía sus dosis de acción).

Su amada Constance sería encarnada por Maite Blasco, actriz que ya había pisado el Paseo de la Habana en 1959 y que sería una habitual en la tele hasta hace bien poco. Su gesto, casi siempre compungido, era perfecto para este papel de trágico destino (y hasta aquí puedo leer) que sería vital para la trama más personal del protagonista y desencadenante de la lucha final de D'artagnan contra los poderes misteriosos que quieren atentar contra los Reyes y su guardia.

 
Si Maite Blasco era la actriz idónea para Constance hubo, sin embargo una elección curiosa para los dos papeles femeninos fundamentales y antagónicos, la reina Ana y Milady de Winter, la pérfida mujer al servicio de los intereses de Richelieu. Mónica Randall y Elisa Ramírez las interpretarían respectivamente pero la lógica hubiera hecho pensar que la primera se hubiera encargado de la mala de la serie y la segunda de la monarca. Sin embargo, el director decidió invertir los roles y el experimento salió bien.

Elisa Ramírez, habitual heroína o dama amable en dramáticos y series de aquella tele sesentera demostró su versatilidad creando una Milady con muchas aristas, mirada ladeada y sonrisa enigmática. Una mala de cine, en definitiva, que superaba con mucho a la Lana Turner de la versión fílmica protagonizada por Gene Kelly que tanto éxito había tenido en la España de los cincuenta.
   La Randall se quedó con un papel mucho menos lucido pero supo demostrar esa regia dignidad que exigía la ocasión.

En cuanto a los tres Mosqueteros se puede decir que, al contrario que a Sancho Gracia, este papel no les sirvió para dar el salto a la fama pero sí que quedaron en el recuerdo de muchos cuarentones que disfrutaron con sus andanzas durante aquellos episodios. Todos tenían experiencia en TVE pero sólo Víctor Valverde (Athos) alcanzó cierta popularidad y continuó siendo un fijo en otros dramáticos y Novelas. Su voz, además, se convirtió en habitual en el doblaje, como la de Ernesto Aura (Aramis), doblador oficial de Schwarzenegger desde Conan hasta su fallecimiento. Joaquim Cardona (Porthos) sería un clásico en el teatro en catalán pero apenas trabajó a nivel nacional, eso sí, sería uno de los actores de "Ahí te quiero ver", el programa de Rosa María Sardá.
   Con esta serie se pretendía repetir el éxito de "El Conde de Montecristo" dos años antes y se confió en el mismo equipo técnico (el de Miramar) y en las grabaciones en exteriores (con unidad móvil pero también en cine en 16mm para ciertas secuencias de acción) además de potenciar la aventura. Ésta era, además, una obra más lúdica, menos lóbrega y con reivindicación del trabajo en equipo, perfecta para el target infantil y juvenil, ese que ahora está comprando la edición en DVD.
   Decía el sabio Baget-Herms en su "Historia de la televisión en España": "Fue seguida con gran interés por el público y, por tanto, cumplió las expectativas previstas. Pero a muchos nos dolía que el talento y la sensibilidad de de Pedro Amalio tuvieran que expresarte ahora en superproducciones en las que la mano del realizador forma parte del engranaje de la misma pero no es la única, ni siquiera a veces la más importante".





Las enfermeras

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En el verano de 1963 comenzó su emisión una serie que debería haber marcado un antes y un después en TVE por su planteamiento, su formato, sus protagonistas y su realización... pero no fue así. "Las enfermeras" fue la primera de nuestra tele centrada en un grupo de mujeres profesionales e independientes, la primera también en poner el foco en una profesión y que lo dejara claro en el título y la primera de producción propia en localizarse en un hospital. No eran estas las únicas novedades que presentaba pero a pesar de todo esto, no se convirtió en un éxito y enseguida pasó al olvido. Hasta ahora, claro, aunque he de recordar que hace unos años ya hablamos aquí brevemente de ella.

