Primero repasó la tele de los 80 en dos libros, después llegaron los 90, también recordó la historia del "Un, dos, tres" y, más recientemente, ha rebuscado entre talleres de marionetistas para descubrir los "Telemuñecos". El infatigable Miguel Herrero se enfrenta ahora a un nuevo reto: la década de los setenta. Un decenio fundamental en la historia de nuestra televisión, que va del tardofranquismo a la lucha por la democracia desde la Transición, una época en la que se afianzaron géneros y se probaron nuevas fórmulas, en la que la música amenizaba cualquier franja horaria y los niños pasaron de los Chiripitifláuticos a los Payasos de la Tele y en informativos se produjo una revolución liderada por unos "descorbatados". Herrero repasa las novedades año por año en su último libro editado, cómo no, por Diábolo.
Julio Iglesias durante la grabación de su especial de la serie "La hora de..." |
- Quizás si tu futuro lector piensa en los 70 televisivos le vienen a la cabeza los musicales. Los había de todo tipo y gracias a que se han conservado la mayoría en archivo son imágenes muy repetidas y características. ¿Qué destacarías de ese género en aquella época?
Efectivamente, los años 70 fueron brillantes en el campo musical. Era parte de la base de la programación junto a los dramáticos. Los hubo de todo tipo, dedicados a géneros, muy especializados. Desde el jazz al pop, lo comercial, lo regional y la copla. Especialmente interesantes resultan los de Valerio Lazarov, en los que los artistas grababan sus canciones interpretando de una manera muy cómica el contenido de las mismas. Lauren Postigo deslumbró con el inesperado éxito de sus "Cantares" cuando sus invitados parecían más que olvidados. "300 millones" apostó por el castellano aunque se saltó la norma con algunos invitados de la talla de ABBA. La lista abarca títulos como "Especial Pop", "A su aire", "3 programas 3", "Voces a 45", "Musiqueando" y el prestigioso "Popgrama" de Carlos Tena. Los archivos guardan actuaciones y entrevistas de primer nivel gracias al trabajo que se realizó, siendo curioso que ahora la tele se dedica a recordar a los artistazos que conservan los archivos pero haciendo poco por seguir esa estela y que en el futuro se puedan recuperar éxitos de esta época. En cualquier caso, me declaro fan de "Aplauso", que desde 1978 se preocupó por gran variedad de estilos, como si se tratara de una revista, dividida en secciones y páginas, con una bonita estética, concursos y hábil manejo del lenguaje para los jóvenes que vivían el sonido "disco 70s", "Grease", "Fiebre del sábado noche" o la Motown. En el libro quedan recogidos todos estos títulos y su historia.
Efectivamente, los años 70 fueron brillantes en el campo musical. Era parte de la base de la programación junto a los dramáticos. Los hubo de todo tipo, dedicados a géneros, muy especializados. Desde el jazz al pop, lo comercial, lo regional y la copla. Especialmente interesantes resultan los de Valerio Lazarov, en los que los artistas grababan sus canciones interpretando de una manera muy cómica el contenido de las mismas. Lauren Postigo deslumbró con el inesperado éxito de sus "Cantares" cuando sus invitados parecían más que olvidados. "300 millones" apostó por el castellano aunque se saltó la norma con algunos invitados de la talla de ABBA. La lista abarca títulos como "Especial Pop", "A su aire", "3 programas 3", "Voces a 45", "Musiqueando" y el prestigioso "Popgrama" de Carlos Tena. Los archivos guardan actuaciones y entrevistas de primer nivel gracias al trabajo que se realizó, siendo curioso que ahora la tele se dedica a recordar a los artistazos que conservan los archivos pero haciendo poco por seguir esa estela y que en el futuro se puedan recuperar éxitos de esta época. En cualquier caso, me declaro fan de "Aplauso", que desde 1978 se preocupó por gran variedad de estilos, como si se tratara de una revista, dividida en secciones y páginas, con una bonita estética, concursos y hábil manejo del lenguaje para los jóvenes que vivían el sonido "disco 70s", "Grease", "Fiebre del sábado noche" o la Motown. En el libro quedan recogidos todos estos títulos y su historia.
Kiko Ledgard al frente del concurso más popular de la década |
- Otro género que brilló en esos años fue el de los concursos, algunos popularísimos. ¿Cuáles destacarías y por qué?
