El espacio Gran Teatro fue el precedente del célebre "Estudio 1" (que no se estrenaría hasta que se inauguró el famoso plató con el mismo nombre en Prado del Rey) y procuraba llevar a las pantallas de los escasos espectadores de la España de principios de los 60 clásicos de la escena de todos los tiempos. El año 1962 se inaguró con una apuesta difícil: montar en el exiguo plató del Paseo de la Habana un "Edipo" en el que intervendrían más de cincuenta actores. Por supuesto se realizaría en directo y con tan sólo dos cámaras. El valiente director-realizador de tamaña gesta no podía ser otro que Juan Guerrero Zamora, que siempre buscaba ir un paso más allá con sus montajes. Ya había obtenido éxito con sus "Otelo" y "Julio César" de Shakespeare pero atreverse con la tragedia griega de Sófocles parecía demasiado para una audiencia todavía no acostumbrada a festivales como el de Mérida. Se eligió la versión de José María Pemán que había sido representada en Barcelona primero y Madrid después y como actor protagonista un debutante en el medio que ya había interpretado este papel en los Festivales de España dirigido por José Tamayo, Julio Núñez. Este actor de voz grave y cascada obtendría años después un rotundo éxito con su Cyrano en "Estudio 1" pero en esta ocasión hubo quien criticó su bisoñez televisiva. Le acompañaban Margarita Lozano (Yocasta), Ignacio de Paúl (Hyparco), José Sepúlveda (Tyresias) y Antonio Moreno (Forbos) entre otros. La audacia visual de Guerrero Zamora al probar nuevos encuadres fue aplaudida por la crítica los días siguientes y marcó un camino que el propio realizador seguiría en sus siguientes obras.
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