Los lectores de la revista TeleRadio se encontraron a finales de septiembre de 1963 con un curioso reportaje en el que se daba la bienvenida a nuestro país a un realizador de la televisión argentina. El periodista J. de Martos Díaz realizaba prácticamente un panegírico de un tal Chicho Ibáñez Serrador, uruguayo de nacimiento e hijo de los famosos actores Pepita Serrador y Narciso Ibáñez Menta además de marido de una flamante Miss Argentina, finalista de Miss Mundo, Adriana Gardiazábal.
"Siete años de trabajo continuo en televisión, siete años con siete programas por semana, siete años en la triple actividad de autor-director-actor. "Chicho" Ibáñez acaba de llegar a Madrid. Su programa "Los premios Nobel" se echará de menos, todavía durante mucho tiempo, en Argentina. (...) ha conseguido las más grandes audiciones en sus trabajos para televisión. Su popularidad está adquirida a pulso, programa tras programa. Hoy por hoy puede decirse que Chicho, este uruguayo joven e inquieto es uno de los hombres más famosos de la televisión argentina". Así comenzaba el texto que presentaba públicamente a este absoluto desconocido en nuestro país ante los suscriptores de la revista oficial de TVE. ¿A qué se debía tanta publicidad? Por supuesto, no era una alabanza casual, este artículo formaba parte de una campaña para familiarizar a los espectadores con este nombre.
Con su madre en la obra "Aprobado en inocencia" |
En realidad no exageraba en absoluto los méritos de este jovencísimo profesional. Apenas llegado a nuestro país el prometedor talento televisivo tenía que buscarse las habichuelas porque comenzaba de cero a pesar de su extensa experiencia en Argentina. En abril estrenaría en el Teatro Lara de Madrid "Aprobado en inocencia" protagonizada por su madre y que él mismo había escrito, dirigido y protagonizado en Argentina. El éxito fue incontestable también aquí pero sabía que tenía mucho más que ofrecer. En los pocos meses que llevaba en España había comprobado que nuestra tele era de andar por casa, que faltaba el salto hacia la profesionalización y que él podía ayudar a coger impulso. Con la única cinta que ha conseguido rescatar de su etapa argentina se presenta en los estudios del Paseo de la Habana para mostrar su trabajo. El director, José Luis Colina nunca había visto tal cosa, era la primera vez que alguien acude a su oficina con un "video-tape" como currículum. Aquel programa era "El hombre que perdió su risa" protagonizado por su padre, Ibáñez Menta, un enorme éxito en Argentina que demuestra que la habilidad técnica de Chicho es muy superior a la de los profesionales españoles. Por cierto, esa cinta ha sido recientemente recuperada de los almacenes de la productora de Chicho, PROINTEL, y convenientemente digitalizada, un tesoro rescatado del olvido y que se creía perdido para siempre.
Padre e hijo en la película "Obras maestras del terror" |
Con su padre había hecho tándem en multitud de programas televisivos e incluso en el cine en la película "Obras maestras del terror" en la que el mismísimo Chicho intervendría en una de las tres historias como actor en el papel que más tarde le ofrecería a Manuel Galiana para su versión en TVE, "El último reloj" basada en "El corazón delator" de Poe. Juntos habían aterrorizado a los argentinos con series como "El fantasma de la ópera", considerada obra cumbre del terror televisivo de la época. Tras sus inicios teatrales había accedido al Canal 7 como guionista bajo el pseudónimo de Luis Peñafiel pero pronto quiso controlar todo el proceso: "Entonces los realizadores formaban en Argentina un coto cerrado, no se permitía realizar más que a unos nueve o diez. No porque el canal lo prohibiera sino por una especie de trust que los mismos nueve o diez habían formado. Se ganaban verdaderas fortunas y, por lo tanto, no interesaba que el trabajo se abriese a más gente. Pero más tarde se inauguró un segundo canal y, al abrirse una nueva fuente de trabajo, pude ¡por fin! ser realizador" le contaba en 1971 a Serrats Ollé en un librillo biográfico de la colección "Nuestros contemporáneos".
Con Juan Manuel Fontanals, al que considera uno de sus maestros del Canal 7 de Argentina |
En Argentina monta su propia productora y, literalmente, se forra pero Buenos Aires le ahoga y se traslada a Montevideo para iniciar nueva etapa. Una vez realizados los contactos con los directivos de la tele uruguaya crea de nuevo una empresa de producción pero el día de su inauguración una riada destroza el dique del Paso de los Toros que surte de electricidad al país y se decreta el estado de emergencia. Chicho está arruinado y regresa a Argentina donde escribe y protagoniza la película mencionada (y sospecho que planifica la realización aunque no firma), estrena obras de teatro y regresa a televisión con una serie de ciencia ficción de gran presupuesto con su padre como estrella (cómo no). Los pagos del canal se retrasan hasta que se declara en suspensión de pagos. De nuevo la ruina y el autor decide romper con todo y venir a nuestro país.
Aquel reportaje de "TeleRadio", como decíamos, servía para introducir a un nuevo director-realizador de TVE. Poco después él mismo se presentaría ante las cámaras en el programa "Estudio 3", un espacio experimental que programaba obras de distintos autores sin orden ni concierto y cuyo único común denominador es que se realizaba desde un plató de Sevilla Films que recibía el rimbombante nombre de Estudio 3. "La historia de San Michéle" fue su debut pero sería con el folletín "Los Bulbos" con el que consiguió su primer éxito. El resto es historia.