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"Salomé" con Nuria Espert

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Hace treinta y ocho años, en estas fechas, los estudios de TVE en Esplugues de Llobregat (Barcelona) hervían de actividad. Todo estaba preparado para grabar la adaptación de "Salomé" de Oscar Wilde a la televisión. Atención al equipo involucrado en este acontecimiento audiovisual: Nuria Espert de protagonista, Sergi Schaaff de director-realizador y Terenci Moix transformando el texto del inglés en una obra netamente televisiva. El resultado llamó la atención de la crítica, entre otras cosas, por su realización novedosa, basada en la repetición de travellings audaces, con la propia Espert montada en la grúa, como una especie de presencia fantasmal intangible para sus súbditos... hasta que pisaba el suelo. Una iluminación nebulosa, casi lechosa, daba a la escenografía un aire onírico que recalcaba aún más esa atmósfera que quería impregnar Moix en la conocida obra teatral para hacerla más moderna, para que hubiera paralelismos con la España de la Transición pero no demasiado evidentes.

Grabada en catalán originalmente, la expectación por la presencia de una estrella del teatro como Nuria Espert, que se prodigaba muy poco en televisión, y por la campaña realizada por los críticos a su favor consiguió que se doblara (por el mismo equipo actoral) para emitirse en todo el territorio unos meses después. Por supuesto, sólo una minoría de la audiencia disfrutó de una propuesta tan arriesgada, una minoría que por entonces significaba varios millones de espectadores.

En el primer número del año 1977 de la revista TeleRadio aparecía en portada la protagonista, y eso que todavía no se había confirmado que la obra se podría ver en toda España; esto nos da una idea de la importancia que se le daba a la intervención de la prestigiosa actriz. De hecho, no es arriesgado afirmar que si no fuera por su presencia y apoyo a Terenci y Schaaff, esta obra no habría visto la luz. Aprovechaba entonces Espert para pedir que se potenciara más la programación en catalán y justificaba su desconfianza al género teatral televisivo: "El teatro ha sido escrito, hecho y pensado para la presencia viva del actor ante el público. En cuanto pasa a través de un aparato pierde mucho. Cada medio tiene sus exigencias y sus ventajas".

En el papel de Juan Bautista Enric Majó (pareja por entonces de Terenci Moix y cómplice de sus trabajos de la época) representaba "la santidad furiosa y alucinada, asediada por el deseo de Salomé". Herodes era interpretado por Felipe Peña (voz fundamental del doblaje español durante décadas) y Heredías (la mujer adúltera) por Conchita Bardem.
"Salomé" se puede ver en la web rtve.es en su sección de dramáticos en catalán.

Fotos: Juan Cid para TeleRadio

"El Tiritón", el programa que no fue

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Tres humoristas profesionales y conocidos por la audiencia intentan hacer reír utilizando cualquier estratagema a los invitados a un programa que aguantan estoicamente en una silla eléctrica que se pone en funcionamiento cuando sucumben a la risa. ¿Os suena de algo? Antes de nada he de aclarar que estamos hablando de un programa grabado en agosto de 1976 así que olvidaos de "No te rías que es peor". De hecho, este espacio ni siquiera fue emitido, no pasó del piloto. Su nombre era "El Tiritón" y estaba dirigido por Marcelo Bravo.

Decía Bravo tras la grabación: "La carencia actual de programas de humor en TV es evidente. Entonces se me ocurrió la idea de este programa basado en una reunión de amigos que se cuentan chistes entre sí y pasan un rato agradable en un bar o en cualquier sitio. De esta forma el programa en sí es bastante informal en su tratamiento y muy espontáneo porque son cosas que se les van ocurriendo a los humoristas sobre la marcha y gana en vivacidad".
El equipo de cómicos estaba formado por Mary Santpere, show-woman catalana que consiguió ser una figura desde los 50 a los 80 y Emilio Laguna, actor secundario habitual en cine, teatro y televisión (y qué después formaría parte del equipo inicial de cómicos de "No te rías que es peor") que destacaba la complicidad del grupo: "Sin haber ensayado ni preparado nada salió el programa de una vez, muy hilvanado todo y ni uno solo de los invitados se nos resistió".

Había un tercer humorista en discordia, un recién llegado a España, Bigote Arrocet, chileno como el realizador, ¿era una apuesta personal de Marcelo que posiblemente ya lo había conocido en su tierra común? Bigote (o Edmundo, como hemos descubierto recientemente que se llama) había participado en el célebre Festival de Viña del Mar pero en nuestro país comenzaría a ser popular a partir de 1979 gracias a sus intervenciones en "Aplauso" donde molestaba continuamente a la presentadora Silvia Tortosa. Con un papel similar llegaría al "Un, dos, tres" de Mayra donde realmente se convertiría en un humorista famoso.

Presentando el programa estaba Diana Sorel, actriz que a principios de los 70 había protagonizado la comedia coral "El último café" en TVE. Cuando grabó este piloto estaba más centrada en su carrera musical pero ni en esa faceta ni en la de comunicadora consiguió triunar y se retiró en los 80.
"El Tiritón" recibía su nombre de la silla que hacía sufrir a los invitados.
El programa no apareció en la parrilla de octubre a pesar de que se había informado de su grabación en el Estudio 2 de Prado del Rey en publicaciones como ABC, TP y TeleRadio. Quizás no encajaba en aquella programación tan informativa y divulgativa de la Transición o es posible que el resultado no gustara a los directivos de la cadena.


Fotos: Ferre

Metrópolis

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Es una referencia a nivel mundial aunque aquí la gran mayoría ni lo sepa ni lo valore. "Metrópolis" es el único programa dedicado a las "nuevas expresiones culturales y artísticas" en su más amplio sentido que puede presumir de cumplir 30 años en antena. Trigésimo aniversario que se celebrará el próximo 21 de abril, ese día de 1985 comenzaba a medianoche un clásico de la 2, uno de esos espacios divulgativos que justifican la existencia de las televisiones públicas para informar a una amplia minoría de lo que es producto exclusivo de sectores muy reducidos de grandes ciudades. Gracias a "Metrópolis" un ponferradino (un servidor, por ejemplo) puede enterarse de la última tendencia en la vanguardia del Soho neoyorquino.

Desde los inicios, este programa tuvo una vocación internacional pero sin perder de vista lo propio, no había prejuicios en el criterio de selección de sus contenidos, su objetivo estaba claro y sigue siendo el mismo: presentar lo último de la creación  en distintos ámbitos culturales: las artes plásticas, la danza, la fotografía, el cine, la publicidad (uno de los primeros espacios europeos en valorarla como concepto artístico) y dos corrientes que en su día fueron una revolución y hoy están más que aceptadas (y casi superadas): performance y vídeo-arte.

Todos los artistas que han sido o son algo en el arte del siglo XX han tenido su hueco en "Metrópolis",con algunos se ha creado una complicidad a lo largo de los años que ha servido para que permitan a las cámaras del espacio entrar en su particular mundo de creación y mostrar su proceso.

Siempre en la madrugada y sin un día habitual a lo largo de sus lustros en antena, "Metrópolis" ha sido un guadiana de la programación. Excepto una breve etapa en 1986 en la que se emitía de lunes a viernes, ha sido un programa semanal al que había que seguir la pista con mucho esfuerzo. No solía anunciarse su vuelta a la parrilla y cualquier evento o película lo arrastraba a horas imposibles incluso para los noctámbulos.

Su factura formal también era inédita y rompedora, sin presentador (generalmente), con grafismos novedosos y técnicas poco habituales en la televisión, cada semana podía romper su formato dependiendo del tema a tratar. Alejandro González Lavilla, Gustavo Martínez Schmidt, Alejandro Vallejo, Marina Collazo, Guillermo Martín, Alina Iraizoz y María Pallier se han encargado, entre otros, de dirigir y realizar este programa que celebrará su cumpleaños con una exposición y que se puede ver actualmente los domingos en torno a la 1 de la madrugada en la 2, por supuesto.





Los Protectores

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Una organización mundial formada por los mejores detectives del mundo, unos mercenarios pero en el lado bueno de la ley, grandes profesionales "de lo suyo" que son requeridos para misiones excepcionales... y discretas. Espías sin límite de gasto y sin problemas éticos... porque siempre actúan contra los "malos", son "Los Protectores". Esta es la premisa de una serie británica producida por la poderosa ITC para la cadena privada ATV pero que se emitió en medio mundo con cierto éxito entre 1972 y 1974. 

A España llegó al comienzo de la temporada 74/75, cuando su producción había cesado a pesar de que ya se había encargado la tercera temporada porque el mayor patrocinador de la serie decidió cancelar su contrato en el último momento. A pesar de eso, las aventuras de estos agentes privados contratados por empresarios, organizaciones o incluso gobiernos, fueron repuestas continuamente en Europa y EEUU. A España volvieron en septiembre de 1976 con una selección de sus mejores capítulos en la noche de los domingos de la UHF.

Su protagonista principal (y motor de la serie en la venta del proyecto) era Robert Vaughn, famosísimo en los 60 y 70 gracias a su rol de Napoleon Solo en "El agente de CIPOL. Aquí es Harry Rule, americano afincado en Londres, ambicioso, cínico y, aparentemente, frío. Su compañera habitual es la condesa Carolina de Contini, viuda inglesa habitante en Roma, interpretada por Nyree Dawn Porter (popular gracias a "La saga de los Forsyte"). A veces actúan juntos y otras por separado, pero habitualmente cuentan con el apoyo de Paul Bouchet, británico educado en Oxford pero residente en París.