 María Massip (en la foto), Perla Cristal, Josefina Jartín (en la primera foto), Nuria Torray (en la imagen inferior) y Paco Morán encarnaban a los personajes fijos de esta serie realizada en directo (no había otra posibilidad en aquella época) desde el Estudio 3 (así se denominaba el plató que alquilaban a Sevilla Films). Ricardo Blasco era su realizador y provenía del cine donde ya había dirigido las películas "Armas contra la ley", "Gringo" y "Autopsia a un criminal". Tras las críticas al primer episodio al que habían acusado de ser, atención, demasiado frenético y con muchos cambios de decorados, decía el director: "No está desacertado. Mi experiencia cinematográfica tal vez haya jugado demasiado en esta primera realización. Creo, sin embargo, que no todo en el cine es "cinematográfico" y en televisión "televisivo" (...) Personalmente me encuentro entusiasmado al haber salido de mi camino habitual". Blasco reconocía, humildemente, haber pagado la novatada en la tele tras veinte años de experiencia en el celuloide pero también apuntaba a una cierta ruptura del encorsetamiento al que los propios críticos (bastante conservadores) querían obligar. Hoy puede sorprender que una serie que buscaba nuevos caminos, un público más educado audiovisualmente, más joven, no fuera apoyada desde el sector especializado. Blasco auguraba en la misma entrevista a "TeleRadio": "Este espectáculo (por la televisión) terminará desbancando a otros en el ámbito popular en razón de su audiencia. En eso prescisamente estriba la responsabilidad de la televisión".
  No todo fueron malas críticas, a Nuria Torray le dedicaron unos cuantos elogios. Más tarde se convertiría en la musa (y pareja sentimental) del director-realizador Juan Guerrero Zamora, especialista en teatro clásico con el que Nuria colaboraría con profusión hasta bien entrados los setenta. Su último trabajo juntos fue "Los mitos" pero quizás su dramático más célebre fue "Fuenteovejuna".

 Paco Morán (en la foto inferior) encarnaba al médico que, obviamente y teniendo en cuento el contexto, tenía enamoradas a todas las jóvenes enfermeras y que chocaba con la más veterana, la jefa. Este actor fue uno de los pioneros de TVE y a finales de los cincuenta consiguió un enorme éxito al protagonizar "Otelo" en Estudio 1. Durante los sesenta y principios de los setenta intervino en más de 2.000 obras televisivas pero dejó la pequeña pantalla para dedicarse casi en exclusiva al teatro donde consiguió rotundos triunfos, algunos tan destacados como "La extraña pareja" junto a Joan Pera, cinco años consecutivos en cartel en Barcelona. A mediados de los noventa regresó a TVE con una sitcom y con un par de especiales y se despidió de la audiencia con su aparición en la última serie de Lina Morgan "¿Se puede?" en 2004. Falleció ocho después.

Los guiones estaban escritos por Antonio Fos, un valenciano, con un curriculum cinematográfico lleno de títulos, cuanto menos, curiosos: "Ella y el miedo", "Nadie oyó gritar", "Polvo eres...", "Joven de buena familia sospechosa de asesinato" (basada en una historia real, presumían), "Una gota de sangre para morir amando", "La orgía nocturna de los vampiros" o "El virgo de Visanteta" y su secuela "Visanteta, estáte quieta". Por supuesto en 1963 sólo había escrito el primero de los títulos mencionados. Decía por entonces sobre esta serie: "Pretendo que cada historia tenga un núcleo central de interés, válido por lo interesante de la situación, alrededor del cual se montará el episodio, siempre a base de los mismos personajes principales. Según mi punto de vista, se alternará el humor, lo dramático, el suspense clínico, etc". Además de inventar el concepto "suspense clínico", Fos no era precisamente un hombre taimado, sobre la dificultad de escribir sobre una profesión desconocida para él afirmaba en la revista TeleRadio: "Para redactar estos guiones he tenido que consultar una serie de libritos, con vista a ese señor suspicaz que te critica el detallito sin importancia pero no he tenido dificultades al escribirlos. A mí me parece que la técnica a seguir en TV es buscar historias de mucha tensión y abundancia de primeros planos". 
   "Las enfermeras" se emitía los lunes a las 22h, justo antes del programa estrella "Los amigos del lunes" dirigido por Artur Kaps y presentado por Franz Johan con la colaboración de Gustavo Re.

Estudio 1: Ocho mujeres

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Muchos espectadores recordarán la película francesa "Ocho mujeres" dirigida magistralmente por Francçois Ozon y estrenada en 2002. Basada en una obra de teatro de Robert Thomas, el director convirtió esta comedia de suspense con final inesperado en un éxito en toda Europa. El magnífico reparto, con Catherine Deneuve, Emmanuelle Béart, Isabelle Huppert, Fanny Ardant y Danielle Darrieux a la cabeza, fue cómplice de la visión del director y, por eso, todo encajó a la perfección.
   En abril de 1980 Estudio 1 ofreció su adaptación de la obra y por primera vez en España, lo hizo respetándola, es decir que la película francesa no tiene mucho que ver con este dramático dirigido y realizado para TVE por Manuel Ripoll.