Curiosamente, en los 70 el de los concursos habitualmente era un género residual en la programación. Como si fuera obligatorio tener alguno para completar estilos y variedad. Hay años en los que apenas hubo un par de concursos y sin apenas repercusión, pese a tratarse de un monopolio de dos cadenas. Así, enumerar todos los concursos de la década no nos llevaría demasiado tiempo. Apenas se resumiría en el final de "Cesta y puntos", "Un millón para el mejor" y "Las diez de últimas" con otros apenas recordados, como "En equipo", "Palmo a palmo", "Destino Argentina", "¿Conocemos España?" o "Cambie su suerte". Les costaba conseguir renovar por una segunda temporada. Incluso para tratarse de una tele única, apenas nadie recuerda "Las supersabias", "Subasta de triunfos", "Las siete y media musical" o "Fe de erratas". El género de los concursos tocó también al de los musicales en cierta forma, con casos como "Canción 71" o "La gran ocasión", que era una competencia de artistas al estilo de "Operación triunfo" pero no de preguntas y respuestas o pruebas de habilidad. Igualmente se encuentra mucho juego en infantiles de Torrebruno o como parte de espacios de dilatada duración, como "Todo es posible en domingo", incluso en "300 millones". Pero, claro está, el alto concepto que ha quedado del concurso se debe al impresionante éxito conseguido por el "Un, dos, tres... responda otra vez" de Chicho Ibáñez Serrador en 1972, lo cual es un logro épico ya que se alzó con el cariño del público como nunca antes había ocurrido. Así, el "Un, dos, tres" no sólo logró renovar sino que la audiencia lo echaba de menos con un aprecio casi humano dedicado a un programa de televisión, como una especie de persona a la que llegas a querer y te produce emoción su marcha. Su emisión tan continuada durante aquellas dos primeras etapas setenteras cambió el sentido del concurso televisivo, ya omnipresente en la programación, aunque igualmente le costó asentar sus raíces hasta finales de los 80, a excepción de la gran obra de Chicho, finiquitando títulos cada dos por tres.
Curiosamente, en los 70 el de los concursos habitualmente era un género residual en la programación. Como si fuera obligatorio tener alguno para completar estilos y variedad. Hay años en los que apenas hubo un par de concursos y sin apenas repercusión, pese a tratarse de un monopolio de dos cadenas. Así, enumerar todos los concursos de la década no nos llevaría demasiado tiempo. Apenas se resumiría en el final de "Cesta y puntos", "Un millón para el mejor" y "Las diez de últimas" con otros apenas recordados, como "En equipo", "Palmo a palmo", "Destino Argentina", "¿Conocemos España?" o "Cambie su suerte". Les costaba conseguir renovar por una segunda temporada. Incluso para tratarse de una tele única, apenas nadie recuerda "Las supersabias", "Subasta de triunfos", "Las siete y media musical" o "Fe de erratas". El género de los concursos tocó también al de los musicales en cierta forma, con casos como "Canción 71" o "La gran ocasión", que era una competencia de artistas al estilo de "Operación triunfo" pero no de preguntas y respuestas o pruebas de habilidad. Igualmente se encuentra mucho juego en infantiles de Torrebruno o como parte de espacios de dilatada duración, como "Todo es posible en domingo", incluso en "300 millones". Pero, claro está, el alto concepto que ha quedado del concurso se debe al impresionante éxito conseguido por el "Un, dos, tres... responda otra vez" de Chicho Ibáñez Serrador en 1972, lo cual es un logro épico ya que se alzó con el cariño del público como nunca antes había ocurrido. Así, el "Un, dos, tres" no sólo logró renovar sino que la audiencia lo echaba de menos con un aprecio casi humano dedicado a un programa de televisión, como una especie de persona a la que llegas a querer y te produce emoción su marcha. Su emisión tan continuada durante aquellas dos primeras etapas setenteras cambió el sentido del concurso televisivo, ya omnipresente en la programación, aunque igualmente le costó asentar sus raíces hasta finales de los 80, a excepción de la gran obra de Chicho, finiquitando títulos cada dos por tres.
Félix Rodríguez de la Fuente triunfó en medio mundo con "El hombre y la tierra" |
- Los musicales y los concursos eran géneros ya populares desde el inicio de la tele pero el documental no tanto. En los 70 Rodríguez de la Fuente demostró que se podía divulgar entreteniendo y además con un producto de gran calidad. Y no fue el único, de la Quadra Salcedo también brilló. ¿Qué piezas encajaron para que, por fin, los documentales adquirieran esta importancia?
