El 12 de noviembre de 1977 se celebró la VI edición del festival de la OTI (Organización de Televisiones Iberoamericanas), nacido a imagen y semejanza del de Eurovisión, al igual que la propia unión de distintas emisoras televisivas, un sistema de intercambio de noticias y programas. Este encuentro musical era simplemente uno más de aquellos programas aunque, posiblemente, fue el que más fama alcanzó durante sus primeros años. En 1977 todavía estaban en pleno apogeo los festivales en toda España y parece que los espectadores no sólo los aceptaban de buen grado si no que incluso los demandaban. El de la OTI nació ya con un grave problema: el de intentar unir culturas totalmente distintas, sólo afines en cuanto a la lengua. Y otro incoveniente (puramente televisivo éste): el horario. El prime-time de aquí era el day-time de allá. A pesar de todo esto, aquel encuentro del 77 venía precedido de cierta expectación en nuestro país, el año anterior lo había ganado María Ostiz con su "Canta, cigarra" y, siguiendo las normas, el anfitrión sería el ganador, es decir, España.
El lugar elegido como escenario sería el Centro Cultural de la Villa de Madrid, a todas luces insuficiente ya entonces para albergar un certamen de este tipo. Durante una semana el equipo de TVE intentó acomodar sus equipos lo mejor posible y preparar una escenografía sencilla en la que la orquesta estaba sobre el escenario y servía de fondo continuo a los intérpretes. Los presentadores eran dos de las estrellas de la Casa, Mari Cruz Soriano y Miguel de los Santos. La primera había ascendido del Centro Territorial del País Vasco a Prado del Rey para sustituir a Isabel Tenaille en "Gente". Ese programa le dio una tremenda popularidad y hasta finales de esa década sería la "chica para todo". Unas semnas antes del evento fue portada de varias revistas anunciándolo, lo que da una idea del interés de la audiencia por la OTI. De los Santos era uno de los profesionales más bregados en festivales musicales, tanto en radio como TV de la época. Además había presentado programas de éxito como "La gran oportunidad", dirigido por él mismo y retransmitiría el de Eurovisión unas cuantas veces.
La orquesta estaba dirigida por el maestro Rafael Ibarbia, otro icono audiovisual de los 60-70. Había sido el director de la agrupación de "Galas del Sábado" entre 1968-70 y posteriormente también se encargaría de la del ómnibus "Todo es posible en domingo" y la de "Gente Joven". Era junto a Augusto Algueró y Waldo de los Ríos, un fijo de la Casa en estos menesteres aunque los otros dos fueran también reputados compositores y arreglistas. Ibarbia sonreía continuamente y parecía estar siempre disponible para llevar la batuta en cualquier programa.
Por España participó el grupo Trigo Limpio con la canción "Rómpeme, mátame" compuesta por Juan Carlos Calderón del que no hace falta resumir su brillante trayectoria aunque desde luego esta canción no forma parte de lo mejor de su repertorio. El título ya augura lo que dice la letra y como el romanticismo (afortunadamente) ha cambiado bastante no hagamos leña del árbol caído. El trío estaba formado por Amaya Saizar que con tan sólo 19 años tenía gran aplomo sobre las tablas porque tenía experiencia como cantante desde sus tiempos de bachillerato (una cosa que existía hace años, amiguitos, y que no era mucho peor que B.U.P. o E.S.O.), Carlos Gil e Iñaki de Pablo. Sus preferencias estaban muy claras: John Denver, Linda Rondstadt, Neil Diamond... era uno de aquellos grupos españoles que hacían folk patrio aprovechando unas perfectas armonías vocales para interpretar piezas muy acordes con la Transición. Se deshizo poco después, Amaya paticipó en Eurovisión con Bravo y Trigo Limpio también pero con otra cantante, Patricia. Hoy todavía siguen litigando por el nombre original en distintos países. En esta OTI consiguieron un magnífico tecer puesto. Y menos mal que no ganaron porque teniendo en cuenta la pobreza y la desgana latentes en la organización de ese año no parece que TVE tuviera ganas de comerse el marrón una vez más.
Aquel 1977 el Centro Cultural de la Villa albergó (como pudo) a los representantes de 21 países y junto a los clásicos de este concurso como Portugal, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela (prácticamente fijos) nos encontramos otras naciones que sorprenden en la lista, por ejemplo, Antillas Holandesas. Ced Ride (en la foto) participó con la canción "Gente eres tú", un título típico de la OTI, unión de los pueblos, qué bonito es nuestro mundo, la lengua es común, bla bla bla... Vale, todo eso está muy bien pero repito: Antillas Holandesas. Ahí queda el dato. Ah, consiguió un solo voto, más de lo que obtuvieron Guatemala, Honduras, Brasil y México.
Otro país que rechina un poco entre los participantes (año 77, insisto): Estados Unidos. Lissette Álvarez (en la foto) con "Si hay amor... volverá" (tócate las narices, encima tengo que esperar a que esté de mejor humor para demostrar su amor) fue la representante norteamericana en una época en la que Don Francisco todavía no emitía desde Miami y, por lo tanto, el concepto de "latinos, sed bienvenidos... y vuestros votos más" no estaba vigente. Pero era una época de ilusiones, de hermandad y U.S.A. se apuntaba a todo. Lissette tenía orígenes cubanos y porto-riqueños y en la siguiente década ganaría cierta fama con su versión de "Eclipse total de amor". En la OTI quedaría en segundo lugar empatando con República Dominicana con Fernando Casado y su "Al nacer cada enero". Destacan, entre el resto de concursantes, la canción peruana "Lando" compuesta por Chabuca Grande e interpretada por Cecilia Bracamonte y el portugués Paulo de Carvalho que había presentado a su país en Eurovisión tres años antes.
El ganador fue Eduardo González (más adelante conocido como Guayo González) de Nicaragua con la canción "Quincho Barrilete" compuesta, atención, por Carlos Mejía Godoy (el de los de Palacagüina, o sea, el que alucinaba con tus perjúmenes, mujer) que, por cierto, en el 80 participaría también como cantante. Este tema es, aparentemente, infantil y musicalmente no es gran cosa pero... en realidad esconde una crítica a la penosa situación de su país en la que los hermanos mayores tenían que trabajar para ayudar a la economía familiar. Quizás gracias a esa supuesta inocencia que destilaba la sencilla tonadilla consiguió pasar la censura del dictador Anastasio Somoza y los votos, posiblemente, premiaran su valentía.