La historia es la misma: en una lujosa casa de campo francesa un próspero hombre de negocios vive con su mujer, sus hijas y además con su suegra y su cuñada, a las que ha recogido pero que en realidad no sienten ningún agradecimiento. Tienen a su servicio a un ama de llaves y una doncella. Marcel aparece muerto en su despacho y la casa está aislada por la nieve, ¿quién puede haberlo asesinado?
   Ripoll respeta el espíritu original del texto de Thomas, un thriller psicológico, una suerte de vodevil criminal con múltiples revelaciones que nos llevan a pensar que cualquiera puede ser la autora de esta muerte: "La obra puede considerarse dentro del género policíaco. Está llena de trucos y de escenas inesperadas. Se intenta que el espectador esté siempre en vilo y que a través de los diálogos vaya descubriendo todo el entramado. Hasta el final cualquiera de las mujeres puede ser la asesina". El director quiso participar de este juego no juzgando a ninguna de las mujeres: "En algunos momentos pueden parecer seres monstruosos pero no es así. Hay que verlos dentro de una situación límite que les hace ser agresivos para defenderse."

Por supuesto la elección del reparto era fundamental para el éxito de este dramático y se consiguió un buen equilibrio entre jóvenes promesas como Natalia Dicenta y María Mahoz (las hijas de Marcel), talentos ya asentados como Marisa de Leza (Susy, la esposa) y Mari Paz Ballesteros (la cuñada) y veteranas consagradas y respetadas del prestigio de Amelia de la Torre (la madre, en esta foto) o Maruchi Fresno (ama de llaves, foto inferior). Decía doña Amelia de su personaje, Mamy: "En el fondo prefiere a su hija Agustina, y eso que Gaby la tiene recogida en su casa, pero es que la solterona es más débil. Pienso que es un personaje duro, frío y egoísta, que no es capaz de ayudar a su yerno económicamente ni de ser cariñosa con sus nietas".

Sin embargo, Maruchi veía en su Chanel "la que representa un poco la bondad frente a las demás". Esther Gala encarnaba a la doncella "una mujer unida a uno de los personajes de la familia. Al verse metida en el problema reacciona agresivamente y se defiende atacando a las demás porque conoce muchos secretos". Completaba el reparto Amparo Soto como Pierrete, la hermana de Marcel, una mujer independiente que ha trabajado como stripper: "A lo largo de la obra se va viendo que ella no es la peor de todas, por mucho que haya trabajado en burdeles mientras las demás estaban en casa viviendo de Marcel. Todas tienen sus pequeñas o grandes mentiras. La que es considerada como la vergüenza de la familia no es ni mejor ni peor que las otras. La vida la ha hecho irónica, escéptica y algo cínica pero tiene una gran humanidad" afirmaba la actriz a la revista TeleRadio con motivo del estreno de la obra.
"Ocho mujeres" se emitió el domingo 27 de abril de 1980 a las 22h, justo después de la segunda edición del Telediario. Fue la primera vez en nuestro país en que se respetó el final escrito por Thomas puesto que en las representaciones teatrales previas se había modificado porque la censura lo considerada"demasiado duro".

¿Qué ponen hoy? 20 de junio de 1988

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Tal día como hoy hace 27 años era lunes y la programación ya olía a verano aunque todavía se mantenían algunos de sus programas estrella en antena, a la espera de que llegaran los sustitutos estivales. Tan sólo el vespertino "Tal cual" había mudado ya su nombre por "Un verano tal cual" e Isabel Garbí (la Gemio antes de ser la Gemio) sustituía a Manuel Hidalgo aunque Inka Martí seguía ocupándose de la parte relacionada con los espectáculos.

