Eran las 20.57 del 7 de noviembre de 2005. Ese día se inauguraba un nuevo canal privado en España, el primero en casi tres lustros. Tras una presentación grabada con todas las estrellas de la cadena y varias promociones, el Michael Robinson del Guiñol daba paso al primer programa en directo: el informativo. Y no sería un noticiario cualquiera, en realidad era un programa de análisis de la actualidad y quizás eso deberían haberlo dejado claro desde el principio para evitar decepciones posteriores.
Tampoco tenía un presentador cualquiera, nada menos que uno de los grandes baluartes de la información en este país ocuparía ese complicado puesto, el del pionero de una emisora que se estaba estrenando, con toda la ilusión y motivación que eso supone pero también con el trabajo de picapedrero que implica también. Había que buscar un público nuevo para afianzar ese recién nacido llamado Cuatro y nadie mejor que Iñaki Gabilondo para hacerlo. Después de varias décadas al frente del magazine matinal de la SER, "Hoy por hoy", era requerido por sus jefes para cambiar de destino y dotar de credibilidad a unos servicios informativos que se nutrían de la redacción de CNN+ pero que, en la práctica, para el espectador partían de la nada.
En un amplio decorado en el que predominaban los rojos en combinación con los grises y la madera, Gabilondo se presentaba ante las cámaras con estas palabras: "Buenas noches señoras y señores, ha habido un terrible accidente laboral esta tarde en Granada". Lo hacía sin leer el autocue (chivato colocado en la cámara para que los presentadores no tengan que mirar los papeles) y eso se notaba, para bien y para mal. Sus críticos decían que se le veía perdido y que a veces desviaba la mirada, otros decíamos que estaba siendo natural, que no llevaba guión y que estaba contando las noticias, explicándolas y eso, quizás, podía llamar la atención al principio pero estaba abriendo un nuevo camino.
¡Y tanto que lo estaba abriendo! Tras la información sobre el accidente laboral con la que había iniciado "Noticias Cuatro" que incluía una entrevista en directo con la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, se intentaba analizar qué estaba pasando en un país vecino: "La revuelta francesa se extiende fuera de Francia. Los barrios son un polvorín, han estallado. El mensaje de Francia tiene que ser descifrado, ¿sabremos hacerlo?". En el día en el que se anunciaba la primera muerte en los disturbios, Gabilondo se diferenciaba de sus compañeros de otras cadenas yendo él mismo a cubrir el suceso. Se trataba de un reportaje grabado en días anteriores en el que Iñaki recorría las calles parisinas buscando todas las partes implicadas en aquellos desórdenes callejeros que reivindicaban un cambio inmediato. Cuando se le preguntó días después por esa curiosa alteración del relato de los informativos más canónicos él respondió: "Ah, pues eso lo haré siempre que pueda, no será una excepción".
Y para seguir con las innovaciones, desde el plató se daba paso a un encuentro (no podemos calificarlo de enfrentamiento aunque posiblemente esa fuera la intención de los productores) entre Pasqual Maragall, President de la Generalitat de Cataluña, y Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid. En un momento en el que la vertebración del país peligraba (¿os suena lejano?) Gabilondo era claro y preguntaba a Maragall si había dos Españas. Como el President era más pillo que nadie, jugó al despiste hasta que finalmente y ante la insistencia del periodista aclaraba que para él sólo había una, la España plural. Apenas unos minutos duró esta charla porque como
confesaba el presentador: "Teníamos otras intenciones pero el tiempo nos ha atropellado".
Aquel estreno se saldó con un extraordinario (e inesperado) 15,1% de audiencia. Ese registro se debía a la curiosidad y a pesar de todo el despliegue mostrado, el público fue abandonando progresivamente el noticiario. El 21 de enero de 2010, con la "absorción" de Cuatro por parte del grupo que gestionaba Telecinco, Gabilondo dejaba su cargo de director-presentador. Pasó entonces a CNN+ para encargarse de "Hoy", donde el análisis y la reflexión eran aún más evidentes, hasta el 23 de diciembre de ese mismo año. Cinco días después PRISA se veía obligada a cerrar el canal ante la sangría economía a la que se venía enfrentando desde hace años. A Gabilondo le hicieron un flaco favor al pedirle que dejara su bastión radiofónico siendo líder absoluto para reforzar el nuevo canal pero me temo que al comunicador le pudo la lealtad y fue incapaz de negarse. Su "Noticias Cuatro" empezó con fuerza pero se fue desinflando, quizás como los propios medios destinados al área. Aún así volvió a dar lecciones de periodismo y esta vez desde un medio que había cultivado sólo en contadas ocasiones. Hoy Cuatro no es lo que era y parece que ni siquiera sabe qué quiere ser.