El 19 de marzo de 1976 era viernes. Podría haber sido un día cualquiera pero para la historia de nuestra tele se convirtió en una jornada histórica. Aquella noche, tras el Telediario 2, regresaba el "Un, dos, tres"a la Primera Cadena. Había sido el concurso más popular entre 1972 y 1973 y desde entonces se rumoreaba sobre su vuelta constantemente. Cuando por fin se hizo oficial, Narciso Ibáñez Serrador, su creador-guionista-director-realizador, tuvo que responder a cientos de preguntas de decenas de medios de comunicación para explicar si el programa seguiría tal cual o habría muchas novedades. El director siempre había sido muy consciente de que la publicidad gratuita que proporcionaba la prensa era una ayuda y no un estorbo así que, como era su costumbre, accedió a responder a todo el mundo proporcionando estudiadas píldoras sobre su renovada fórmula para repetir éxito. Pero se cuidó muy mucho de anunciar algo importante: la calabaza anónima que indicaba que no había premio para los concursantes en la etapa anterior se antropomorfizaría. Ruperta sería su nombre. Sus rasgos y movilidad serían obra del genial José Luis Moro (el creador de la familia Telerín) y su voz sería la del mismísimo Chicho convenientemente manipulada por el ingeniero de sonido. Aquella cabecera cambiaría la historia del "Un, dos, tres" porque a partir de ese momento y de manera completamente surrealista, su diablo se transformaría en su mascota, una de las más queridas de la historia de TVE. Tanto que se generó un merchandising pirata que obligó a cambiarla en la segunda temporada presentada por Mayra por la Botilde (y más tarde por el Chollo, el Antichollo, el Boom y el Crack) para evitar enriquecimientos que no compensaran al Ente.
Y nada más comenzar el programa se mostraban los cambios. Una representación de las antiguas Secretarias del programa haría entrega de sus enormes gafas a la nueva generación. Aquellas jovencitas que habían revolucionado la pantalla con sus minifaldas ahora quedaban como puritanas profes de Liceo Francés al lado de sus sucesoras, embutidas en unos llamativos shorts (muy muy muy cortitos) y unos jerseys tan ajustados que parecían impedir la respiración. La entrega de trastos fue un excelente comienzo para esta flamante etapa. El primero de los momentazos que nos dejaría aquella entrega dedicada a "Las mil y una noches", algo que se convertiría en tradición, así se inició la etapa de Mayra en el 82 y también la de Luis Roderas en 2004. Entre las nuevas Chicas del programa destacaría Victoria Abril que más tarde se confirmaría como una de las actrices con más personalidad del cine europeo. Sin embargo la que más sonaba al principio era María Casal, hija del gran actor Antonio Casal, y que ya había había debutado como copresentadora de "Gente Joven" junto a Antolín García. Otra hija de actor, María Durán (de Rafael Durán) y Beatriz Escudero formarían el trío Acuario junto a Mayra Gómez Kemp que debutaba como actriz en la subasta. Completaban la formación Raquel Torrent (que abandonó pronto para estudiar Periodismo) y Meggy Schmidt que había participado en la primera película de Chicho, "La Residencia".
Una vez presentadas las nuevas azafatas y elegidas las que acompañarían a Kiko Ledgard en la presentación (Raquel y María) tres personajes interrumpirían esa introducción cruzándose ante las cámaras. Kiko era el enlace directo con la anterior temporada, a nadie se le había pasado por la cabeza que pudiera ser sustituido porque su naturalidad había sido vital para el éxito casi inmediato del "Un, dos, tres" en 1972. ¿Y qué iba a pasar con Don Cicuta? ¿Regresaría Valentín Tornos, el otro gran baluarte del concurso? El veterano actor se encontraba muy delicado de salud y estaba claro que no iba a poder retomar su actividad. Esos tres individuos desconocidos que ignoraban a Kiko y su perorata serían la respuesta. Desde el control de realización Chicho conectaba con Tacañón del Todo para escuchar a Don Cicuta anunciando que había designado tres dignos herederos de su labor. Aunque el programa se realizaba en color aquella conexión fue en blanco y negro. Otro acertado guiño de los guionistas.
