De las empinadas escaleras de un teatro de revista a una cocina hay un camino que se puede hacer difícil para unas y sencillísimo para otras. En el caso de Bárbara Rey, ese trecho fue corto y no le supuso grandes problemas. La otrora presentadora de "Pálmares" en 1976, musa de amor entre mujeres gracias a la película "Me siento extraña" protagonizada por Rocío Dúrcal (ambos productos, por cierto, dirigidos por Enrique Martí Maqueda), dio un giro a su carrera en 2000 que sorprendió al público: presentar un espacio de recetas en la televisión autonómica valenciana. Bárbara era una más de las múltiples figuras nacionales que poblaban los platós de Canal 9 que claramente incumplía uno de los estatutos básicos de las públicas regionales, proteger y divulgar la lengua propia de la zona. Allí eso no importaba mucho, eran los tiempos de "Tómbola", "La música es la pista" con Mar Flores (emitidos también en otras autonómicas al mismo tiempo), "Panorama de actualidad" con Julián Lago... hasta Quique Sánchez Flores presentaba un programa de fútbol, todos en castellano, por supuesto. La única que hizo el "esfuerzo" de aprender el valenciano fue la exazafata del "Un, dos, tres" María Abradelo que comandaba el programa infantil "Babalà Club" (no critiquemos su pronunciación). Por eso, nuestra diva del espectáculo no desentonaba en aquella programación basada en la acumulación de rostros conocidos y productos populares.
Bárbara no ejercía de directora ni de guionista, ella se encargaba de lo suyo, darle vidilla a un programa que podía haber sido como otro cualquiera pero no lo fue. Las recetas estaban supervisadas por una escuela valenciana de cocina y a su lado tenía a un ayudante que respondía al nombre de David y que era un pinche experimentado. El muchacho también recorría pueblos de la comunidad en busca de historias curiosas sobre productos típicos o platos regionales. A veces incluso en esa parte también se colaba de una u otra forma la estrella de la revista, ejemplo memorable es el de la señora que hacía retratos en paella (lo juro) y elaboró uno de la gran vedette, abusando quizás del pimiento amarillo para representar su lustrosa melena. Por cierto, los reportajes sí eran en valenciano, quizás para cumplir la cuota mínima.
La pregunta que muchos se harán es ¿pero por qué una actriz y cantante (ha lanzado discos al mercado y eso la convierte en cantante pese a quien le pese) para presentar un espacio culinario? No voy a entrar aquí en los rumores sobre un pago en especie por la cancelación de una entrevista en "Tómbola" en la que, supuestamente, iba a contar lo nunca contado. De lo que no tengo confirmación, no hablo. Lo cierto es que Bárbara es hija de reposteros y de pequeña ayudaba en el negocio familiar. Más adelante la cocina se convirtió en una de sus aficiones más importantes. Lo cierto es que la Rey sabía lo que hacía y en este momento he de citar a mi sabia madre que un día exclamó sorprendida al verla en acción: "Si esta mujer sabe bridar una codorniz como lo ha hecho ella, es que tiene mucha experiencia en los fogones". Su práctica en este programa de 2000 a 2005 seguramente le ayudó a ser ganadora del reality de Telecinco "Esta cocina es un infierno" aunque no evitó que discutiera agriamente con el chef Sergi Arola.
"En casa de Bárbara" se emitía cada día sobre las 11.30 de la mañana, justo después del programa de otra estrella del show business patrio, Salomé (ganadora de Eurovisión 69). En unos 35 minutos se cocinaba un menú completo, el único programa de la época con primer plato, segundo y postre. Mucho se ha criticado posteriormente que no tenía audiencia y se mantenía por un cacareado chantaje a altas instituciones. Lo cierto es que en 2002 tenía un 6,8 de media de share y al año siguiente había subido al 7,3 doblando casi al programa que le precedía. La media de la cadena era de un 18, sí, pero gracias sobre todo al prime time, sus mañanas se alejaban mucho de ese dato. Otro aspecto muy criticado era su look, demasiado glamouroso para un programa de cocina. Conviene recordar que el único que usaba gorro y uniforme era (y sigue siendo) Karlos Arguiñano así que no debería sorprender que Bárbara, una diva en toda regla, no apareciera de trapillo. En cuanto a sus largas uñas de manicura ella solía recordar a sus amigas espectadoras que había que sumergirlas periódicamente en un vasito con agua y lejía para mantenerlas limpias y eliminar restos de comida (sic).
Ajeno a los problemas internos de Canal 9, reivindico este programa por su aire kistch, las recetas fáciles de reproducir en casa y, sobre todo, por el humor de Bárbara que se sentía mucho más libre que en su anterior programa, "Esto es espectáculo", y que se atrevía a reírse de sí misma y de la profesión con una gracia que a mí, en su momento, me sorprendía.