"Los Protectores" fue la segunda serie creada por Gerry Anderson protagonizada por actores reales y la primera con una temática alejada de la ciencia ficción y es que Anderson se hizo su hueco en la televisión gracias a sus "Thundebirds", rodada (como otras producciones suyas) en el exclusivo sistema Supermarionation.
Se rodaron 52 capítulos de 25 minutos, un formato que pronto caducaría para las series de acción.

Aquí tenéis su primer capítulo, atentos al audio del comienzo:


Audacia, con Jordi Estadella

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Año 2000, en pleno auge de concursos de inteligencia y estrategia premiados con millones de pesetas, TVE decide entrar en esa batalla contratando un formato norteamericano que había conseguido un gran éxito en su primera temporada y que se había vendido a medio mundo. Su título original era "Greed", que se traduce por "codicia, avaricia" pero que en España adquirió el nombre, mucho más suave y correcto de "Audacia". La verdadera noticia para muchos espectadores era la vuelta de dos grandes profesionales a la Casa, Jordi Estadella como presentador y Fernando Navarrete como director.

La mecánica no era precisamente sencilla: diferentes grupos de seis concursantes se enfrentan a una primera pregunta numérica que eliminará a uno de ellos y convertirá en capitán a otro, a partir de ahí comienza el verdadero juego, cada participante responde a una cuestión pero el capitán puede cambiar su respuesta si cree que han fallado o incluso plantarse. El fallo de cualquiera de ellos elimina al grupo. Superada esta fase, deben eliminarse entre sí lanzándose preguntas. Podría seguir explicando los porcentajes con los que se queda el "retador", lo que se lleva el eliminado, etc pero si en su momento esto fue un lío, mucho más complicado y aburrido resultaría leerlo. Dejemos constancia, eso sí, de que el premio final era de 100 millones de pesetas, el doble de lo que ofrecía "¿Quién quiere ser millonario?".

El programa comenzó con una audiencia excelente pero diversos cambios de ubicación lo condenaron al fracaso. Si a eso sumamos que en el resto de países el concurso también fue perdiendo gradualmente el interés del espectador podemos concluir que era uno de esos formatos de trayectoria limitada tras la sorpresa inicial y el morbo de los enfrentamientos directos por un premio mayúsculo. La crítica acusó además a la versión española de frialdad y lentitud al tiempo que se lamentaba del papel casi testimonial del presentador. Estadella regresaba a TVE después de triunfar con "El semáforo" entre 1995 y 1997 y una brevísima aventura al año siguiente en Telecinco al frente de "Perdona nuestros pecados (PNP)", un programa de zapping copresentado por Inma del Moral (lucimiento para la ex reportera de "El informal") del que sólo se emitió una entrega ante las denuncias de TVE y Antena 3 por usar sus imágenes. Esto cambió posteriormente pero a Estadella le hicieron la pascua. Desgraciadamente, "Audacia" fue su último espacio a nivel nacional y no le permitió desarrollar su talento como showman.


José Luis Moro

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Su trazo dinámico, fuerte, rápido, vivo pero a la vez muy elegante era muy reconocible, desde que José Luis Moro iniciara su profesión como dibujante tuvo siempre en Disney una referencia pero con el tiempo supo encontrar su estilo y cuando alcanzó popularidad a finales de los 40 con sus ilustraciones, sus personajes tenían ya entidad propia. El pasado 13 de enero perdíamos a uno de los pioneros de la animación comercial en España a la edad de 88 años. Junto a su hermano Santiago había creado su estudio que llegó a tener sucursales en Sudamérica, Portugal y nada menos que EE.UU., una auténtica “pica en Flandes”. Suyos son personajes tan asociados a nuestra televisión como la celebérrima familia Telerín y las no menos famosas mascotas del “Un, dos, tres” además de otros personajes publicitarios como Kinito, el señor con bigotito de Fundador o la niña del detergente ESE.

A finales de la década de los cuarenta, la firma de Moro era ya muy conocida gracias a la revista “Chicas” (hermana de “Chicos”, popularísima en su época gracias a las aventuras dibujadas por artistas como Freixas o Blasco). Las chicas de Moro eran espigadas, de pestañas gruesas y labios turgentes, una Audrey Hepburn mezclada con los rasgos de la Loren. Muy modernas para la España franquista, quizás demasiado modernas.

Con una cámara comprada en el rastro junto a su hermano comenzaron a realizar anuncios animados de forma muy primitiva para los cines pero fue con la llegada de la televisión cuando realmente su negocio floreció. En 1955 se asociaron al holandés Jo Linten que, con mucha vista comercial, importó la fórmula americana de comprar un espacio en la parrilla para hacer su propio programa patrocinado y emitir los spots de sus anunciantes que, por cierto, ellos mismos realizaban, negocio redondo. “Gran Parada” era el show por excelencia a finales de los 50 y principios de los 60 en TVE y era un programa de los estudios Moro en última instancia. Traían a los más grandes artistas para que toda la audiencia viera el programa y, de paso, sus anuncios. Hasta la disolución de esta sociedad en 1970, los Moro realizaron la mayoría de los spots televisivos y buena parte de ellos eran animados. Con el crecimiento de los estudios ampliaron su plantilla y medios y contrataron a directores de animación prestigiosos. Consiguieron premios internacionales a porrillo hasta que decidieron dejar de competir en festivales porque consideraban que ese no era su objetivo (fácil de decir cuando llevaban ya más de cien galardones a la espalda).

Es en esa época cuando otro grande de la animación de este país, Cruz Delgado, creador de las series “Don Quijote de la Mancha” y “Los Trotamúsicos”, trabaja en estos estudios y según nos cuenta su hijo el también animador y estudioso del tema de mismo nombre: “Mi padre mantuvo siempre una estupenda relación de amistad y admiración hacia José Luis Moro (de hecho, hasta que enfermó José Luis, mi padre le felicitaba todos los años el día de su cumpleaños que era el de la lotería de Navidad). Mi padre dio los primeros pasos profesionales en la animación en el estudio de los hermanos Moro y allí estuvo desde 1956 hasta 1960, algo que siempre ha subrayado en toda ocasión que le han preguntado. Muchos años después, yo tuve también la suerte de tratarle personalmente. Allá por los años noventa, José Luis Moro (que ya tenía un estudio mucho más pequeño y se había separado profesionalmente de su hermano, que se dedicaba a otro tipo de producciones) ofreció a nuestro estudio colaborar en algunos spots y cabeceras que les habían encargado, y fue la ocasión para trabajar directamente con un maestro de la animación del que siempre había oído contar maravillas como profesional.”
  
En 1964 un directivo de TVE le encarga a José Luis una tira animada para indicar que ha finalizado la programación infantil. Con tan pocas explicaciones se le ocurre que una familia numerosa puede ser la ideal para mandar a los niños a la cama y ahí surgen Cleo, Teté, Maripi, Pelusín, Colitas y Cuquín… la familia Telerín. Era 1964 y la fama fue inmediata pero no sólo aquí sino en toda Latinoamérica. Hasta los 70 aparecen en pantalla y no sólo en la pequeña sino también en el cine con la película “El mago de los sueños” dirigida por Macián, un antiguo colaborador de los Moro.

 
Según Cruz Delgado Jr.  “el papel que desempeñaron los hermanos Moro en la animación española (es justo no olvidar a Santiago que fue siempre el impulsor de los proyectos que luego llevaba a cabo José Luis) marca un antes y un después en muchos aspectos. En primer lugar, porque supone el comienzo de una cierta “industria” de la animación en Madrid, ya que hasta los años 50 la mayor parte de la producción se había realizado en Barcelona. Gracias a su estudio surgió toda una generación de animadores que luego desarrollarían su propio estilo y crearían otros estudios. En segundo lugar, porque el estilo Moro supone un cambio radical en el estilo de animación que se había seguido hasta ese momento porque, aunque José Luis Moro inicialmente partió de un estilo “clásico” de inspiración disneyana, en seguida absorbió las nuevas tendencias estéticas que se pusieron de moda a partir de la aparición del estilo UPA. Y en tercer lugar, Estudios Moro supone la llegada de la modernidad a la animación española, con spots de gran atractivo visual, personajes que se hacen populares y una animación con calidad equiparable a la que se hacía en cualquier otro país. Pero sobre todo, José Luis Moro pertenece a una generación de dibujantes a los que se les podía reconocer por su estilo, bastaba con ver cualquier dibujo suyo para saber que él estaba detrás. Y eso, que les ha pasado también a muchos otros, es lo que se llama “personalidad”, algo que lamentablemente se está perdiendo, si no se ha perdido ya. Es muy posible que ahora los animadores estén más preparados e incluso puedan hacer llegar sus trabajos más allá de nuestras fronteras con más facilidad, pero pocos son los que pueden ser identificados con un estilo o con un personaje. Será cosa de la globalización. Todo esto convierte a José Luis Moro en una figura irrepetible de la animación española cuyo legado va a ser siempre recordado.”

 

En 1970, tras una jugarreta de su socio Jo Linten, los Estudios Moro cierran sus puertas pero por poco tiempo. Empiezan en una nueva etapa bajo el nombre “Moro Film Studios Creativos y Asociados” y, de forma más modesta, parten de cero. A mediados de la década realizan cabeceras para varios programas televisivos, entre ellos la nueva etapa del “Un, dos, tres”. Es ahí donde la calabaza sin nombre de la etapa anterior se convierte en Ruperta, personaje creado por Moro como también las siguientes para evitar el aprovechamiento de los falsificadores de merchandising. Botilde, el Chollo y el Antichollo, el Boom y el Crack y de nuevo la Ruperta. Todas estas cabeceras son obra de Moro.

