En julio de 1989 se iniciaba la última etapa del programa "La Tarde" que había nacido con Pepe Navarro al frente seis años antes y que había pasado por mil y una etapas de las que ya hemos hablado aquí. Tras el éxito que había tenido Andrés Aberasturi con un formato más pausado y reflexivo (como el propio comunicador) se había intentando volver a una fórmula más convencional con un extraño dúo, el periodista Santiago López Castillo (que poco después se asentaría en el programa "Parlamento") y la actriz Cristina Higueras (a la que se había visto en dos espacios sobre la programación televisiva, "De 7 en 7" y "Descartes"). La cosa no funcionó y las revistas de la época calificaron el intento de fracaso. Aquel verano de finales de la década ya se había anunciado que Jesús Hermida dejaba "Por la mañana" para enfrentarse al reto de levantar la alicaída sobremesa así que el final de "La tarde" había sido proclamado de forma indirecta. Sin embargo, había que cubrir los dos meses de verano y así surgió una medida de urgencia que obligó a Elena Sánchez a prescindir de las vacaciones merecidas tras su trabajo en informativos y mostrar una cara más amable ante el espectador.
Anunciado inicialmente como "La tarde de un verano" (título que se siguió enviando a las revistas televisivas durante el primer mes), su título en pantalla fue "Una tarde de verano", lo cual no debe sorprendernos porque el nombre había ido variando ligeramente a lo largo de estos años (quizás el más absurdo fue "La tarde... ¡Vaya tarde!"). Decía sobre su fichaje Elena a la revista TP: "A mí me sorprendió mucho que Diego Carcedo me propusiera presentar este programa. Pero creí que podía estar bien, ya que tenía bastante de desafío; entrevistas en directo, grandes dosis de improvisación y, sobre todo, que sólo era para dos meses, lo cual suponía una aventura medida". En la misma entrevista de Yolanda Arnal confesaba estar agobiada por la asociación con el deporte tras su etapa en "Buenos días" o en los JJ.OO. de Seúl y que, quizás, podía hacer que el espectador la encasillara a pesar de que por entonces ya había presentado el TD 1 con Luis de Benito primero y Luis Mariñas después: "Entiendo que en televisión hay que hacer un poco de todo, ya que es un medio que tiene muchas posibilidades. Todas las tareas que me han dado las he afrontado con una tremenda seriedad, en el sentido profesional y estricto de intentar hacerlo bien. Y hasta ahora creo que el balance sale positivo, sino lo fuera no me seguirían llamando".
El realizador y codirector de "Por la mañana", Luis Tomás Melgar, también se encargaba de dirigir las cámaras en este programa (otro que se quedó sin vacaciones) y eso era garantía de que iba a sacar de Sánchez lo mejor de sí mismo, empujándola a ser natural y olvidarse del encorsetamiento de las noticias. El esquema de "Una tarde verano" no era muy original pero sí se procuraba que, al menos en la forma, fuera más fresco: "La idea de esta versión es descentralizar un poco el programa y que no se limite tanto el estudio, haciendo conexiones allí donde la gente veranea. También se persigue una mayor participación del espectador. Así, intentamos que soliciten un videoclip musical con dedicatorias, imitando un poco a nuestra radio de los años 50 y 60. De tal forma, que ellos sepan que una parte del espacio es suya" explicaba la presentadora.
Emitido entre las 16.30 h (después de la serie "Spenser, detective privado") y las 17.55 h (antes del "Avance informativo" y "Los mundos de Yupi"), cumplió su propósito de servir de enlace entre la etapa anterior y la revolución que planeaba Hermida y además ayudó a mostrar una nueva faceta profesional de Elena Sánchez. No está mal.