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Jacobo Zabludovsky

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Pocos periodistas pueden presumir de haber liderado los informativos de un país durante casi 30 años, quizás Walter Cronkite en EE.UU. y Patrick Poivre d'Arvor en Francia. A ese trío podemos sumar con todos los honores a Jacobo Zabludovsky, la cara visible de las noticias en la televisión mexicana casi desde sus inicios y número 1 con su "24 horas" en Televisa durante unos 28 años. Este abogado y periodista de gesto sobrio, mirada inquisitiva y sonrisa ladeada falleció ayer a los 87 años en México D.F., la ciudad de su nacimiento, de sus triunfos, de sus sueños y también de sus lamentos. Desde allí se convierto en LA FIGURA de los Noticieros latinos, una referencia internacional a pesar de ciertas polémicas por el claro posicionamiento de su cadena hacia el oficialista PRI.
 
Cuando en 1950 la tele mexicana estrenó su primer informativo, don Jacobo estaba allí, él fue quien presentó aquellos primeros programas de noticias en una tele balbuceante pero no era precisamente un novato, llevaba ya tres años como subdirector de informativos de una cadena de radio y ya entonces demostró una especial habilidad para las entrevistas. Charló ante los micrófonos o las cámaras con figuras del país como Mario Moreno "Cantinflas" (que se convirtió en amigo personal), Pedro Vargas o todos sus presidentes a figuras internacionales como Pelé, Plácido Domingo, Celia Cruz, Vargas Llosa, García Márquez, Arafat...

También tuvo la oportunidad de entrevistar a varias presidentes norteamericanos (Jimmy Carter y Ronald Reagan, por ejemplo) y al eterno hombre en la sombra del poder USA Henry Kissinger (en la foto). Zabludovsky viajó por todo el mundo para cubrir las noticias más importantes de la segunda mitad del siglo XX y conocer a los protagonistas de la actualidad.


Presumía de ser el único periodista mexicano presente en la Revolución Cubana aunque su pregunta sobre las barbas al Ché se saldará con un zas en toda la boca: "Estamos aquí luchando contra un ejército sanguinario y bien pertrechado, y lo que a usted le preocupa es que nos rasuremos".
   Cuando llegó al "24 horas" de Televisa en 1970 ya tenía un prestigio ganado a fuego, había dirigido noticiarios cinematográficos, semanarios, colaborado con diarios, radios, retransmitido la llegada del hombre a la Luna... Era un currículum impresionante que aumentó significativamente en su nuevo destino laboral. Para esa poderosa cadena contó la revolución de los claveles desde Portugal, la pérdida de la soberanía británica de Hong-Kong, el funeral de Lady Di... 

Y de nuevo volvió a entrevistar a los más grandes, en exteriores o en el propio estudio. También en su haber figura ser el único reportero mexicano en haber entrevistado a Dalí (o eso dice la historia) aunque aquello fue, como era costumbre con el genio, una conversación delirante en la que, por un momento, Zabludovsky consiguió que don Salvador hablara de sí mismo en primera persona y no en tercera, como era habitual. Cuando se lo remarcó, el pintor supo que había conseguido llevarle a su terreno.

Para los mexicanos queda grabada en la memoria su retransmisión e19 de septiembre 1985 del terremoto que asoló Ciudad de México pero no fue para Televisa sino para una emisora de radio, la única que pudo emitir aquella jornada porque sus antenas no habían sido dañadas y lo hizo desde el teléfono de su coche, un lujo al alcance de pocos que, en este caso, sirvió para narrar un desastre que marcó a la población. Por este trabajo recibió el premio Rey de España.
Para los españoles Jacobo Zabludovsky también tuvo su momento de fama, con la llegada de las antenas parabólicas a las comunidades vecinales de medio país se convirtió en uno de los pocos presentadores a los que podían entender y gracias a él Televisa fue uno de los canales por satélite más populares durante los 80. Su imagen presentando con unos enormes cascos fue tan imitada por los humoristas como copiada de forma absurda por los presentadores de las primeras televisiones locales de nuestro país, aunque estos no escucharan las indicaciones del realizador ni siquiera estuvieran enchufados a algo.
   Este periodista y abogado permaneció en su puesto hasta que en 1998 falleció Emilio Azcárraga, fundador de Televisa, y su hijo recién llegado al cargo decidiera renovar a todo el equipo. Fue una traición en toda regla al hombre que había soportado el desprestigio creciente del canal por su claro acercamiento progresivo al partido del Gobierno. Aquello salpicó al prestigio del periodista estrella que nunca se jubiló. Hoy sus paisanos prefieren recordar al hombre que les informó durante seis décadas y que puso a la televisión mexicana en el foco, aquel que huyó del discurso rimbobante de los locutores para hablar de forma directa y sin levantar la voz a su audiencia.












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