En julio de 1959 se inauguró el centro de producción de Barcelona que venía, no sólo a ampliar el radio de emisión de TVE, sino también a aliviar las necesidades de producción de los saturados estudios de Madrid. El antiguo hotel de Miramar cedido por el Ayuntamiento a la emisora fue realmente el primer edificio de nuestro país reformado de forma adecuada y específica para albergar unos platós televisivos. El chalecito del Paseo de la Habana no cumplía esos requisitos ni de lejos y finalmente se tuvo que recurrir al salón de actos de un instituto cercano para los programas de variedades y más tarde, antes de construir Prado del Rey, se recurrió al alquiler de estudios de Sevilla Films. Cuando Miramar comenzó a funcionar lo hizo con las instalaciones técnicas listas pero con un plató provisional. Fue en octubre de 1961 cuando se puso en marcha el primero realmente preparado para los requerimientos de una tele que ya daba pasos agigantados en su evolución.
El plató ocupaba 230 metros cuadrados (así que superaba ampliamente el de la sede oficial de Madrid) y tenía más de 9 metros de altura. A unos 5,50 m. se habían colocado unas pasarelas para poder colocar los equipos de iluminación mediante perchas telescópicas. Por primera vez en nuestra tele el cableado eléctrico y las cajas de enchufes estaban instaladas en esas pasarelas de tal manera que el personal encargado de esa función no interfería en los de otros servicios y viceversa. Pero además, desde esas barandillas también se podían colgar micrófonos, monitores y hasta elementos de decoración. ¡Todo eran ventajas! La revista TeleRadio daba cumplida cuenta de todos estos avances a unos lectores que, probablemente, no entendieran ni papa de estas cuestiones técnicas.
200 cajas de tomas eléctricas repartidas por todo el espacio facilitaban las conexiones de microfonía, intercomunicación para regidores y hasta de los teléfonos usados en algunos programas. Toda esa energía necesaria, especialmente para la iluminación, era suministrada por una nueva estación transformadora de 250 kilovatios. Y por si esto fuera poco, los iluminadores tenían su propia control desde el que poder encender y apagar de forma automática los focos y además controlar su intensidad. ¡No se vayan todavía, aún hay más! También se había instalado un "sistema de refrigeración a baja presión que compensa las calorías producidas por la iluminación y controla la temperatura y el grado de humedad, normalmente muy elevado en Barcelona, aún en las condiciones más desfavorables y sin producir ruidos apreciables por los micrófonos" (TR nº 203, Noviembre 1961). Durante el primer mes se usó la unidad móvil nº 1 para la realización pero enseguida se puso en marcha el control de realización propio de este plató que trajo aires nuevos a una tele primigenia.
Fotos de Sáenz-Guerrero para TeleRadio.