María Bouzas en "Tardes de verán" en 1998 |
El set principal de "Tardes de verán" en su primera temporada |
Para empezar, el programa no se realizaba desde el estudio 300 de la TVG sino desde una carpa instalada en el exterior de las propias instalaciones de la cadena en San Marcos (Santiago de Compostela). Las ventanas transparentes tenían como fondo la arboleda de la zona pero varias personas que trabajaron allí me confirman que el calor que se acumulaba en aquella tienda de plástico a lo largo de las tres horas de emisión se hacía insoportable. El programa dirigido por Montse Palacín comenzaba habitualmente con un pequeño debate entre dos colaboradores (periodistas veteranos en general) sobre las noticias del día. Después se iban alternando secciones de moda, cocina, decoración, belleza, esoterismo (sic)... y entrevistas a personajes más o menos populares y otros anónimos pero con historias curiosas. La música corría a cargo de orquestas que eran aplaudidas a rabiar por el público presente en aquel plató "de campaña". Quizás la parte más recordada de aquel magazine sea el análisis de las revistas de corazón a cargo de dos gemelas de avanzada edad, María y Xosefa Montero, que no se cortaban un pelo.
María, poco antes de su debut como presentadora en la TVG |
Para María Bouzas ese nuevo desempeño profesional era un reto que asumió con muchos nervios al principio (confesó haber tenido un ataque de histeria días antes del estreno) pero también con mucha ilusión. Aunque no consiguieron mantener el share de "Tardes con Ana" alcanzaron una media en torno al 12% que fue suficiente para que María renovara al verano siguiente. A principios de julio 2000 se produjo relevo: una veterana de la Casa, María Xosé Rodríguez, se ponía al frente como presentadora y Gloria Galiano, que ya era directora del programa de la Kiro, se mantenía en su puesto. Dos años después se mantenía el título pero con equipo nuevo, ajeno ya a Gestmusic, y con Yolanda Vázquez como conductora. Esa edición, además, fue itinerante y no tenía un estudio fijo.
María demostró su versatilidad ante las cámaras y, además, empatía hacia sus invitados. Su carácter dejó encantado a un equipo que tenía que trabajar en verano y que en la última emisión de la primera temporada la sorprendió con un ramo de flores y muchos de mensajes de cariño.