Querido Constantino:
Todavía no me puedo creer que te hayas ido, así, de sorpresa, sin avisar. ¿Es por eso que anunciaste tu retirada hace unos meses? Aquelló me pareció raro, todavía estabas en plena forma, para un actor de doblaje retirarse a los 65 es absurdo. En cuanto a tu faceta como presentador y actor de teatro, aún podías aportar mucho a ciertos papeles de edad y lo cierto es que la tele y la radio te echan de menos. En fin, hablar de eso ahora no tiene sentido pero no puedo evitar estas hipótesis, no en vano escribí sobre eso aquí mismo unos meses atrás.
No exagero si digo que para toda una generación eres una referencia ineludible. Formas parte de ese grupo privilegiado de comunicadores que aceptamos en un divulgativo y en un gran show. Joaquín Prat era el maestro de todos y trabajaste en varias ocasiones con él, incluso cantasteis juntos en un Telepasión ("C'est magnifique!") y en "Un, dos, tres" (una divertida lucha con Estadella para dilucidar quién de los tres era el mejor).
Muchos te relacionan directamente con "El tiempo es oro", normal, fue tu primer gran programa, tu primer gran éxito televisivo y era un concurso cultural modélico. Pero yo te recuerdo del que fue, en realidad, tu debut en TVE, "Ya sé que tienes novio", un concurso surrealista en el que Carme Conesa hacía de chacha vestida con uniforme y todo. Debía tener yo unos 9 años y no entendía muy bien de qué iba aquello pero me gustaba la forma en la que revestías de dignidad el desaguisado. Supongo que ese fue tu gran secreto, la dignidad. Hiciste buenos programas, sí, pero algunos, reconozcámoslo, no había por dónde cogerlos, aún así tú siempre les aportabas un no sé qué, un cierto halo de respetabilidad que disimulaba el contenido. Eso lo puede hacer muy poca gente, Constantino.
En los 90 eras una de las estrellas de TVE y aparecías en todas partes, en programas de Navidad, en retransmisiones, como invitado especial... Desde "Juego de niños" (en la foto) a "¿Qué apostamos?" pasando por "¡Hola Raffaella!". Bueno, bueno... todavía recuerdo aquella ocasión en la que apareciste ante la italiana con una peluca, como si fuera lo habitual y permaneciste con ella una buena media hora hasta que en un momento en el que ella te preguntaba algo te la quitaste aduciendo que hacía mucho calor. Supongo que era una de aquellas bromas que Japino gastaba a la Carrá pero tú supiste darle el timing adecuado.
Pero no sólo en la tele te seguía. Era un preadolescente cuando te ficharon para llevar las mañanas de Radio 5 cuando todavía no era Todo Noticias. Aquel magazine me encantaba, no podía escucharlo a diario porque iba al instituto pero la última hora, esa que transcurría mientras yo volvía a casa en el bus para comer procuraba no perdérmela. Siempre me pareció un lujo que un matinal pudiera tener tu voz, esa voz de la que tanto se ha hablado. Todo quisqui recuerda tu Darth Vader que a mí, sin restarle un ápice de su miticismo, me parecía sosete. Prefiero tus trabajos más irónicos, esos en los que tus dotes como actor son más aprovechadas. Pienso, por ejemplo, en tu James Bond, perfecto como un Roger Moore con réplicas siempre aceradas, o también en tu Holmes de aquel divertimento de Billy Wilder, "La vida secreta de Sherlock Holmes".
Y esto me lleva inevitablemente a tu gran amigo de la profesión, Jordi Estadella. Impagable aquel número como los Blues Brothers en Telepasión. Otro que se nos fue prematuramente y que tocaba todos los palos. Ya sé que estudiastes juntos y que os tocaba turnaros en aquel colegio religioso para leer mientras los demás comían. Apenas unos niños y ya os tocaba entretener al resto, seguro que no había orientador profesional en aquel centro pero al cura al que se le ocurrió aquella idea os marcó laboralmente aunque, en vuestro caso, el trabajo era más que eso, desde luego era vocación y, sin dudarlo, pasión.
Por cierto, hablando de Telepasión, tengo un número favorito de los tuyos, aquel en el que emulas al Lee Marvin de "La leyenda de la ciudad sin nombre", peli en la que aparecía Clint Eastwood pero al que todavía no doblabas. Todavía me acuerdo de parte de la letra "Yo nací viendo una luz brillar y esa luz guía mi caminar". Imposible imitar ese tono grave tan tan bajo.
Cuando pasaste a ser imagen de Antena 3 reconozco que te seguí menos. "La parodia nacional" fue un éxito pero yo no le encontraba la gracia, ¿qué le vamos a hacer? Aún así, te veía de vez en cuando. "Alta tensión" no estaba mal pero "Tele-risa" y "Tierra trágame" no iban conmigo, definitivamente. Después de eso una decena de concursos en las autonómicas que tampoco me convencían pero... ahí estabas tú y esa era razón más que suficiente para echarles un vistazo. Precisamente por eso que decía antes, esa pátina de dignidad que aportabas a cualquier cosa. ¡Acabo de recordar que me tragué entera una serie documental aburridísima sólo porque tú la narrabas!
¿Y ahora? Nos quedan tus doblajes, sí, y algunos programas que he conservado pero... ya sabes, te echaremos mucho de menos.