 
"Por la mañana" de Jesús Hermida seguía imbatible en su franja matinal, precedido por "Buenos días". Dentro de este magazine se incluían dos seriales: "Cuatro hombres para Eva" protagonizado por Alberto Closas y ¡nada menos que "Dinastia"! con las archienemigas Joan Collins y Linda Evans interpretando respectivamente  a Alexis y Krystie. Una serie de prime-time en EEUU que aquí nos permitíamos el lujo de de colocar en la parilla a las 11.50h. Las mañanas eran excepcionales en aquel 1988. Recién regresados del cole, los chavales teníamos al Pájaro Loco acompañado de amigos como el pingüino Chilly Willy y a continuación el concurso revelación de la temporada: "3x4" con Julia Otero, aire fresco para el mediodía televisivo.

Y tras la primera edición del Telediario, el regreso de "Fama" que tras un año de ausencia volvía a la Primera con 24 nuevos capítulos. En esta nueva tanda viviríamos la despedida de la profesora de literatura, la señorita Sherwood, que abandonaba la Escuela de Artes Interpretativas de Nueva York para dedicarse por completo a su verdadera vocación: la escritura.
   A las 18.05 "Los mundos de Yupi" y a las 19h la final del concurso juvenil "A media tarde" completaban la producción propia destinada a los más pequeños. La noche vendría cargada de premios millonarios, los que repartía Joaquín Prat en "El precio justo", concurso de importación (con muchos años de retraso, eso sí) que tendría tanto éxito como críticas por premiar al "capitalismo" y no a la sabiduría. A su término, el remake de la serie "Alfred Hitchcock presenta..." con capítulos dirigidos por jóvenes realizadores pero manteniendo las presentaciones originales (aunque coloreadas).

En la segunda cadena la mañana estaba destinada a la programación de los centros territoriales. A las 15.30h la retransmisión (en diferido) de Ramón Trecet de un partido de la NBA, Angeles Lakers-Detroit Pistons. También habría toros, el musical "FM 2" dirigido por Diego Manrique y presentado por Cristina Rosenvinge y cine. Los aficionados al jazz tendrían que esperar al final del programa religioso "Últimas preguntas" (el título de hoy "Si de verdad la fe significa amar") para disfrutar del imprescindible "Jazz entre amigos" del gran Cifu.
   No habían llegado las privadas a nuestras vidas todavía pero sí algunas autonómicas. TV3 dedicaba el prime-time a la serie "L'Equalitzador" y a la obra de teatro "Infantillatges" dirigida por J.M Flotats, TVG a la sitcom "Cincinnati" y el programa "Super Sport", ETB1 al debate "Ezbaian" ETB2 al show de Urrusolo "Detrás del Sirimiri". Elijan su programa favorito y disfruten de la noche.

Páginas de programación de la revista Tele Indiscreta

Holmes and Company

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Conan Doyle es un clásico de la literatura pero también del cine y la televisión. Su personaje Sherlock Holmes ha sido adaptado cientos de veces, en multitud de países y con giros más o menos originales en su presentación aunque las historias y las características principales del investigador y su amigo John Watson sean respetadas. En 1960 la BBC ya había versionado varios de los relatos del escritor, como también habían hecho la italiana RAI y la francesa ORTF, sin embargo en TVE el primer Holmes que apareció fue el del título del programa "Holmes and Company" protagonizado por un insigne actor de gran éxito en el teatro, Ismael Merlo (padre de María Luisa, abuelo de Luis). En realidad, Holmes sólo era una "percha" porque el protagonista de esta serie semanal de 15 minutos de duración era don Paco, "un pobre hombre que se dedica a jugar a ser detective por vocación aunque no tiene aptitud para ello. Por esto siempre está viendo "casos" donde no los hay, lo cual me da pie a situaciones que puede ser graciosas. Mi personaje no es más que una caricatura de los detectives de novela policíaca pero construido a propósito en broma" decía su creador y guionista Manuel Ruiz Castillo.