Su prestigo internacional hace que no tarden en encontrar encargos y de México llega el de realizar una serie divulgativa con Cantinflas de protagonista. Éxito inmediato, tanto que más tarde tendría una segunda etapa producida por Hanna Barbera pero respetando los diseños de José Luis.


También para México se realizó la película “Katy la oruga”, un fenómeno en toda Hispanoamérica, en la que trabajó un conocido reportero de los informativos de Antena 3 desde los tiempos de Carrascal, Alfredo Boto. Tenía entonces 16 años y cursaba 2º de BUP en el instituto Nuestra Señora del Recuerdo de Madrid donde coincidió con Fernando, tercer hijo de José Luis. Un amigo común fue el que les puso en contacto teniendo en cuenta su pasión por dibujar: “Además del dibujo nos unió rápidamente una buena amistad. Cuando me contó quién era su padre, y quién era su tío (Santiago y José Luis eran hermanos y un tándem profesional indisoluble desde hacía décadas) yo creía que estaba soñando. Yo había sido de esos niños que me había acostado cada noche tras el aviso de la Familia Telerín... y de los que cada viernes nunca se perdía 1, 2, 3, por el simple hecho de ver a la Calabaza Ruperta. Pero el summum para mí se produce cuando Fernando me propone colaborar en una película que el estudio está preparando para México. Se llama la Oruga Katy. Me tuve que pellizcar varias veces y obviamente, y aunque para mí sería duro (yo trabajaba en una empresa de construcciones por las mañanas) ya que tendría que renunciar a mis vacaciones de verano... clamé un gran "sí".”

 
 José Luis con su hijo Fernando en el programa "¿Quién es...?" en 1976

Alfredo recuerda al padre de su amigo con gran cariño y respeto: “José Luis era una persona tímida, de una humildad increíble, para un currículum como el suyo plagado de éxitos y de premios. Santiago, su hermano, era mucho más relaciones públicas. Ambos me trataron con afecto... yo no dejaba de ser un chaval de 16 años. Tras ver cómo dibujaba, inmediatamente me pusieron a intercalar. Eso significa hacer los dibujos intermedios entre el comienzo y el fin del movimiento de un personaje. Es complicado porque tienes que ser sumamente fiel al estilo del animador... ahí no cabe tu propia creatividad (por eso nunca me entusiasmó ese trabajo).
Trabajábamos sobre una mesa de luz, con dos lapiceros, uno negro y otro azul, para las indicaciones. José Luis, con un tono muy bajo de voz y sumamente respetuoso, iba dirigiendo mi trabajo, de tal manera que con el tiempo las indicaciones iban siendo cada vez menos necesarias. El lugar de trabajo era un chalet de varias plantas en el barrio de Chamartín. Muy pequeño en comparación a las grandes instalaciones que Estudios Moro llegó a poseer en los 60, que empleaban a centenares de creativos. Aun así, para mí era un sueño, trabajar con otros dibujantes, muchos de ellos de distintos países. Fue apasionante ver todo el proceso (cuando se hacía todo a mano) de principio a fin”. 

Recuerda con especial emoción el día que vio los “rushes” de algunas secuencias: “Los vi en blanco y negro... antes de darles color... pero me pareció casi un milagro ver esos seres ¡con vida! Me sentía orgulloso como un padre que ve a su bebé recién nacido moverse. No os podéis imaginar la emoción al verlos ya con su fondo y a todo color y con sus voces. Recuerdo que la versión en la que se trabajaba, a pesar de ser un encargo para México, era en inglés. Ahí comprendí la complejidad de realizar una película así. La animación era repartida por escenas en distintos países como Francia o Hungría.  Años después, ya como periodista, entrevisté a José Luis. Fue la última vez que le vi. Fue un reportaje sobre la animación en España para el informativo de José María Carrascal, en el que empezaba por Santiago de Chomón y terminaba con José Luis. Aunque afortunadamente la historia no termina con él.  Su hijo Fernando, es uno de los más reputados animadores mundiales de la actualidad. De tal palo...” 


Efectivamente, Fernando trabajó entre los 80 y 90 con el productor Don Bluth, llegó a ser director de animación de “Anastasia” y, más recientemente y ya con la técnica 3D, supervisor de “Planet 51”.
En 2000 se estrenó en TVE “Marcelino, pan y vino”, cuyo diseño de personajes era de José Luis y que llevó 4 años de trabajo. Se vería también en Italia, Francia, México y EE.UU. Fue su último proyecto y se despidió a lo grande. 

Disfrutemos con la animación de los Estudios Moro, para empezar uno de los anuncios en los que demuestran un dominio de la técnica impecable:
 

Para la aspirina Bayer realizaron varios spots, éste posiblemente sea uno de los más divertidos:

La familia Telerín:

Y la película "Katy la oruga":


Para los interesados en los hermanos Moro recomiendo el libro "El anuncio de la modernidad" de Lluís Fernández del que proceden las dos primeras fotografías.

La Gioconda está triste

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Un día cualquiera los vigilantes nocturnos del museo del Louvre descubren algo inaudito, algo que cambiará a la humanidad. La Gioconda, la inmortal pintura de Leonardo da Vinci ya no sonríe, el rictus que la ha convertido en una de las obras maestras de la pintura más famosos del mundo entero ha cambiado, ahora luce un gesto triste. Lo peor es que no se trata de una falsificación, no se ha producido ninguna manipulación en el lienzo y al día siguiente se descubrirá que todas las reproducciones de la Mona Lisa han perdido su sonrisa. Y no es la única que ya no puede reír, el hombre ha perdido esa capacidad, la Gioconda simplemente ha dado la alarma. ¿Qué está pasando?

Este es el planteamiento de "La Gioconda está triste", un especial de TVE destinado a festivales internacionales dirigido por Antonio Mercero y basado en un relato de José Luis Garci. Ambos habían triunfado unos años antes con "La cabina", único producto español premiado con un Emmy. En esta ocasión no consiguieron el mismo éxito de crítica ni de público. Aunque ambas obras son mediometrajes, rodados en cine, con una trama distópica y sin final cerrado, la que hoy nos ocupa se queda a medias en todos los sentidos.

El rodaje tuvo unas cuantas complicaciones, el presupuesto se incrementó después de que el museo del Louvre decidiera denegar en el último momento un permiso de rodaje previamente concedido, lo que obligó a construir enormes decorados en los estudios Roma para reproducirlo: "Llegamos a París el 2 de agosto, ya habíamos pedido los correspondientes permisos y pensábamos empezar rápidamente pero... se nos dijo que nones, que dentro nada, que el exterior del museo sí. Al final que tampoco fuera. Decían que entre el 15 de julio y el 15 de septiembre hay muchos turistas y era demasiado follón. Les dijimos que rodaríamos cuando quisieran, a partir, por ejemplo, de las 17h, hora en la que se cierra el museo. Pues nada. Entonces dijimos que al menos nos dejaran hacer fotos, también a la hora que quisieran, incluso por la noche. Que no. Hasta fuimos a hablar con el embajador pero tampoco dio resultado. Al final nos vimos obligados a hacer fotos de la galería rodeados de turistas y, a base de una larga exposición, conseguir el efecto de que estaba vacío. Luego aquí en los estudios Roma se han hecho maquetas del exterior del museo y la sala en cuestión" contaba Mercero en la revista TeleRadio.

El propio director confesaba entonces que se estaba encontrando con problemas para enfocar la historia: "No sé qué tono darle, me cuesta saberlo. No es un programa de personajes, en los que siempre hay una historia que evoluciona a través de ellos. Este es, más bien, el reportaje de un hecho insólito, o sea que por un lado hay que darle un tono documental y, por otro, de ciencia ficción. El integrar estos dos mundos es lo que me preocupa." Para reafirmarse en ese tono de reportaje, eligió actores desconocidos.

"La falta de sonrisa de la Gioconda no es una cosa romántica. Pienso que, en el fondo, refleja la angustia del ser humano. Pretendo sugerir que algo no marcha bien en el mundo, que en esta sociedad consumista no están las cosas claras. Planteo un problema, no quiero decir con esto que no se haya planteado ya, pero no aporto ninguna solución. Creo que, sin darnos cuenta, podemos ir hasta esa catástrofe" aseguraba Antonio Mercero en una entrevista realizada cuando todavía estaba editando el metraje. Esta película televisiva se estrenó en 1977 y no fue galardonada, tal y como TVE esperaba. La "operación premio" iniciada en los 60 y que sirvió para demostrar que, a pesar de la dictadura (y contra todo pronóstico), nuestra tele podía facturar programas de altísima calidad había conseguido que se nos viera de otra manera allende nuestras fronteras pero con la democracia instalándose en nuestro Parlamento ya no tenía sentido demostrar nada. A pesar de todo esto, "La Gioconda está triste" tiene cierto interés y merece un visionado sin prejuicios:



















25 años de Antena 3

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La primera cadena privada de España, imposible resumir 25 años de noticias, programas, retransmisiones, series, caras... Antena 3 celebra hoy su primer cuarto de siglo y durante toda la semana sus programas recordarán momentos históricos hasta que el viernes clausuren la fiesta con una Gala en la que los espectadores se reencontrarán con algunos de los presentadores y actores más reconocibles de la historia del canal. Entre ellos, sin duda, estará José María Carrascal que, aunque no fue la primera cara en aparecer en la pantalla sí que fue su primera estrella de los informativos y su noticiario inauguró la primera emisión oficial tal día como hoy de 1990. Un mes antes habían comenzado las emisiones en pruebas y la primera estrella contratada, Mayra Gómez Kemp, llegó a grabar unas falsas campanadas que no verían la luz hasta muchos años después. Aquella Antena 3 dirigida por Manuel Martín Ferrand era la transposición de Antena 3 de Radio a un plató y las voces más importantes de la emisora intentaron repetir éxito en la tele.