El propio director explicaba a la periodista María Luisa Páramo en la revista TeleRadio quiénes eran esos nuevos Tacañones dos semanas antes de la emisión: "Son Don Estrecho, Don Rácano y el Profesor Lápiz. Don Estrecho, encarnado por Juan Tamariz, está absolutamente en contra de la apertura y el destape, le molesta la risa de la gente y va siempre armado de tijeras y spray para tachar y cortar lo que haga falta. Es la censura, en una palabra. Paco Cecilio hará el personaje de Don Rácano, el que cuida del dinero pero no en el sentido del avaro. Es un hijo de papá multimillonario que sigue las mismas técnicas que empleó su padre para hacer dinero: la tacañería es la mejor manera de conseguir millones. El profesor Lápiz es hombre preocupado por la cultura, le molesta la ignorancia de forma enfermiza y se enfada muchísimo cuando alguien no sabe contestar". Pedro Sempson, un actor habitual en los trabajos de Ibáñez Serrador, encarnaría a este defensor de la sapiencia. Las nuevas generaciones reconocerían su voz como la de Mr. Burns ("Los Simpsons"), personaje al que dobló hasta su fallecimiento. Por cierto, a Tornos se le mantendría en nómina y se le pagarían 15.000 pesetas por programa. Un detalle de Chicho a un amigo que no podía incorporarse al show por cuestiones de salud.
Poco a poco se irían desgranando los cambios, algunos adelantados por Chicho en la citada entrevista: "El concurso anteriormente constaba de tres partes: una primera basada en la cultura general y la rapidez de reflejos, demostración de habilidad en la segunda, al estilo de los programas de Gaby, Fofó y Miliki, y el final, la subasta. Lo creado ahora es la manera de conjuntar esas tres mecánicas diferentes. Me refiero a la innovación que supuso el programa desde su comienzo, a la unidad que presentaba a pesar de su disparidad puesto que los concursos en sí son conocidos de sobra en todo el mundo. Ahora este intento de unidad se va a poner más difícil aunque esperamos conseguirlo porque además de los ya dichos habrá un cuarto concurso que se llamará "Misión Un, dos, tres" y estará conducido por el escritor Alberto Vázquez Figueroa". Pasarían seis semanas hasta que se pudiera estrenar esa parte del programa que consistía en encargar un reto internacional a los concursantes que serían ayudados por Figueroa. Sin embargo, esta ambiciosa propuesta no tuvo gran eco y fue eliminada del programa antes de finalizar temporada.
Aquella primera temporada de la nueva etapa del programa fue un éxito indiscutible. El panel de aceptación lo situaba siempre en el primer puesto con notas cercanas al 9 sobre 10. Con un presupuesto semanal de 1.200.000 pesetas, los ingresos de TVE por publicidad eran muy superiores así que no sólo era célebre sino también muy rentable. Las críticas en algunos casos fueron furibundas. Los mismos que lo habían elevado a la gloria a principios de los setenta lo hundían al infierno ahora. En agosto del 76, el director respondió a algunas de esas críticas al periodista Jesús Mari de la Calle en "TeleRadio" al tiempo que hacía balance justo antes de tomarse las vacaciones de verano: "Cumple el objetivo para el que está hecho: tan sólo entretener y hacer sonreír. Es una especie de relax para la gente. Se trata de que sea un espacio popular pero no populachero. Sé que es popular y no lo juzgo populachero". Sobre la supuesta desidia en la realización argumentaba: "No es que la descuide, es que se dejan algunos fallos a intención... para dar más frescura. Este espacio sería imposible hacerlo en directo. Además, creo que la realización del espacio no tiene importancia. Lo que sí es difícil es cortar. Me gustaría que me dijeses ante uno de los programas, dónde he parado para recomenzar y dónde no. A eso sí le veo un gran mérito. Me preocupa más la continuidad del programa, el "timing". La realización está sometida a la dirección. El programa es, además, prácticamente en directo. Hacemos 100 minutos en cuatro horas, lo cual es un récord."
Tampoco tenía reparo en aclarar la polémica sobre la paternidad del formato que se había generado en los últimos meses: "Es la mezcla de un programa argentino que yo hacía, "Un, dos, Nescafé", y otro que presentaba Kiko en Perú. Pero ambos están basados en otro tipo de programas que se emiten desde hace tiempo en televisiones extranjeras: "Let's make a deal". Pero nuestro espacio, en estos momentos, no tiene nada que ver con el que hiciéramos antes Kiko y yo. E incluso en otros países ya se está haciendo de la forma en que lo hacemos nosotros". Lo que está claro es que el "Un, dos, tres... responda otra vez" creció de manera exponencial a su propia audiencia y que las inspiraciones iniciales quedaron muy lejos. Este formato es tan peculiar como efectivo y por eso su regreso a TVE hoy hace 40 años fue una alegría para la audiencia.
Celebremos este aniversario revisando aquel programa emitido el 19 de marzo de 1976: