Anoche más de 5 millones de espectadores vieron (no me atrevo a utilizar el verbo "disfrutar") la 58º edición del festival de Eurovisión. Esta audiencia del 33% de share demuestra que, a pesar de nuestros representantes, sigue siendo uno de los eventos televisivos del año. Centrémonos en cierto detalle que no pasó desapercibido para nadie y que tiene su clarísimo predecesor 57 años antes. Precisamente el concurso de 1957 al que nos referimos también estuvo presente ayer en un sketch emitido antes de las votaciones sobre ciertos momentos "históricos" del certamen. Aquel fue el primer año en el que se usó el teléfono para contactar con el jurado no sin ciertos problemas que fueron parodiados ayer.
No fue el sistema de votación el asunto al que nos referimos si bien es cierto que anoche algunas presentadoras eran tan lentas como los encargados de dar los votos casi 60 años antes. Tampoco la escenografía tiene nada que ver con la espectacularidad de la edición retransmitida desde Malmö. En Francfort se optó por un escenario teatral, como sería norma durante décadas, unos cortinones, una escalera, unas columnas con relieves que no tenían relación alguna con el festival y una pequeña pantalla. La orquesta formaba parte del decorado.
Tampoco la forma en la que Corry Brokken recibió su premio, muy protocolaria y falta de la grandiosidad de ayer. Antes el portavoz de la UER entregaba el trofeo, en este caso una placa que a saber dónde anda perdida, y un apretón de manos sellaba el momento. Aún así insisto en que hubo cierto momento que a los espectadores del 57 (si es que queda alguno) reconocerían aunque con algún ligero cambio.
Efectivamente: el famosísimo beso lésbico de ayer que tanto dio que hablar y que incluso provocó críticas en la propia Finlandia, país que llevaba la canción, y que Turquía decidiera no emitir el festival en el último momento. Pues sin tanta alharaca ni anuncio previo los concursantes de Dinamarca, Birthe Wilke y Gustav Winckler, remataron su actuación con un besazo en primerísimo plano que fue un escándalo en la época. Por aquel entonces España todavía no emitía el invento así que Franco and Family no llamaron al orden a ningún directivo de la Casa, como si ellos tuvieran algo que ver...
Ahora vendrá quien me diga que un beso lésbico es mucho más escandaloso que uno heterosexual a lo que yo respondo: si en 2013 os escandaliza un piquito entre dos chicas posiblemente podréis entender lo que supuso en 1957 ver un beso apasionado en directo, quizás aún os parezca impúdico.
Para los más curiosos, aquí está el festival del 57 completo. El beso lo encontraréis en el 41.28:
No fue el sistema de votación el asunto al que nos referimos si bien es cierto que anoche algunas presentadoras eran tan lentas como los encargados de dar los votos casi 60 años antes. Tampoco la escenografía tiene nada que ver con la espectacularidad de la edición retransmitida desde Malmö. En Francfort se optó por un escenario teatral, como sería norma durante décadas, unos cortinones, una escalera, unas columnas con relieves que no tenían relación alguna con el festival y una pequeña pantalla. La orquesta formaba parte del decorado.
Tampoco la forma en la que Corry Brokken recibió su premio, muy protocolaria y falta de la grandiosidad de ayer. Antes el portavoz de la UER entregaba el trofeo, en este caso una placa que a saber dónde anda perdida, y un apretón de manos sellaba el momento. Aún así insisto en que hubo cierto momento que a los espectadores del 57 (si es que queda alguno) reconocerían aunque con algún ligero cambio.
Efectivamente: el famosísimo beso lésbico de ayer que tanto dio que hablar y que incluso provocó críticas en la propia Finlandia, país que llevaba la canción, y que Turquía decidiera no emitir el festival en el último momento. Pues sin tanta alharaca ni anuncio previo los concursantes de Dinamarca, Birthe Wilke y Gustav Winckler, remataron su actuación con un besazo en primerísimo plano que fue un escándalo en la época. Por aquel entonces España todavía no emitía el invento así que Franco and Family no llamaron al orden a ningún directivo de la Casa, como si ellos tuvieran algo que ver...
Ahora vendrá quien me diga que un beso lésbico es mucho más escandaloso que uno heterosexual a lo que yo respondo: si en 2013 os escandaliza un piquito entre dos chicas posiblemente podréis entender lo que supuso en 1957 ver un beso apasionado en directo, quizás aún os parezca impúdico.
Para los más curiosos, aquí está el festival del 57 completo. El beso lo encontraréis en el 41.28: