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"Operación Triunfo", 20 años de un fenómeno social

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"Operación Triunfo" no nació como el éxito que hoy todos recordamos. El último fenómeno social despertado desde la pantalla de La Uno (por entonces La Primera) había sido rechazado por las tres grandes cadenas generalistas durante año y medio. Finalmente fue TVE la que se hizo con el formato con la idea de tener un reality (pero blanco) en su parrilla y, de paso, seleccionar al representante patrio para el Festival de Eurovisión. Quizás TVE no lo tenía muy claro y decidió confiar en el buen hacer de Gestmusic, la productora creadora del formato, pero había dos personas que sabían que esta idea podía ser un bombazo e iban a apostarlo todo (aunque fuera sin la aquiescencia total de los gerifaltes de la cadena) para que el programa no pasara desapercibido. 


Toni Cruz y Josep María Mainat (hoy famoso por otras cuestiones ajenas al mundo artístico) eran el dúo creativo que había formado Gestmusic, una compañía que en aquellos años producía más horas y para más cadenas que ninguna otra en nuestro país. La audiencia ya los conocía bien desde finales de los setenta gracias al trío humorístico-musical La Trinca (el tercero era Miquel Àngel Pasqual). En los ochenta montaron su propia productora para sacar adelante sus primeros programas televisivos: "No passa res!" (No pasa nada) en TV3 y su versión nacional "Tariro Tariro". En 1989 La Trinca desaparece pero Cruz y Mainat siguen unidos para dedicarse plenamente a la televisión. A mediados de la década siguiente Gestmusic es ya una productora indispensable en el entretenimiento con programas de gran audiencia y premios como "La parodia nacional" y "Crónicas marcianas" en su cartera. ¿Cómo es posible entonces que no consiguieran convencer a ningún canal para emitir su nuevo proyecto? Así es la televisión, nada está asegurado y durante mucho tiempo sólo escuchaban frases del tipo "La música ya no vende en la tele". Otros pensaban que eso era algo similar al ochentero "Gente joven" y les sonaba a rancio. Todos esos jefes verían con estupor cómo el share de aquello que habían rechazado iba subiendo semana a semana. 


La tercera pata de este banco fue el director, Tinet Rubira. El público lo conocía como presentador por el irreverente (y a ratos perturbador) "Plastic" en TVE2 (primero en el circuito catalán y luego para todo el país), "Clip, clap vídeo" (en su primera etapa como programa de videoclips) o, ya en 1997, en el late veraniego de Tele 5 "El puente" junto al humorista Mariano Mariano y al inefable Padre Apeles (esta vez con traje blanco por aquello de los calores). Además de su trabajo ante las cámaras, Tinet había ido desarrollando una carrera paralela en la dirección de espacios de todo tipo. Por poner un ejemplo, el mismo año en que presentaba el citado programa veraniego (en pantalones cortos, por cierto) había dirigido el talk-show "Sinceramente Ana Rosa" (con la Quintana) para Antena 3. En 2001 le tocó en suerte comandar un equipo (afortunadamente) muy bien engrasado para modernizar el género musical. "Operación Triunfo" fue un aldabonazo en su carrera y también supuso un hito en la historia de la productora además de, por supuesto, para la cadena que acogió el arriesgado proyecto (aunque fuera sin demasiadas expectativas). Rubira demostró tener muy claro qué quería hacer y aquí alcanzó una cota difícilmente superable. Más adelante demostró su buen hacer en otros talents (con menor éxito, lógicamente) y volvió a sorprender con "Tu cara me suena" otro formato que consiguieron exportar a medio mundo, tal y como había sucedido antes con "OT". 


¿Y quién podría presentar un programa totalmente novedoso en la tele del momento y dirigido a un público eminentemente juvenil? Gestmusic tenía sus propios candidatos/as pero TVE impuso (o eso dicen) a Carlos Lozano. Este ex modelo había debutado en la tele pública como locutor de continuidad de La 2 en 1993 (un curioso experimento del que hemos hablado aquí). En 1996 fue fichado por Tele 5 para conducir "La ruleta de la fortuna" durante una breve etapa pero llamó la atención por su morro y evidente apostura así que Telemadrid lo recuperó del paro para hacerse cargo de los concursos de "Con T de Tarde", el magazine vespertino de Terelu Campos. Durante un par de temporadas presentó otros juegos de la cadena mientras probaba suerte en el cine con pequeños papeles; eso le sirvió para ser fichado por Antena 3 para la serie "Ada Madrina", un vehículo para lucimiento de Carmen Sevilla que fue un sonadísimo fracaso. Sin embargo tuvo la suerte de ser reclamado por José Luis Moreno para un par de episodios de "La Revista" para La Uno y, posteriormente, para "Noche de fiesta". A TVE le hizo gracia el muchacho y lo recuperaron para el género de los concursos y fue el elegido para la revitalización de "El precio justo", que funcionó muy bien en las tardes. Pero ¿era el adecuado para un megamusical como "Operación Triunfo"? Había muchas dudas y hoy sería injusto juzgarlo sin contextualizar, lo que es indudable es que Lozano forma parte del éxito del programa. Dato curioso: en el CD de prensa de la temporada 2001/02 que recibimos los periodistas había una carpeta con el nombre "Operación Triunfo" con siete fotos: dos de Carlos Lozano, tres de él con Hugo de Campos y Jennifer Rope y otras dos de ellos por separado. Todas realizadas sobre el fondo de una sábana gris. Ellos eran los presentadores de "Música Sí", programa que sería el primero en albergar a los "triunfitos" que iban saliendo eliminados y además presentarían los resúmenes diarios de la actividad en la Academia que se emitirían en La 2.  