Los primeros fichajes pretendían recordar momentos históricos de la pública: Balbín retomaba su "La Clave", Amestoy y Plaza se unían de nuevo para presentar "Un país de locos"... Mayra conducía la primera "La ruleta de la fortuna" en una época en la que no había paneles electrónicos y las grabaciones se alargaban ad infinitum para que los operarios cambiaran, destornillador en mano, cada letra. También dirigía y presentaba un talk-show los domingos por la noche, sin decorado ni equipo... y así se trabajaba en aquellos primeros y erráticos años en los que los cortes de luz en los informativos eran habituales y los ataques de risa de Luis Herrero antológicos.
   Poco a poco algunos profesionales de TVE quieren probar suerte en la privada y ascender en su carrera. Irma Soriano sustituye a Mayra en la Ruleta y un año después a José Coronado en "El Gordo", se convierte en la mujer de los concursos del primer lustro de la cadena.

Meses después su amiga y excompañera de "Por la mañana", Nieves Herrero, desembarca en la cadena para encargarse de las mañanas con "De tú a tú" que después se pasaría al prime-time aunque su verdadero éxito sería "Cita con la vida" hasta que regresó a la pública para hacer algo parecido ("Hoy es posible") que no funcionó. Y para sustituir a Herrero en las mañanas en 1991 llegó Consuelo Berlanga que con su "Tan contentos" intentó mantener el espíritu Hermida hasta que arribó la "nave" Pepe Navarro.

Mientras tanto "La Ruleta de la Fortuna" había pasado a manos de Bigote Arrocet (auxiliado por Mabel Lozano) en una decisión extraña aunque no sería el único error que sufriría este formato clásico, recordemos a Fernando Esteso al frente de la etapa del programa en Telecinco... Los concursos trufaron la parrilla del canal pero a partir de 1993 la aparición de "El gran juego de la oca" con Emilio Aragón, Lidia Bosch y Patricia Pérez cambió el concepto del género y se volcaron en grandes formatos para el prime-time, algunos con grandísimo éxito.

 
Aquel año Antena 3 quiere consolidarse, ya han pasado los períodos de prueba y es hora de fichar a grandes estrellas para reforzar su programación. Rosa María Mateo deja los Telediarios de la Primera para enfrentarse a un programa, "Al filo de la ley" que no triunfa. La cadena la recoloca en los noticiarios y se convierte en una de sus caras de prestigio... hasta que diez años después se entera de que ha sido despedida a través de un compañero. 1993 fue también el año del primer debate de dos candidatos a la presidencia del país moderado por Manuel Campo Vidal, un hito no sólo para los servicios informativos de la privada sino para la televisión española.

Concha Velasco fue la mejor pagada de la televisión en España en aquella época tras ser arrebatada de Telecinco para presentar "Encantada de la vida", un formato que encajaba a la perfección con sus talentos. Para la cadena protagonizaría una valiente serie dirigida por Ricardo Franco, "Yo, una mujer" y presentaría la segunda etapa de "Sorpresa, sorpresa", programa en el que ella se había fijado años antes en Reino Unido y que aquí sería un éxito con Isabel Gemio y Giorgio Aresu al frente.

Las series de producción propia fueron un empeño de la dirección del canal, entre 1991 y 1995 "Farmacia de Guardia" fue punta de lanza aunque sus comienzos fueron poco halagüeños. La sitcom dirigida por Antonio Mercero reavivó la carrera de Concha Cuetos y Carlos Larrañaga. "Compañeros" inauguró el género juvenil que más tarde continuaría con "Un paso adelante", "El internado" y "Física o química", ficciones que lograron un amplio seguimiento entre un público que, quizás no sea el más interesante para los anunciantes pero que ha tenido en la privada un hueco invisible en otros canales.

El público infantil no fue ignorado precisamente. Miliki y Rita Irasema, Rody Aragón y Fofito, Teresa Rabal fueron los primeros protagonistas de la programación para los niños pero sería el "Club Megatrix" el que pudo recibir el adjetivo de "clásico". Emitido entre 1995 y 2013 tuvo diferentes presentadores, incluida la propia hija del propietario del canal, Ingrid Asensio.

En 1998 Ernesto Sáenz de Buruaga abandona los informativos de TVE para remodelar los de Antena 3. Cambia presentadores, coloca el decorado en la redacción, se ocupa de la edición nocturna, mueve a clásicos como Olga Viza, ficha a Matías Prats y Susana Grisso... La siguiente revolución llegaría con Gloria Lomana.

Fue la primera cadena en probar un programa en late night con Juanjo Menéndez en 1990. Años más tarde, "Estamos todos locos" con Pepe Navarro que ya había presentado las mañanas. Su empeño en llenar esta franja no sería bien recibido en la cadena que le convenció para sustituir a Emilio Aragón en "El gran juego de la oca" con desastrosos resultados. Francis Lorenzo intentaría hacer competencia al Navarro de Telecinco con "Efecto F" sin conseguirlo. Pepe volvería en 1997 tras su exitoso paso por las aguas del Mississippi para hacer sonreír a un pelícano que se quedó muy serio tras una supuesta censura para evitar la emisión del vídeo porno de Pedro J. Jesús Vázquez también probó amenizar la noche con "La Central" pero sería Buenafuente quien revitalizaría la franja con una dosis de dignidad y calidad inéditas hasta entonces.

Bertín Osborne, otro clásico de la cadena de San Sebastián de los Reyes. A pesar de que su primer programa, "Scavengers" (1997), fue un sonoro fracaso y todavía sigue siendo motivo de risión descontrolada, los directivos confiaron en él para sustituir a Pepe Carroll en "Genio y figura" y después para "Lluvia de estrellas", musical de imitadores que permaneció siete años en antena y que compaginó con otros programas como "Trato hecho" o "La cara divertida".

¡Y qué decir del gran Constantino Romero! Aunque "La parodia nacional" comenzó con Xavier Sardà al frente fue con él con quien el programa despuntó en las audiencias entre 1996 y 2001. Pero también demostró su habilidad con los concursos culturales en "Alta tensión", "Una vez en la vida" o "Pasapalabra". Fue imagen de Antena 3 en programas especiales, retransmisiones y telemaratones desde mediados de los 90 hasta principios del nuevo siglo.

En "Pasapalabra" había sustituido a Silvia Jato durante su embarazo, presentadora que comenzaría a ser popular gracias a "Noche de impacto" en 1998 junto a Carlos García Hirschfield, otro veterano de la cadena y rostro de las noticias matinales durante años. Este programa de vídeos inaguraría un género en sí mismo que explotarían otros espacios de la casa como "Ver para creer" con Inés Ballester y Liborio García.

Ballester hizo de todo en la 3, informativos ("En Antena"), magazines, eterna sustituta de Ana Rosa en verano... incluso se puso al frente de un ambicioso reality concebido para competir contra "Gran Hermano", "El Bus" se llamaba el invento y aunque su share hoy en día nos parezca envidiable en aquel momento fue un fracaso con todas las letras e inauguró el axioma de que esta cadena es incapaz de triunfar con los realities. ¿Exceptuamos a "Confianza ciega" con una Franzine Gálvez más puñetera que nunca y frases como "jo, Nube, tía" en el ideario colectivo?

Sí funcionó, y muy bien, el talk-show. "El diario de Patricia" ofrecía testimonios absurdos, buena parte de ellos falsos tal y como han reconocido redactores y productores después pero han dado pie a parodias geniales como las de "Homo-Zapping". Yolanda Vázquez y Sandra Daviú fueron dignas sucesoras y/o sustitutas.

Hoy en día Antena 3 goza de buena salud. Esta imagen resume la mezcla entre veteranía y juventud que puebla la redacción. Matías Prats el fin de semana y Susana Griso cada mañana en "Espejo público" dan la medida de un canal en el que las series siguen siendo un puntal junto con los informativos y el entretenimiento familiar.
Felicidades, compañeros.


La gran mayoría de estas fotos fueron realizadas por Rafael Bravo, foto-fija de Antena 3 durante muchos años. Siento no poder identificar al resto de autores.

25 años de Antena 3: "Sabor a ti"

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Ocho años en emisión, un share que en algunas temporadas superó el 25%, algunos de los momentos más recordados de la historia de la cadena... sin duda "Sabor a ti" es uno de los magazines emblemáticos de Antena 3 y en el vigésimo quinto aniversario del canal es justo que lo recordemos. Lo que nació en 1998 como sustituto veraniego para "Extra Rosa" se afianzó como uno de los emblemas de la privada, su éxito fue inesperado y por eso se alargó a la temporada de otoño... y de ahí a las siguientes. Fue el comienzo del imperio Ana Rosa y la primera oportunidad nacional para muchos profesionales como su primer copresentador, Mon Santiso, muy popular en Galicia donde dirigía y presentaba un magazine matinal en su autonómica, "Cada día". Este profesional de voz grave y profunda se convertiría en una de las caras del canal y presentaría formatos como "Otra dimensión", "El lugar del crimen" y "En la frontera de la realidad", todos ellos tras abandonar el magazine vespertino en 2000.

 
Su prometedor inicio en la parrilla y su pleno asentamiento en la audiencia (en su segunda temporada consiguió una media superior al 27% de share) permitió que la cadena apostara firmemente por el programa, cada año había un cambio de decorado, se le daba más medios, se cambió de estudio por otro más grande, se ampliaba la lista de colaboradores y, a veces, hasta la duración. Poco a poco las compañías discográficas vieron el filón de promocionar a sus artistas en un espacio que superaba los dos millones de espectadores y los actores aceptaban sentarse en el sofá para ser entrevistados amáblemente.

 
En 2000 Antonio Hidalgo, hasta entonces cantante de la banda musical del programa y presentador puntual de algunos concursos, sustituye a Santiso y asciende a copresentador y no sólo eso, Antena 3 confía en él para otros formatos, como "Showmatch" (un sonoro fracaso) y lanza dos discos. Deja "Sabor a ti" en 2002 para ser relevado por Jaime Cantizano, procedente de Localia donde el año anterior había acompañado a Concha Galán en "Cada mañana". El éxito de Cantizano es inmediato y pasa al prime-time con "¿Dónde estás, corazón?", producido por la compañía de la Quintana que se había hecho también con el control del propio magazine tras arrebatarle los derechos a Martingala, la productora original. Hidalgo regresó en la etapa final para ayudar a remontar los registros de audiencia que habían descendido vertiginosamente.

"Sabor a ti" fue pionero en tratar la crónica social de una manera amplia (y muy informal) en las tardes televisivas. Lo que se inició como una sección con colaboradores como Jorge Javier Vázquez pasó a ser la parte central del programa, con su propia mesa repleta de periodistas y paparazzi. En sus primeros años fue también un talk-show en el que se vivieron situaciones divertidas y otras tristes. La mismísima presentadora se sentó en cierta ocasión en uno de los sillones de los testimonios para hablar de su polémico libro. Posiblemente fue su momento más amargo en la larga trayectoria de este magazine.

La personalidad de esta comunicadora fue clave para el triunfo del programa. Su versatilidad en el cambio de las distintas secciones, su tono conciliador pero firme cuando era necesario ayudó a integrar los distintos contenidos. Por eso cuando la cadena lo canceló en verano de 2004 por la pujanza de "A tu lado" en la cadena rival, Ana Rosa apenas tardó 3 meses en regresar a la tele, precisamente en Telecinco, con otro magazine de corte similar pero en las mañanas, "El programa de AR" que todavía continúa con buena salud. Los siguientes intentos de Antena 3 por dominar la tarde con espacios similares no funcionaron pero encontraron otra fórmula que triunfa hoy en día: los seriales de producción propia, algo distinto a lo que ofrecen los demás... tal y como sucedió en 1998 cuando apostaron por "Sabor a ti".

25 años de Antena 3: El gran juego de la oca

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Pocos concursos tan efímeros han generado tanta fama, recuerdos, clubs de fans y webs como "El gran juego de la oca". A pesar de que sólo estuvo tres temporadas en antena (dos en Antena 3 y una Telecinco) sólo la primera consiguió un triunfo rotundo, de hecho, aquella etapa de 1993/4 fue la más exitosa de todas las versiones realizadas del formato original de Jocelyn Hattab, incluida la primera, la italiana. Este macro-programa de gigantesco presupuesto (impensable hoy en día) fue una de las bazas de la cadena privada dirigida por entonces por Antonio Asensio en un momento en el que competía abiertamente por conseguir el primer puesto en la lista de audiencias, ya no sólo contra su competidor privado sino en clara rivalidad con la todopoderosa cadena pública.

Emilio Aragón sería la estrella de la función. Su llegada a Antena 3 para dirigir y presentar "Noche, noche" fue decepcionante, el programa no alcanzó la cuota esperada pero compensaría a los directivos con el concurso más recordado de toda su historia... y con sólo 36 emisiones.
   Para acompañarle se eligió a una actriz con experiencia en otro gran formato, "Un, dos, tres", y que había sido pionera de Antena 3 con el concurso "Los segundos cuentan" en el que sustituyó a Elisenda Roca cuando ésta fue fichada por TVE (el primer fichaje de la pública procedente de una privada) para presentar "Cifras y Letras", Lydia Bosch. La complicidad entre ambos se generó desde el primer momento y se alargó hasta "Médico de familia".

Un sensual ballet estaría presente durante todo el programa, dando paso a algunas pruebas con sus eficaces coreografías. Para los anales televisivos ha quedado esa cabecera con una pegadiza sintonía y las azafatas recorriendo el decorado para finalizar en la última casilla con un movimiento de alas que era repetido en los patios escolares desde el segundo programa.

Emilio y Lydia no eran los únicos presentadores. En un segundo plano estaba Patricia Pérez, de escasa experiencia en TVG pero que fue una apuesta muy inteligente. Supo aprovechar los momentos que le dejaban en pantalla al máximo y, sin restar nunca protagonismo a las estrellas, se hizo un hueco. Famosa se hizo su frase "¡Ay, qué riquiño!" repetida hasta la saciedad gracias a los efectos de sonido.

Había otro protagonista: el enorme decorado construido en los estudios de El Álamo. Para realizar un programa tan complejo y domar las cámaras, el equipo, los actores, el ballet, los extras, los concursantes y el público, Emilio Aragón confió en Dani Écija. Fue una buena decisión y ambos formarían (junto a otros socios) la productora Globomedia y, años después, serían fundadores de La Sexta.

El director  y presentador ha comentado recientemente, con motivo del XXV aniversario de Antena 3, que querían trasladar a un programa de televisión la emoción de las películas, que cada prueba pareciera un film de acción con espectaculares efectos especiales y con la intriga de si el concursante, cual Stallone o Schwarzenegger, saldría triunfante o no. La piscina del plató albergaría algunas de las pruebas más peligrosas.

Sin embargo, para muchos participantes la casilla más temida era la del Flequi, ese peluquero (real) andaluz que no tenía ningún remilgo en cortar la melena de una muchacha o hacer un ridículo rape a un caballero. Por cierto, el Flequi fue el único miembro del elenco original que permanecería en las tres etapas del concurso.


Aragón consiguió un programa de éxito, que revolucionó el género y superó su formato original. Esta versión fue emitida (con sonido original, subtítulos o doblada) en gran parte de Latinoamérica, Portugal, EE.UU y varios países del Este. La revista "Tiempo" publicó un artículo por aquel entonces en el que comparaba "El gran juego de la oca" con el "Un, dos, tres", presentado por Josep María Bachs y aseguraba que el veterano había sido relevado por el novato en el interés del público. El formato de Chicho había bajado su audiencia hasta los tres millones y medio y el de Aragón superaba los cinco. Pero aquello fue un espejismo, con la partida del equipo original se fueron los espectadores. La temporada 94/95 con Pepe Navarro, Yvonne Reyes y Eugenia Silva fue criticadísima y mejor no hablar de "El nuevo juego de la oca" en Telecinco dirigido por el propio Jocelyn y conducido por Andrés Caparrós, Elsa Anka y Paloma Marín.
Desde hace unos años, su creador intenta vender el formato a varios países con una versión más adaptada a los nuevos tiempos pero... aunque alguna cadena "pique" será difícil recuperar la esencia de ese juego que en 1993 sorprendió a medio mundo.

Así se iniciaba en Antena 3:


Y así en la RAI. Muy atentos al segundo 30 de este vídeo. ¿Reconocéis a Emilio Aragón y Dani Écija haciendo el mono? Supongo que estaban viendo in situ cómo se realizaba el programa y decidieron hacer un guiño a los frikis del futuro, esto es, a nosotros:



Doctor Quien, ¿Doctor Who en la TVE de 1964?

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El número 317 de la revista TeleRadio publicaba esta foto de William Russell (al que el redactor le quitó la L final) para ilustrar una noticia sobre el éxito que estaba teniendo en la BBC "Doctor Who". Si algún lector pensaba que esto era un anuncio de la próxima emisión en España de la serie a la que tanto bombo le daban en la publicación quedaría bastante decepcionado al comprobar que tardaría en llegar a las pantallas de nuestro país más de cuarenta años y no sería precisamente en una cadena nacional. El Doctor Who nunca sería el Doctor Quien y ni siquiera esta información que hoy recuperamos de la hemeroteca era exacta puesto que convertía a Russell en protagonista de estas aventuras, obviando por completo a William Hartnell. Por cierto, el William de la foto no sólo ha pasado a la historia de la tele como uno de los primeros "companions" del Time Lord sino que además tiene el honor de haber protagonizado la primera serie británica rodada en color, "The Adventures of Sir Lancelot", coproducción de la ITV con la NBC estadounidense.

El día después

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El fútbol está unido a Canal Plus tanto como el cine de estreno. Desde sus inicios fue una de las apuestas de la cadena de pago, uno de los reclamos para que los españoles de los noventa se avinieran a pagar una cuota mensual para ver la televisión, ¡algo inconcebible! Si la cadena comenzó a emitir el 8 de junio de 1990, apenas 4 meses después lanzó un programa para informar sobre los resultados futboleros que llegaría a ser uno de los iconos no sólo del canal sino de la televisión noventera.
"El día después" nació de forma modesta, con un decorado casi ridículo que representaba un mini-estadio vacío tras un partido, lleno de periódicos y otros restos que demostraban el poco civismo de los forofos futboleros. Nacho Lewin, un periodista reconvertido a empresario futbolístico años después, de tez sospechosamente morena (claramente pertenecía a la "escuela Quique Guasch") y pelo canoso acaracolado, con dicción y tono de la BBC e ironía también británica, presentó la primera etapa acompañado, en la primera temporada, por Jorge Valdano. Al año siguiente llegaría (casi de casualidad) Michael Robinson y, al poco tiempo, el árbitro retirado Joaquín Ramos Marcos. El trío llegaría a alcanzar tal complicidad que poco a poco ese programita de una cadena que nadie veía empezó a adquirir popularidad y prestigio. Su emisión en abierto sirvió de publicidad para los que todavía se resistían a pagar, "si todos los programas son así, el canal tiene que ser la bomba" debieron pensar muchos. Los lunes a las 20.30 más de millón y medio de personas enchufaban el Plus para ver el informe desenfadado de la Liga. Lewin abandonó el espacio en 1994 y "Lobo" Carrasco le sustituyó. El programa no se resintió demasiado y siguió su marcha triunfal, todavía desde los bajos de Torre Picasso en Madrid.