La necesidad de renovación en las parrillas televisivas hizo que sucedieran éxitos inesperados. Puede dar la casualidad de que unos programas triunfen por el momento histórico y social que el país esté viviendo como que sean rechazados porque no se adapten a los intereses generales de una sociedad que estaba viviendo profundos cambios como un final de dictadura, una monarquía, un Referéndum, elecciones, un grupo terrorista amenazante y la modernización de una sociedad muy pacata. TVE intentó triunfar con algunos shows a la americana, como en Estados Unidos tenían Julie Andrews, Dean Martin, Sonny y Cher o Carol Burnett, pero muchas de las denominadas "La hora de...", así como los programas de Marujita Díaz o Luis Aguilé fueron considerados casposos y ajenos a la época que se estaba viviendo. Todo lo contrario ocurrió con esos espacios que demostraban que la televisión pública podía realizar documentales de prestigio con los que poder presumir en festivales internacionales de Televisión, en eventos, ante la prensa y la dura crítica así como para intercambiar con otras cadenas o venderlos directamente. "El hombre y la Tierra" es el gran ejemplo de lo que se podía hacer con medios, buenos profesionales en todos los campos (no hay que olvidar una sintonía insuperable) y mucha dedicación. De hecho, para muchos de ellos algún programa, o una serie de ellos, les podía llevar parte del tiempo de su año trabajado. "Datos para un informe", "Los reporteros", "Primera página", "La España de los Botejara", "Vivir cada día" son buenos ejemplos de la mejor televisión de los 70. Miguel de la Quadra es un nombre imprescindible en aquella época y resulta sorprendente hasta dónde llegaban por conseguir una exclusiva que, a veces, incluso no llegó a ser emitida y casi les costó la vida. Incluso "Informe semanal" llegó para cubrir todo tipo de temáticas, aprovechando su gran cobertura de corresponsales y dio lugar a un estilo que fue escuela para las nuevas cadenas de los 90, tomando el concepto de reportajes de 10-15 minutos que ahondaran en una temática.
Amestoy y Hermida comparten portada en "TeleRadio" en 1979 |
- Este fue el período de reinado de grandes comunicadores que crearon escuela: Hermida, Amestoy, Íñigo... ¿Se apostaba más por comunicadores con personalidad? ¿Qué aportaron a nuestra pantalla?
LA TELE DE LOS 70 es la época de los grandes comunicadores de televisión. José María Íñigo es figura imprescindible de la cadena. Con él fueron pasando los años sin parar, de sus entrevistas en "Estudio abierto" a "Directísimo", "Esta noche fiesta" y "Fantástico", programas de larga duración y emitidos durante largos periodos. Incluso en los breves espacios de tiempo de descanso entre esos cuatro títulos hizo otros espacios, de sobremesa, galas de Nochevieja, ediciones para cadenas europeas dirigidas a emigrantes españoles y retransmisiones de todo tipo. Jesús Hermida fue habitual pero no tan omnipresente como después en los 80 y los 90, una vez finalizada su etapa como corresponsal. Alfredo Amestoy fue otra cara constante de la década. Hizo gran variedad de géneros pero destacó especialmente por su "Vivir para ver" en el que jugó magníficamente con escenas de la propia programación, que le servía para soltar sus soliloquios a cámara, moviendo el flequillo y dirigiendo sus dedos índices sin cesar. Hay nombres importantes como los de José Luis Uribarri, muy entregado a su oficio, o Miguel de los Santos, con su buen hacer. De otros, lamentablemente, se ha olvidado el tiempo pero en su época fueron fundamentales para el público como Raúl Matas o Juan Antonio Fernández Abajo, que llegó a desbancar en premio TP al mejor presentador al resto de profesionales. Y mujeres de primera también demostraron que podían hacerle frente al macho televisivo, como Rosa María Mateo, Victoria Prego, Isabel Tenaille, Mari Cruz Soriano o Rosa María Calaf. Y en otro plano, las locutoras de continuidad también supieron ganarse el cariño del público por sus diarias apariciones dirigiéndose a cámara a los espectadores con serena seguridad.
Valerio Lazarov y José María Quero comparten control de realización en el primer programa de "Señoras y Señores" |
- Esta década es la de la convivencia entre dos generaciones, la de los locutores de informativos con la de los nuevos periodistas (menos sobrios, más naturales), la de los realizadores pioneros y más clásicos (Pérez Puig, Quero, García de la Vega) y otros mucho mas rompedores (Lazarov)...