Otra persona fundamental en esta primera etapa fue la cantante Nina, directora de la Academia en la que los concursantes recibirían una preparación y, además, la profesora de técnicas de canto. Los niños ochenteros la recordábamos como una de las últimas azafatas del "Un, dos, tres" de la etapa de Mayra Gómez Kemp. Su presentación en el programa fue uno de esos momentazos que Chicho sabía crear con mucho pulso: el mítico director de orquesta Xavier Cugat (famosísimo en los 40/50 por sus papeles en musicales de la Metro) la apadrinaba ante las cámaras asegurando que era su último gran descubrimiento y que era la nueva cantante de su orquesta. No era del todo cierto pero daba igual, Nina cantó "Georgia" y la audiencia quedó sin palabras. Durante aquella temporada 1987/88 nos regaló números musicales fantásticos y al año siguiente fue nuestra representante en el Festival de Eurovisión. Desde entonces desapareció de la primera línea televisiva para dedicarse de lleno al teatro musical. Buena parte de la audiencia no la conocía cuando apareció en "Operación Triunfo" pero su enorme personalidad la convirtió en personaje, algo que la agotó enseguida. 
   Un par de meses antes de que comenzara la emisión me la encontré en Santiago, mochila a cuestas, recién llegada de la Ruta Jacobea. Yo estaba haciendo un reportaje sobre peregrinos para Localia, la reconocí y pedí permiso para entrevistarla, accedió con su enorme sonrisa pero un poco desconcertada. Cuando le pregunté por sus nuevos proyectos hubo un momento de silencio y después se arrancó: "No te puedo adelantar nada pero sí te puedo decir que estoy preparando algo que va a pegar muy muy fuerte". Tenía razón.  


El 22 de octubre, en prime time, inició su andadura "Operación Triunfo". Una sintonía que no se parecía a las que estaban en boga nos ponía en antecedentes de que algo iba a pasar. La primera visión del decorado impactaba, para empezar era enorme y parecía más bien el escenario del concierto de un cantante estadounidense. Aquellos bailarines dándolo todo en las celdas podían recordar al del Comeback de Elvis en la NBC en 1968 pero el recurso seguía funcionando en 2001. El ballet sería también importante, arropaba a los cantantes pero, ojo, nada que ver con el de "Noche de fiesta". Aquí el baile estaría perfectamente integrado en la actuación y los participantes también formarían parte de la coreografía, los bailarines y bailarinas no serían simplemente un fondo "bonito". 


Frente al escenario estaba el set en el que el presentador se movería yendo de la mesa del jurado a las bancadas de los concursantes. Colores pastel que contrastaban con la oscuridad de la parte de las actuaciones musicales. Grandes fotos se repartían por aquella estructura, una idea muy inteligente para ir conociendo poco a poco a los concursantes y tratarlos, desde el primer día, como estrellas. Los dos extremos de la escenografía estaban comunicados por una pasarela que sería parte integrante de la narrativa del concurso: "Cruza la pasarela" significaría a partir de entonces la salvación. 


Aquella fue la gala 0 y quizás algunos han olvidado que no fue precisamente un éxito de audiencia. 2.734.000 espectadores parecen mucho hoy pero era un 22,1% de share, más de dos puntos por debajo de la media de la cadena. Los nervios se apoderaron de los jefes, si aquello no subía podría ser considerado un fracaso en toda regla. La gala 1 apenas tuvo 50.000 espectadores más. Los nervios daban paso a la desesperación. Fue la siguiente entrega la que marcó la diferencia, casi cinco millones se sentaron aquel día en el salón porque el boca-oreja comenzaba a hacer efecto, en la sexta semana se superaban los seis millones de televidentes y en noviembre la segunda parte del programa, la que transcurría en la Academia analizando las actuaciones del día y que se emitía a partir de la medianoche, superaba a "Crónicas marcianas" (y eso era noticia), de la misma productora. El show de Xavier Sardà no se amilanó y comenzó a interceptar el bus que llevaba a los artistas del estudio al centro de estudios aprovechándose del tirón y consiguiendo incrementar su número de seguidores. Por primera vez el boom de una cadena se contagiaba a otra provocando, por cierto, unas cuantas reprimendas de TVE hacia Gestmusic. 

La gala final de "OT 1" 12.873.000 espectadores, un 68% de share, datos que se repitieron en Eurovisión 2002 en el que la ganadora del concurso, Rosa López "Rosa de España", actuó como premio junto a otros triunfitos como coristas (Chenoa, Geno, Bisbal y Bustamante). Aquella primera edición hizo historia y, precisamente por eso, era difícilmente repetible algo similar. Ahora celebramos que hubo un día en el que un musical (talent sí, pero musical al fin y al cabo) revitalizó a una TVE que empezaba a anquilosarse. 

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