Sin duda la avasalladora personalidad de Michael Robinson, futbolista retirado que ya era conocido por los oyentes de "El Larguero" de la SER donde ejercía de colaborador, fue fundamental para el crecimiento constante de "El día después". Su marcadísimo acento británico (del que todavía no ha podido o querido deshacerse) nunca fue un problema para entender sus sabios análisis. El sentido común adornado con un sarcasmo nunca hiriente fue su seña de identidad y demostró a la audiencia española que en la tele deportiva no todo estaba inventado.

En 1997 comienza la emisión de partidos de pago por visión y se inicia nueva etapa. Los platós de la cadena se trasladan a la Ciudad de la Imagen y el decorado se renueva, se amplía y se hace mucho más luminoso. "Lobo" es sustituido por Josep Pedrerol (no, no es el pequeño Nicolás aunque en la foto lo parezca) y a la ya famosísima sección "Lo que el ojo no ve" se añaden otras nuevas. El éxito provoca la aparición de "El día antes" con Nacho Aranda. En 2004 Pedrerol se va a Punto Radio para dirigir el Área de Deportes y Robinson se hace definitivamente con los mandos del programa ayudado por Maldini, el sabio de las Ligas Extranjeras. Una temporada más tarde llegaba Cuatro y Canal Plus decidía prescindir de su programa más visto (en toda su historia) para concentrar sus esfuerzos en "Maracaná 05" en el que también intervendría Robinson. Bien es sabido que el invento fue un fiasco y Sogecable perdió uno de sus baluartes. Por eso, en 2009, el Plus lo recuperó con Juamma Castaño y Santi Cañizares al frente y con José Antonio Ponseti en el lugar de Castaño desde 2011.
Si algo consiguió "El día después" durante sus años en abierto fue que incluso individuos ajenos al fútbol (como un servidor) lo viéramos. Un programa bien hecho no entiende de temáticas.

Así debutó Michael Robinson en el programa:



Encuentros con las artes y las letras

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Una isla de libertad cultural, un erial en la programación televisiva de la transición española en el que convivían diferentes ideologías y, entre todos, se sacaba adelante un divulgativo digno, serio y profundo. Quizás demasiado profundo para ser un programa de televisión aunque quizás y gracias a ello, tal y como apunta la autora Laia Quílez: "Si por algo logra sobrevivir en la parrilla de programación es por la seriedad con la que enfoca su planteamiento de espacio difusor del pensamiento humanístico". "Encuentro con las artes y las letras" comenzó de forma discreta el 7 de mayo de 1976 en la 2, sin decorado ni promoción pero consiguió despertar el interés de un público ávido de cultura.

En los cinco años que estuvo en antena su director, Carlos Vélez (a la derecha de la fotografía), se enfrentó a la censura, a cambios imprevistos en horario y día de emisión, reducción de presupuesto, de tiempo y mil vicisitudes más pero hizo de este programa un "must" entre los artistas de la época y, por supuesto, entre los espectadores. La pluralidad fue su mayor virtud y también su maldición. Los políticos se habían hecho ya conscientes del poder de la televisión y querían influir en todo, no sólo en los Telediarios sino también en espacios como éste, que representaban a la clase cultural del país. Unos invitados fueron censurados por anticomunistas y otros por lo contrario. El carácter conciliador y diplomático de Vélez ayudó a capear los continuos incidentes con los mandamases de Prado del Rey y, con una actitud encomiable, siempre se atribuía las culpas de no saber "bregar" con ellos.

Durante la primera temporada Paloma Chamorro ejercía de coordinadora y se encargaba junto a Ramón Gómez Redondo de la sección artística elaborando concienzudos reportajes en los estudios de los más rompedores pintores o acudiendo a las performances de los nuevos artistas en las salas más "cool" de las grandes ciudades. También organizaban en plató tertulias a las que acudían los veteranos y los jóvenes y se producían momentos de gran intensidad creativa en aquellas discusiones. El 25 de marzo de 1977 esa parte del programa se independizó con el título "Trazos" (después "Imágenes"). Paloma se centró en este nuevo espacio y abandonó la nave nodriza dejando a Vélez sólo con los debates bizantinos con los gerifaltes de TVE.
En aquella época también se incluía una sección teatral dirigida por Miguel Bilbatúa y mensualmente se emitía una representación dramática con el título "Teatro Estudio".

Por "Encuentro con las letras", el nombre que adquirió el programa definitivamente, pasaron más de mil escritores que fueron entrevistados por los colaboradores habituales del programa: Jesús Torbado, Andrés Trapiello, Daniel Sueiro, Elena Escobar, Antonio Castro... Conversaciones no de 6 minutos como ya es norma hoy en día, sino de media hora, plano - contraplano, ni más ni menos. Un entrevistador documentado y un entrevistado con cosas que contar. Habitualmente se organizaban tertulias con hasta diez personajes de renombre. El realizador Roberto Llamas se las apañaba como podía para hacer de aquello algo visualmente atractivo ayudado por Mario Gómez en las filmaciones.

Uno de los guionistas y colaboradores del programa adquirió fama casi de inmediato, el inefable Fernando Sánchez Dragó se inició televisivamente en este espacio y los críticos alababan su soltura, su rapidez de reflejos, su ritmo en las entrevistas. Fue el único que consiguió hacer carrera televisiva (aparte de la literaria) tras la cancelación del programa. Otra cosa es que, con los años, se haya convertido en una parodia de sí mismo...

A finales de la década, "Encuentros con las letras" empezó a emitirse en color y su director luchaba para que las cintas con el archivo histórico del programa no se reutilizaran para grabar otros encima (como era norma por entonces). Vélez era muy consciente de que aquellas entrevistas eran un documento excepcional tal y como se demostró después.
En 1979 la prensa se hizo eco de una nueva censura, la que impidió el inicio de una serie de emisiones sobre las identidades autonómicas que se iniciaba con una entrevista a la escritora catalana Montserrat Roig. Unos meses antes el programa había pasado de las dos horas a los 55 minutos y poco después se reduciría su presupuesto de las 500.000 a las 200.000 pesetas por programa. Parecía el fin pero duró hasta el 10 de octubre de 1981 marcando un hito en los programas literarios de la televisión española.

Entrevista a Borges en 1978:



Debate sobre la crítica de arte en 1976 coordinador por la Chamorro:





Turno de oficio

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Drogas, delincuencia juvenil, violaciones, malos tratos... asuntos que hoy, desgraciadamente, siguen apareciendo en los Telediarios pero que a mediados de los ochenta eran una novedad para los espectadores. Por primera vez se hablaba de todo esto en los medios y la ficción, ya liberada de la censura, también comenzaba a tocarlos aunque de manera muy tímida. La llegada de la serie "Turno de oficio" cambió radicalmente este panorama. El veterano y popular director Antonio Mercero ("Crónicas de un pueblo", "La cabina", "Verano azul") tuvo la valentía de sacar adelante un proyecto basado en las vivencias de un trío de abogados de distintas generaciones adscritos a un turno de oficio, ese que permite que personas sin recursos puedan ser defendidas por abogados profesionales. Aquí no habría trapos calientes, las cosas se dirían por su nombre. Algunas de sus historias estaban basadas en casos reales y para darle mayor veracidad se rodó en escenarios naturales, por ejemplo, los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid.

Tan arriesgada fue esta propuesta que los directivos decidieron que sería emitida en el segundo canal si bien eso no impidió que fuera un éxito y que algunos de sus episodios adquirieran una gran relevancia entre el público generando encendidos debates al día siguiente de su pase. Fueron 17 capítulos de una hora aproximada de duración emitidos entre octubre de 1986 y enero de 1987. Tanta fue su fama,a pesar de haber sido restringida al canal minoritario, que fue galardonada con el TP de Oro a Mejor Serie Nacional y uno de sus protagonistas, Juan Echanove, con el Fotogramas de Plata a Mejor Actor de TV.

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Sin duda muchos la recordarán como la serie del "pedete lúcido". En su primer capítulo, Cosme (Echanove), hijo de notario que prepara oposiciones para seguir la tradición familiar, es arrestado tras una pelea nocturna y recala en un juzgado de guardia donde conoce al Chepa (Juan Luis Galiardo) perro viejo de la justicia española que le convence para dedicarse al desagradecido pero satisfactorio turno de oficio. Cosme asegura en su descargo que no está borracho sino que tiene un "pedete lúcido", expresión que pasaría a usarse frecuentemente a partir de ese momento. Eva (Carme Elías), se convertirá en la otra cómplice de este grupo de abogados idealistas que busca la justicia universal. Completaba el reparto principal Irene Gutiérrez Caba en el papel de madre de Cosme, viuda de notario que se llevará tremendo disgusto ante la decisión de su hijo de no continuar los pasos paternos.

   Actores relevantes como Juan Diego, Fernando Guillén, Adriana Ozores o Maribel Verdú compartían cámara con otros noveles pero de gran popularidad como Antonio Flores que encarnó a un drogadicto acusado injustamente de un delito.