Para la historia han quedado esos nombres, que podían luchar con los de los propios profesionales que daban la cara en sus programas. El público les conocía y les reconocía. Lazarov y Quero tenían estilos tan marcados que pudieron jugar a realizar un mismo programa, "Señoras y señores", una semana dirigido al estilo Lazarov, más arriesgado y original, con sus zooms y sus derroches de humor, y la siguiente, por Quero y su aire más convencional, más seguro de convencer al público. Los profesionales que dirigían los dramáticos, como "Estudio 1" y "Novela" también se ganaron el cariño de los espectadores. En algunos casos, como Chicho, Pilar Miró o Fernando Navarrete, todos sabían claramente que ellos eran los encargados de sus producciones. Este último supo imprimir su estilo en los espacios de Íñigo o en otras emisiones como "La segunda oportunidad" para educarnos en la seguridad vial, con Paco Costas.
María Luisa Seco y Manolo Portillo presentaban "Un globo, dos globos, tres globos" |
- Edad de oro de los infantiles, irrepetible, con personajes que todavía perduran y programas que se alargaron durante años
Fue uno de los grandes géneros de la televisión de los 70. Ahí sí que podríamos perdernos entre personajes, series, sintonías, programas, dibujos y presentadores que se ganaron el cariño del público. "Los Chiripitifláuticos" vivieron una segunda etapa a petición de los más peques pero la tele ya les tenía asignados unos sucesores, "Los payasos de la tele", que fueron los verdaderos reyes del género. "El gran circo de TVE" fue un éxito de dimensiones desconocidas, que abarcó a otros públicos no habituales de espacios como "Hoy es fiesta" o de los shows de los muñecos de Herta Frankel. María Luisa Seco fue el rostro habitual gracias a "Con vosotros", "El monstruo de Sánchezstein" y "Un globo, dos globos, tres globos", que fue un magnífico contenedor de series juveniles y dibujos, con poesías, juegos, marionetas y las tiras americanas de las criaturas de Jim Henson, aquí denominado "Ábrete Sésamo", antes que "Barrio Sésamo". Sin duda, Torrebruno es otro nombre imprescindible, con programas que encadenó sin parar pese a fueran prácticamente lo mismo, "La guagua", "El recreo", "La locomotora"... Títulos que se han quedado en la memoria colectiva y a los que añadir "La mansión de los Plaff" y animaciones como "Heidi", "Marco", "El perro de Flandes", "La abeja Maya" o "Mazinger Z", que en varios casos alcanzaron el nivel de fenómeno sociológico.
Fue uno de los grandes géneros de la televisión de los 70. Ahí sí que podríamos perdernos entre personajes, series, sintonías, programas, dibujos y presentadores que se ganaron el cariño del público. "Los Chiripitifláuticos" vivieron una segunda etapa a petición de los más peques pero la tele ya les tenía asignados unos sucesores, "Los payasos de la tele", que fueron los verdaderos reyes del género. "El gran circo de TVE" fue un éxito de dimensiones desconocidas, que abarcó a otros públicos no habituales de espacios como "Hoy es fiesta" o de los shows de los muñecos de Herta Frankel. María Luisa Seco fue el rostro habitual gracias a "Con vosotros", "El monstruo de Sánchezstein" y "Un globo, dos globos, tres globos", que fue un magnífico contenedor de series juveniles y dibujos, con poesías, juegos, marionetas y las tiras americanas de las criaturas de Jim Henson, aquí denominado "Ábrete Sésamo", antes que "Barrio Sésamo". Sin duda, Torrebruno es otro nombre imprescindible, con programas que encadenó sin parar pese a fueran prácticamente lo mismo, "La guagua", "El recreo", "La locomotora"... Títulos que se han quedado en la memoria colectiva y a los que añadir "La mansión de los Plaff" y animaciones como "Heidi", "Marco", "El perro de Flandes", "La abeja Maya" o "Mazinger Z", que en varios casos alcanzaron el nivel de fenómeno sociológico.
Marisol González y J.A. Fernández Abajo en "Siempre en domingo" |
- Se intenta una y otra vez la fórmula del ómnibus dominical...
En algunos momentos dio la impresión de que fuera obligatorio emitir un espacio que abarcara innumerables secciones durante la tarde del domingo. Posiblemente inspirados por el formato de éxito italiano donde se podía hacer casi de todo, se intentó con producciones como "Siempre en domingo", "Tarde para todos", "Todo es posible en domingo" y "Fantástico". Y pese a la continua intentona de hacer que ese macroprograma llegase al gran público, casi siempre fue rechazado por él y por la crítica. Se hicieron entrevistas a figuras de primer nivel, incluyeron series y dibujos, combates de boxeo y sketches de humor con Joe Rígoli o Tip y Coll, que consiguieron ser los únicos supervivientes del programa donde realizaban sus sketches. Se trata de una fórmula que agotaba al espectador por una excesiva duración, que igualmente no consiguió funcionar en los 90 con "De domingo a domingo" en Telecinco, o "Un domingo cualquiera" en TVE1 en 2003. Bien es cierto que la herencia de todo aquello y, salvando las miles de distancias, sería "Viva la vida", que habría actualizado el espíritu de aquellas emisiones e, igualmente, no arrasa en audiencias.
