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Romeo y Julieta en el Barrio Gótico de Barcelona

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La versión más original, y posiblemente más ambiciosa, de "Romeo y Julieta" realizada por TVE pasó prácticamente desapercibida para el público de la época. Todo apuntaba a que podría ser un éxito de público y crítica: adaptación literaria del que más tarde se convertiría en un insigne escritor, cuidada realización en espectaculares escenarios naturales, actores jóvenes y talentosos rodeados de veteranos eximios, vestuario y ambientación creíbles, escenas con caballos, luchas de espada, cientos de extras... 

¿Y qué pasó para que con todos estos ingredientes no funcionara? La razón es muy simple: se emitió en la Segunda Cadena en una época en la que ni siquiera tenía difusión en todo el territorio. Era el 22 de diciembre de 1967, apenas un año después de que comenzaran sus emisiones, y aquellos que tenían tele en aquellos tiempos necesitaban un adaptador para "el UHF", la frecuencia por la que se transmitía el nuevo canal, y no todos estaban dispuesto a pagar más para ver unas emisiones que sólo duraban unas horas al día y que eran, sobre todo, culturales. Tanto esfuerzo para que este dramático apenas tuviera repercusión.

Una de las escenas exteriores grabadas en el Barrio Gótico

El Barrio Gótico de Barcelona sirvió de escenario para la tragedia escrita por Shakespeare. No había decorados en plató, cada secuencia se grabó en lugares reales de este entorno medieval que tan bien se conserva en la Ciudad Condal. La adaptación literaria era de Antonio Gala que ya había llamado la atención cuatro años antes con su obra teatral "Los verdes campos del Edén". Su relación con TVE sería estrecha y fructífera, a principios de los setenta su peculiar "Si las piedras hablaran" (una especie de ensayo sobre la historia de España a través de sus monumentos presentado por Natalia Figueroa) sería un éxito inesperado y su "Paisaje con figuras" en 1976 fue interrumpido con escándalo y reanudado años después. 

Los protagonistas eran Enriqueta Carballeira y Federico Illán. Ella era ya conocida por sus intervenciones en cine y televisión. Tenía sólo 23 años y había debutado en 1962 en la pantalla grande. Su papel en "La tía Tula" fue muy bien valorado por la crítica (como todo el elenco en realidad) pero además había intervenido ya por entonces en decenas de ficciones en TVE: "Estudio 1", "Primera fila", "Novela"... En cuanto a Illán, es casi un misterio. Trabajó, al menos, con tres nombres diferentes, además de éste, se le puede ver como Federico Iyán o como Fed Conors en alguna coproducción europea. En IMDB aparece acreditado en dos películas bélicas de 1967 y 68 respectivamente y poco más se puede encontrar de él. Si juzgamos su actuación en este programa no era, desde luego, un novato. Además de un atractivo bastante moderno para la época (muy alejado de los galanes habituales), su dicción y presencia ante las cámaras denota experiencia pero... ignoro cuál. 

Enriqueta Carballeira y Federico Illán como Julieta y Romeo en esta producción de 1967

Tanto él como Enriqueta defienden con mucha eficacia papeles difíciles porque, no lo neguemos, Romeo y Julieta son personajes poco profundos, bastante tontorrones y con unas frases que hacen sonrojar hoy en día (y también en los sesenta). No pretendo criticar al insigne William, ni mucho menos, pero si bien la trama sigue emocionando, estos dos jovencitos son bastante petardos y cualquier actor puede sacar mucho más jugo a cualquiera de sus otras eternas creaciones, hasta de las más odiosas, como el celoso Otelo. 

Mayrata O'Wisiedo y Estanis González interpretaban a los padres de Julieta, los Capuleto

Secundando a los enamorados, estaban actores de fuste como Mayrata O'Wisiedo, Estanis González, Andrés Mejuto o Ana María Noé y otros más jóvenes pero ya con cierto nombre como José Luis Pellicena. Como dato curioso, Pedro Meyer es aquí el mejor amigo de Romeo. Unos años más tarde sería presentador del infantil "La casa del reloj" y en los ochenta... ¡del Telediario! (lo hemos contado aquí así que no me extiendo sobre esto). Sin embargo, en esta década estaba intentando abrirse camino como actor y aquel verano había aparecido también en la serie de más éxito del momento, "¿Es usted el asesino?" con Narciso Ibáñez Menta. 

Pedro Meyer, en el centro de la imagen, cuatro años antes de llegar a "La casa del Reloj"

De la dirección de actores se encargó Ricardo Lucia y de la realización Ramón Solanes, pionero del centro de producción de TVE de Miramar (Barcelona). Un caso peculiar de versatilidad profesional el de Solanes, por cierto. Aunque su formación era la de perito mercantil, ejerció enseguida de periodista y y llegó a ser profesor de la Escuela de Periodismo de Barcelona. En la TVE de finales de los cincuenta y los sesenta hizo de todo y dirigió y realizó algunos de los primeros (y más originales dramáticos) de Miramar como "Los últimos cinco minutos". Más adelante sería Jefe de Realización y de Programas además de otros cargos directivos. Y todo eso en apenas once años porque abandonó las cámaras para volver a la prensa. 

Este "Teatro de Siempre" se emitió a eso de las 22 H (no podemos fiarnos mucho de la puntualidad en las emisiones de la época) mientras en la Primera Cadena se podía ver un capítulo de la famosísima serie de espías estadounidense "El agente de CIPOL". Ese era el remate definitivo contra una producción propia que debía haber sido mimada por los programadores. No tengo constancia de que se repitiera en la cadena hermana mayor, desde luego no fue uno de esos dramáticos que cada cierto tiempo eran repuestos en cualquiera de los dos canales y, ni siquiera, tuvo repercusión en la prensa, no he encontrado una sola crítica en los días siguientes en los diarios nacionales que solían dedicar espacio a la televisión (que no eran muchos). Hoy sigue siendo una obra prácticamente desconocida para los estudiosos del medio y que atesora más virtudes que defectos. Quizás pronto sea "desclasificada" en la web de Archivo RTVE y así nuevas generaciones de profesionales se pregunten cómo consiguieron colocar travellings y grúas en esas estrechas calles, en qué condiciones de frío tuvieron que trabajar aquellos esforzados intérpretes, en qué incómodas posturas se colocaron los sonidistas para recoger el sonido en palacetes con un eco insoportable y cómo se las arreglaron los iluminadores para que los focos crearan una luz dramática pero suficiente para que las cámaras de baja definición de la época pudieran captar algo. Mi reconocimiento y homenaje a todos aquellos profesionales. 

Agradezco la imprescindible colaboración del Museo de TVE y de @espiralhya para la elaboración de este post. 


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