   En 1996 se produjo una nueva temporada dirigida por el propio Echanove. Repetía Galiardo como el Chepa pero no Carme Elías ni Irene G. Caba que ya había fallecido. Comenzó a emitirse los sábados tras "Informe Semanal" pero no tuvo la audiencia esperada y sufrió un calvario de cambios en la parrilla hasta que finalizó sin que nadie se diera cuenta.


Doctor Who en España

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Las islas Canarias han recibido estos días la visita del Doctor Who y su equipo para rodar unas escenas en Tenerife, concretamente en el Parque Nacional del Teide y en Garachico pero no es esta la primera vez que la veterana serie británica coloca sus cámaras en nuestro país. La casualidad ha querido que justo hoy se cumplan 30 años de la emisión de la tercera y última parte del serial  "The Two Doctors" rodada en Sevilla y que reunía al segundo y al sexto doctor. Sé que esto suena raro a los profanos en los intríngulis del personaje pero los espectadores fieles ya están habituados a estas coincidencias espacio-temporales de distintas encarnaciones de este Time Lord y que, dicho sea de paso, nos han dado historias desopilantes basadas en los "encuentros" de los distintos doctores con sus respectivos "companions". Precisamente el guión original de esta historia iba a reunir nada menos que a los 6 Doctores pero no pudo ser.

No fue el único cambio con respecto a la idea inicial, la trama transcurría en Nueva Orleans y buena parte del humor en los diálogos estribaba en las comparaciones entre el carácter británico y el norteamericano. Un problema de presupuesto de última hora obligó a cambiar la localización por la mucho más accesible y cercana España y se reescribió casi al completo el guión pero respetando la trama original. Robert Holmes, el guionista, era un vegetariano inflexible y creó una alegoría bastante surrealista sobre la caza, la carnicería y la comida carnívora.

No sólo repetía Patrick Troughton en su papel de segundo Doctor sino también Frazer Hines como Jamie McCrimmon, su compañero de aventuras más carismático y fiel. No hace falta decir, si os fijáis en su vestimenta, que el Doctor le había reclutado en un viaje a las Highlander escocesas del siglo XVIII. Este gaitero viajó en la serie desde 1966 hasta 1969 aunque regresó en varios episodios especiales. Éste rodado en nuestro país se convertiría en su última aparición.
   Estamos en la vigésimo segunda temporada protagonizada por Colin Baker como el Doctor y Nicola Bryant como Peri Brown. Ambos se enfrentaron a continuos rumores sobre la cancelación de la serie a pesar de que mantenía un excelente share y Baker a las críticas de algunos directivos de la cadena que no estaban contentos con su actuación. En 1986 comenzaría una nueva etapa con Sylvester McCoy al frente

Buena parte de la acción transcurría en una Hacienda a una hora aproximada de Sevilla, localización harto difícil de conseguir y que fue sólo una más de las complicaciones que se encontró el productor Gary Downie. Robos de vestuarios, actores reemplazados en el último minuto, defectos en el negativo de una escena que obligó a que los dos actores involucrados regresaran a España para rodarla de nuevo con el consiguiente gasto extra... y una española, Carmen Gómez, que se negó a llevar la ropa diseñada para su personaje. Y todo eso mientras un villano con peinado a lo Drácula de Coppola una década antes, una mala malísima vestida de Montserrat Caballé espacial y varios Sontarans se asfixiaban de calor (literalmente).

A pesar de todo, el serial "The Two Doctors" tuvo una media superior a los 6 millones de espectadores en su pase original entre el 16 de febrero y el 2 de marzo de 1985 en la BBC y 6,9 en su capítulo final. Aquí nunca se ha emitido esta aventura en la que podíamos ver a Colin Baker, Nicola Bryant y Frazer Hines paseando por las calles de Sevilla y con la Gran Catedral de Sevilla presente en algunas escenas. Fue, además, el último de los rodados en exteriores fuera de Gran Bretaña hasta 2008, cuando se rodó "Los fuegos de Pompeya" en escenarios naturales.



Amalia Rodrigues debuta en la TV USA

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Los programas de variedades inundaban la programación de la tele en EEUU en los 50 en todas sus franjas horarias, cada cadena tenía a varios crooners protagonizando su propio show y recibiendo a artistas de distintos géneros. La competencia era tal que las grandes marcas pagaban grandes sumas para que cantantes, humoristas y magos acudieran a sus espacios patrocinados pero llegó un momento en el que había que mirar al otro lado del Atlántico para buscar nuevos invitados de renombre. Nuestra historia de hoy está relacionada con esa búsqueda.
   Eddie Fisher tenía su programa en la NBC dos veces por semana antes del informativo de las 20h de J. Cameron Swayze. Duraba 15 minutos, algo habitual en aquella época. Con esa duración se mantuvo en toda su etapa en la cadena entre 1953 y 1957.

Coca Cola era sponsor del show y por eso recibió el título "Coke Time", así permaneció incluso en la última temporada cuando el patrocinador era una compañía de cacahuetes. El programa tenía también su versión radiofónica y Eddie Fisher se convirtió en un cantante popularísimo... hasta que le puso los cuernos a su mujer Debbie Reynolds con su mejor amiga Elizabeth Taylor, a quien consolaba de la muerte de su marido, el productor cinematográfico Mike Todd. Vaya que si la consoló... aunque a Fisher aquello casi le hunde la carrera, el público le tachó de cruel y traidor. Por cierto, es el padre de Carrie Fisher, la princesa Leia.

Aunque Fisher era la estrella del show, quien lo presentaba era el actor Don Ameche (en la segunda temporada sustituido por el que leía los anuncios ante su abandono del programa para continuar con su carrera fílmica). El 1 de julio de 1953, en el episodio 19 de la primera temporada, ambos anunciaron la presencia de "la número 1 de Portugal". Hablamos, obviamente, de Amalia Rodrigues, la reina del Fado que ya estaba triunfando en varias salas neoyorquinas.

"Coke Time" consiguió la exclusiva, fue el debut de la Rodrigues en la televisión de Estados Unidos. Fue presentada simplemente como "Amalia", su nombre ya era conocido entre los lectores de la prensa del espectáculo cuyos críticos habían alabado la hipnotizante presencia de la lisboeta en teatros de renombre de Nueva York.

Cantó "Coimbra"¡en portugués! Ameche confesaba no conocer la canción aunque Fisher le aclaraba que era "April in Portugal" que en la versión instrumental de la orquesta Les Baxter había alcanzado el primer puesto en la lista Billboard en marzo de aquel mismo año y continuaría durante 22 semanas entre los primeros lugares . Amalia actuó vestida de "portuguesa" (o al menos con la idea que los estilistas televisivos de la NBC tenían de una portuguesa típica) y en un decorado que, supuestamente, recreaba una calle de Coimbra. Charló con ellos en inglés y demostró por qué podía triunfar con el Fado en Europa, EEUU y Japón.



"Al habla", el concurso de las palabras de la 2

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Comenzó como un espacio divulgativo sobre el lenguaje con un breve concurso a modo sección pero a lo largo de sus siete temporadas en la 2 se transmutó en un concurso acompañado de varias secciones, eso sí, todo alrededor del uso correcto del castellano. "Al habla" fue la revista televisiva de sobre la lengua desde noviembre de1998 hasta diciembre de 2004.
   Jesús Marchamalo, veterano periodista de TVE y también escritor, presentó el programa e intentó insuflarle entusiasmo a un formato que, aparentemente podría resultar árido. En realidad no lo fue, el tema no era para todos los públicos, evidentemente, pero sus directores a lo largo de sus siete temporadas se esforzaron por "vestirlo" con las mejores galas televisivas que permitían los escasos recursos destinados a un programa que se emitía semanalmente en un horario tan poco atractivo como las 17.15h.

La conocida periodista Clara Isabel Francia, presentadora de Telediario durante la Transición, dirigió la primera temporada que se centraba más en la divulgación con un punto ameno a través de secciones como "La picota", en la que se destacaban errores cometidos por personajes públicos, "El inventor de palabras", reportajes sobre escritores, o "El consultorio" con Ángeles Macua interpretando el papel de doña Nebrija (por aquello de que Antonio de Nebrija había escrito la primera gramática del español). Entrevistas y reportajes se alternaban a lo largo de media hora y la parte del concurso apenas ocupaba unos minutos pero poco a poco fue ganando importancia. No es de extrañar porque quienes se encargaban de "El juego del diccionario" eran nada menos que Guillermo Summers e Ignacio Salas. Su humor surrealista fue calando y el concurso se convirtió en la amalgama del espacio en los siguientes años, el resto de secciones pivotaban a su alrededor.
   En la segunda temporada tomó las riendas de la dirección Federico G. Serrano que ya había dirigido a Salas y Summers en "Objetivo indiscreto" y "Mitomanía" y reforzó su papel hasta que Guillermo abandonó el programa (o le hicieron abandonar, por aquello de las jubilaciones anticipadas). A Salas le acompañaron a partir de entonces Susana Hernández (ex compañera de Summers en tantos programas) y Cristina Cossío y hasta se convirtieron en una especie de Tacañones, trajes de época incluidos.

El programa contaba con la colaboración y apoyo del Instituto Cervantes, académicos como Francisco Rico y José Manuel Blecua y lingüistas del prestigio de Victoria Escandell, Violeta Demonte o Leonardo Gómez Borrego fueron consultores de honor para responder las dudas de los espectadores.
   Cuando había sobrepasado las 200 emisiones "Al habla"finalizó su trayectoria el miércoles 29 de diciembre de 2004 a las 19.30h con un especial sobre las despedidas. El por qué lo ignoro pero lo cierto es que al tiempo que decía adiós TVE anunciaba el estreno de un programa similar, "Palabra por palabra" presentado por Franzine Gálvez y que contaría también con uno de los colaboradores del anterior, Xosé Castro, nexo de unión entre ambos.