Alfonso Sánchez a punto de soltar una de sus sarcásticas críticas en "Revista de cine" |
- Hay un gran interés por el cine, no sólo por los grandes ciclos y por el redoblaje directamente para TVE sino por los programas específicos de gran éxito (Revista de cine) o las presentaciones de Primera sesión.
El espectador consiguió habituarse al cine clásico gracias a TVE. No era habitual que se emitieran películas modernas puesto que tenían que pasar muchos años para poder distribuirse en la pequeña pantalla. Así que se tiraban de películas muy antiguas, por supuesto que en blanco y negro ya que aunque la película fuera en color, lo habitual es que los televisores aún fueran antiguos y se vieran sin colores. El hecho de que TVE emitiera ciclos dedicados a actores, actrices, directores o géneros permitió acceder a las filmografías imprescindibles de todos ellos, aumentando su popularidad y animando a la cinefilia. De ahí que naciera "Revista de cine", ya que eran muchos los aficiones al Séptimo Arte, a conocer más detalles acerca de los rodajes, de las biografías, de los estilos. Alfonso Sánchez es el gran nombre en el género, un crítico muy querido por sus divertidos análisis, no exentos de gran sapiencia. Tan conocido que fue imitado por todos los humoristas de la década por sus curiosos balbuceos. Alfonso Eduardo lo presentaba, se acercó al Festival de Cine de San Sebastián, pudiendo entrevistar a los protagonistas de "La guerra de las galaxias" debido a su estreno, incluidos los robots, y hasta hacían entregas de premios a las mejores películas españolas, lo que podría considerarse unos PreGoyas cuando estos ni se habían imaginado. A reivindicar sus resúmenes, narrados o doblados como una serie, de las galas de los Oscar.
Sancho Gracia y Pepe Sancho en sus icónicos personajes de Curro y El Estudiante en "Curro Jiménez" |
- Se inicia la época de las grandes producciones de ficción, en formato cine y que marcarán el devenir de la siguiente década y la exportación...
Los 70 son años de producciones americanas, comedias británicas y "grandes relatos". El país se paralizó con las intrigas de "Hombre rico hombre pobre", "Holocausto" o "Raíces", las aventuras de Sandokán, Pippi Calzaslargas, las creaciones de Aaron Spelling como "Los ángeles de Charlie" o "Vacaciones en el mar" e ídolos como "Kung Fu", detectives como "Colombo" y el prestigio de "Yo Claudio". Pero TVE había desarrollado una gran labor con sus dramáticos y fue probando con series grabadas en exteriores como "Los camioneros", "Ese señor de negro", "Plinio", "El pícaro" o "La señora García se confiesa", que sirvieron para lanzarse definitivamente a trasladar novelas a la pequeña pantalla con una calidad insuperable. "Cañas y barro" alcanzó niveles insospechados, que podían rivalizar con series americanas, y "Curro Jiménez", "La saga de los Rius" o "La barraca" no hicieron más que afianzar un estilo muy vivo, muy intenso, que daría lugar a otros fenómenos ochenteros como "Fortunata y Jacinta" o "Los gozos y las sombras", que ya se iban preparando, e incuso grabando, a finales de los 70. Posiblemente, todo amparado por propuestas como "La cabina", "Juan soldado", que emitidas como capítulos únicos, ya tentaban a los jefes a poder hacer lo mismo pero con una mayor periodicidad semanal.
Una de las páginas del libro escrito por Miguel Herrero |
- ¿Y ahora qué? ¿Estás ya estudiando los 60 para tu próximo libro?
Estoy absolutamente dominado por el espíritu de los 70, como si yo mismo fuera un "625 líneas" andante, preparando nuevos proyectos a los que dedicar tanto tiempo como a este panegírico de la década de los 70. Considero que los 60 es un trabajo que debe realizar mi amigo Alejandro Macías, que sabe más que nadie de los tiempos primigenios de nuestra tele. Y mientras, este verano recordaré lo que ha sido de muchas de las grandes estrellas de la tele de otras épocas en el programa de tarde de EsRadio cada lunes. La telenostalgia vive en mi y no puedo dejar de manejarla a gusto del consumidor.
Por alusiones, niego la mayor pero agradezco el guante lanzado.
Por alusiones, niego la mayor pero agradezco el guante lanzado.