Don Ismael estaba comenzando a colaborar con TVE y parecía disfrutar con la experiencia: "Este programa me agrada de verdad, tanto por el tema general, de humor semipolicíaco, como por lo agradecido de mi trabajo de actor". Estas palabras, pronunciadas en enero del 60 para la revista TeleRadio, no eran más que el inicio de una provechosa relación con la tele, donde llegaría a protagonizar cientos de dramáticos en los que demostró su versatilidad.
   A Merlo le acompañaba en "Holmes and Company" la actriz Lola Cardona, en uno de sus primeros papeles protagonistas. Ella era la secretaria que tenía que aguantar todas las meteduras de pata de un jefe bastante inepto. El guionista, que había sido Premio Calderón de Teatro por "Un diablo que se llama Leopoldo", confesaba al periodista Rafael Martín que ésta era una serie sin grandes pretensiones: "Lo que busco es lo mismo que cuando hice "Los Tele-Rodríguez" (considerada la primera sitcom española) y otros programas: el entretener a los espectadores durante unos minutos sin que tengan para ello que pensar demasiado ni complicarse la vida siguiendo en el televisor una trama retorcida en la que, como se dice ahora, tengan que captar entre líneas un mensaje. Mi único propósito es el de hacer sonreír al público de una manera amable y sin complicaciones. Yo creo que esta es una obligación de todo humorista".
   "Holmes and Company" se emitía los viernes a las 21.45h, patrocinado por el detergente Omo. Completaba la programación nocturna de aquella temporada la segunda edición del Telediario, el concurso "Ayer noticia, hoy dinero" y el magazine "Cuarta dimensión" presentado por Tico Medina.

Xena: la princesa guerrera

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Nació a rebufo del inesperado éxito de otra serie, como un spin-off de un producto televisivo con un planteamiento tan absurdo y una producción tan limitada que ningún analista imaginaba que aquello pudiera convertirse en objeto de culto... pero lo fue y hoy, 14 años después de su cancelación, "Xena: la princesa guerrera, sigue siendo motivo de análisis entre comunidades de fans de medio mundo.
   Durante años Xena había sido una conquistadora que sembraba el terror entre los pueblos que escuchaban los cascos de su caballo acercarse hasta que un día (cual San Pedro caído del caballo) se hizo consciente de lo erróneo de su camino vital. Desde ese momento se convirtió en una simple romera que en su itinerario sin meta ayuda a los necesitados que se va cruzando. Una aspirante a juglar de nombre Gabrielle será su fiel "escudera" y otros personajes como Joxer también la acompañarán en un momento u otro de su vida. No tan bienvenida era la compañía de Callisto, su gran enemiga.

En septiembre de 1995 comenzó a emitirse de forma sindicada en Estados Unidos distribuida por Universal Studios y durante casi 6 años recorrió un camino triunfal en más de ochenta países. Producida por, entre otros, Sam Raimi (director de pelis de terror de serie B de culto como "Army of Dead" y de la primera trilogía de Spiderman), supo encontrar un público joven, ávido de aventuras, pero también con suficiente sentido del humor como para entender unas tramas autoparódicas y, lo que es más importante, una continua metáfora de la vida cotidiana del siglo XX, con continuas (y poco veladas) referencias a hechos de actualidad durante sus temporadas en antena. El personaje había sido presentado en otra serie producida por el mismo equipo y con similar planteamiento, "Hércules". Ocho meses después debutaría como serie independiente y llegaría a superar en éxito y permanencia en pantalla a la primera. Si "Hércules" era ya bastante cutre en su factura, con decorados de cartón-piedra que parecían rescatados del "Un, dos, tres", Xena aún profundizó más en esa estética.

Ambientada (supuestamente) en la Grecia clásica, sus guionistas se permitían licencias temporales y geográficas sin ningún tipo de pudor. Los espectadores abrazaron el absurdo y se fijaron más en unas tramas que, con el tiempo, fueron haciéndose más autorreferenciales y con muchos guiños hacia la audiencia. Según Concepción Cascajosa en su libro "Prime Time. Las mejores series de TV americanas" (Calamar Ediciones, 2005): "Logró un notable éxito y su protagonista se convirtió en un icono feminista (...). La serie acentuó todavía más la utilización de relatos alegóricos sobre la vida actual en detrimento de la acción y también se hizo popular por la escasamente disimulada relación homosexual entre Xena y su compañera Gabrielle. La amplia creatividad del programa, uno de los más infravalorados de la décasa, se apreció en capítulos tan interesantes como el musical 'Una suite amarga? (3.12)".
   Rodada en Nueva Zelanda (país co-productor junto a EE.UU), fue una ex Miss de allí quien la protagonizó, Lucy Lawless. En realidad el papel había sido ofrecido en un principio a Vanessa Angel pero una inoportuna enfermedad lo impidió. Otras cuatro actrices rechazaron la propuesta hasta que llegó a Lucy que, gracias a esta carambola, consiguió el papel que le dio popularidad mundial. A TVE llegó en 1997 y durante años ha sido emitida en las tardes de la 2, las mañanas estivales de la 1 y cualquier franja de Clan TV.



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