Preselección Eurovisiva 1964

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Gelu y Tito Mora en los ensayos

Sábado 18 de febrero de 1964. Tras cuatro días de ensayos y semanas de preparación, TVE presenta su preselección de canciones e intépretes para el Festival de Eurovisión de 1964 que se celebrará en Copenhague. El año anterior la intervención del famoso José Guardiola en la edición organizada por la BBC ha sido tan decepcionante como en los previos donde la participación española había pasado totalmente desapercibida y la Casa no quiere que eso vuelva a pasar. Con esta preselección, el público tendrá la última palabra así que, al menos se repartirán las culpas si la cosa no sale bien... y no salió bien.

Los cantantes Claudia y Michel

En diciembre de 1963 se había convocado el concurso de composiciones con un plazo de un mes y con unas bases entre las que se incluía la norma de que la canción debía tener "una cierta raíz española". Ciento cuarenta composiciones llegaron a las oficinas del Paseo de la Habana y un jurado compuesto por miembros de la Sociedad General de Autores, del Sindicato de la Música, críticos, representantes de TVE y RNE, directores de orquesta y el jefe de programas de la Casa (presidente del Jurado) seleccionaron diez de ellas para que fueran interpretadas en dos versiones y por cantantes distintos. Para evitar influir en el espectador se habían grabado aplausos con una duración de 15 segundos, igual para todos.

Michel canta mientras Gelu espera su turno (¿impacientemente?)

Intérpretes de cierta fama entonces fueron elegidos por la dirección de TVE para que defendieran las canciones y algunos de los compositores aprovecharon la posibilidad de decidir quién de entre ellos cantaría su composición. La racial Lolita Sevilla (aquella que entonaba lo de "Americanos, os recibimos con alegría" de la película "¡Bienvenido Mr. Marshall!"), los ídolos pop Gelu y Tito Mora, y otros totalmente desconocidos para mí como Michel, Teresa María, Claudia, Lita Torelló, Alfredo y Gardey pusieron todo su empeño en conseguir un billete para Copenhague. Como invitada estelar acudió Isabelle Aubret, ganadora del Festival dos años antes, sustituyendo a los triunfadores del 63 que cancelaron su visita por un problema de salud.

Una gran orquesta dirigida por el maestro Rafael Ibarbia (que cuatro años después se haría popularísimo gracias a ser el director residente de "Galas del Sábado") daría empaque a temas con nombres tan patrios como "Torero", "Olé", "La niña del espejo"o "El niño y el toro" y a otros más poéticos como "Estrellas en el agua" o "Luz de bengala". No faltó la canción reivindicativa ("Soy"), la profética ("Llegaré"), o la indiferente ("Todo me da igual"). La que ganó fue "Caracola" de Fina de Calderón que, casualmente, tuvo la suerte de que le seleccionaron otra canción (la de la bengala, compuesta al alimón con José Chova) así que tenía más posibilidades... o será que uno es desconfiado por profesión.

 Lita Torelló

Esta preselección fue emitida en un especial del programa de variedades de los sábados, "Gran Parada" que en aquella temporada estaba presentado por Carmina Alonso y realizado por Ricardo Arias aunque no he podido confirmar que en esta ocasión ellos también intervinieran. Federico Contreras y Enrique Monís coordinaron el dispositivo que, si nos remitimos al resultado final, tampoco fue un gran acierto. "Caracola", interpretada por el trío TNT, pasó sin pena ni gloria... o no porque justo al principio de su intervención un hombre con una pancarta anti-Salazar se coló en el escenario. Vamos, que lo de Daniel Diges no era nuevo.

Fotografías: Calderón. Publicadas en la revista "TeleRadio"

El Telediario de Luis Carandell

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Voz cascada, profunda, cada noticia que leía era como si una zarpa felina arañara el terciopelo pero no molestaba al oído, todo lo contrario. Su cadencia de periodista de vieja escuela era un contraste absoluto con sus compañeras de mesa en el Telediario. Luis Carandell llegó a los informativos de fin de semana de la tele pública en septiembre de 1985, con 56 años. Sustituía a otro veterano, casi de la misma quinta, Felipe Mellizo, que había dimitido de su cargo para aceptar un puesto en la agencia EFE. Sin embargo, había una gran diferencia, Carandell formaría parte de una nueva etapa en las noticias de TVE en la que nuevas caras como las de Concha García Campoy, Ángeles Caso, Manuel Campo Vidal, Carlos Herrera o María Escario revolucionarían la forma de dar las noticias. Reportajes más directos, un uso de la imagen acorde con las nuevas tecnologías, tele-prompter para leer mirando al objetivo de la cámara y no al papel... Y allí estaba don Luis, con su pinta de catedrático, chaquetas de corte clásico, corbatas añejas, cortinilla en la cabeza y perilla de viejo diputado. 

Habitualmente usaba la ironía, esa que había ido desarrollando en sus distintas corresponsalías (desde Japón a Tailandia, pasando por Israel, URSS o Egipto por citar algunas), etapa en la que había adquirido tintes de diplomático en su trato a pesar de que sus crónicas solían ser bastante aceradas. En tiempos de censura franquista había sorteado la imposibilidad de ser claro con un finísimo sarcasmo que los inútiles funcionarios encargados del control de la prensa eran incapaces de entender. Ese humor tan especial también lo había practicado en revistas satíricas de la Transición bajo pseudónimo así que no es de extrañar que, a pesar de su edad, su verbo barroco y su aspecto austero, se convirtiera en uno de los presentadores más "modernos" de aquella tele ochentera. Sin embargo, en su trabajo como presentador tuvo que comunicar noticias tristes, impactantes, luctuosas y sabía darles el tono adecuado. Fue él, por ejemplo, quien comunicó a los españoles que Tierno Galván, probablemente el alcalde más querido y respetado por los madrileños, había fallecido prematuramente (a ese momento pertenece la imagen superior).
   Carandell estuvo al frente de los TD sabatinos y dominicales dos años. Un bienio en el que consiguió el respeto de la audiencia. Era un caso atípico, el de un "debutante" en las tareas de presentación con una edad provecta para lo habitual en un medio fagocitador de juventud como la tele. Un día de 1987 don Luis dejó el decorado del mapa-mundi para ocupar el de "La hora del lector".

De repente nos quedamos sin sus Telediarios de autor y, lo que es peor, ni siquiera lo devolvieron al Congreso desde donde nos había regalado crónicas impagables, siempre con referencias al cuaderno de sesiones del siglo pasado. Su recuerdo a las palabras de Sagasta o Cánovas del Castillo eran auténticas parábolas del presente. Si ya en los ochenta los diputados quedaban en mal lugar en la comparación con la retórica de sus predecesores, los actuales simplemente no hubieran aceptado el símil.

Un ejemplo de uno de aquellos Telediarios del 85:



Y un documental en el que sus compañeros le recuerdan con un cariño que emociona:


Juguemos al Trivial

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¿Quién no ha jugado al Trivial alguna vez? Es, posiblemente, el juego cultural de mesa más conocido y sus normas son harto sencillas: preguntas de distintos temas, un tablero que se recorre en busca de los "quesitos" temáticos y una ronda final una vez conseguidos todos. Tan básico era que algún directivo se preguntó ¿y por qué no lo convertirmos en concurso televisivo? La cadena se beneficia del prestigio de la marca del juego y la compañía que lo comercializa consigue publicidad gratuita, una retroalimentación clásica en la tele desde sus inicios. En 1990 la BBC presentó la primera versión del juego y poco después llegó también a EEUU.

En 1992 TVE anuncia que Pepe Navarro regresa a casa para presentar "Juguemos al Trivial", se emitirá los domingos a última hora de la tarde y muchos críticos se preguntan por qué después del éxito de su matutino "El día por delante", el periodista cordobés ha estado ausente de la pequeña pantalla durante dos años y reaparece en un concurso modesto y con clara vocación publicitaria. La respuesta nunca llegó y a Navarro nunca se le vio cómodo en el formato.

La llegada de este juego a la tele formaba parte de una nueva táctica de TVE que consistía en ceder un espacio de emisión para que distintas compañías colocaran su programita totalmente producido a cambio de la publicidad que suponía tener su marca presente todo el tiempo, tal y como sucedía en este caso. No era la primera vez que se hacía algo así, de hecho algunos de los programas inagurales de la primera programación de la pública como "Aeropuerto Telefunken" o "La hora Philips" encajaban en esta fórmula. Ahora bien, en "Juguemos al Trivial" se daba un paso más al estar patrocinado a su vez por una marca de quesos. El decorado parecía el photocall de la presentación de la dieta de la alcachofa, vaya...
   Navarro apenas duró una temporada, ese mismo año fichó por Antena 3 para dirigir las mañanas. En 1993 Jordi Hurtado retomó el formato con algo más de presupuesto y corrigiendo algunos de los defectos que se habían criticado en la etapa anterior. Tampoco pasó a la historia, unos meses después desaparecía de la parrilla... momentáneamente porque un año más tarde se anunció la vuelta del programa pero en versión infantil diaria y presentado por Miriam Díaz-Aroca. Finalmente fue el actor Juan Carlos Martín, que ya había conducido "Vídeos de Primera", quien tuvo que controlar a parejas de adoslecentes animados por sus compañeros de instituto.
   Tres oportunidades tuvo el Trivial para hacerse un hueco entre los espectadores y tres veces que pasó totalmente desapercibido en la programación lo que demuestra que la televisión tiene sus propios códigos y para eso están los creativos específicos del medio.

Así anunciaba la BBC el primer Trivial de la tele:


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