Es una de las obras más representativas del teatro del absurdo, posiblemente la más reconocible del genero y, sin duda, la más popular de Samuel Beckett. "Esperando a Godot" es una pieza compleja, que necesita una cierta experiencia como espectador teatral y una mente abierta a la experimentación artística. En la TVE de finales de los setenta los dramáticos eran una constante en la programación y ya no tenían miedo a probar cosas nuevas, por eso el 7 de marzo de 1978 se emitió una nueva adaptación (la tercera hasta el momento) televisiva en la 2 (por entonces más conocida como el Segundo Programa o directamente la UHF). Esta versión dirigida por José Osuna se incluía dentro del espacio divulgativo literario "Encuentro con las letras" que una vez al mes representaba un texto (aparentemente minoritario) bajo el epígrafe "Teatro Estudio". Antes, se presentaba y se ponía en contexto y después se debatía sobre ella, criticando incluso la adaptación por parte de los profesionales de la propia Casa.
Los actores Juan Llaneras, Ramón Corroto, Emiliano Redondo y Alberto Fernández (siguiendo el orden de la foto de izquierda a derecha) interpretaban respectivamente a Lucky, Vladimir, Estragón y Pozzo. Dos de ellos ya habían interpretado anteriormente sus mismos roles: Corroto 22 años antes, prácticamente al inicio de su carrera, y Redondo 14 años atrás. El primero declaraba a la revista TeleRadio: "La obra trata el problema de la desesperanza. Los dos personajes (Vladimir y Estragón) representan al ser humano. Yo soy la parte pensante y Estragón la material. Además hay otros dos personajes importantes que representan la situación social del ser humano: son el oprimido y el poderoso. Creo que la obra se ha enfocado correctamente por parte del realizador, que está haciendo un gran trabajo".
El propio Osuna reconocía que había apostado por una realización poco convencional, conscientemente sobria, para respetar el texto: "Lo habitual es que cuando se realiza una obra para TV el realizador trate de hacer su propia película, haciendo muchas aportaciones personales, no siempre justificadas, en lugar de tratar de resaltar lo que ya está en la obra. Esperando a Godot, además, no admite planteamientos de este tipo. Hay que respetar su estatismo teatral, que es fundamental para su comprensión". El actor Emiliano Redondo insistía en que no era una obra fácil: "Para mí el problema de la obra es el de la incomunicación. Estos dos personajes se comunican muy de vez en cuando, cada cual tiene su discurso. Es una obra muy difícil, no solamente para el espectador sino que también es muy difícil de estudiar para el actor. No hay un diálogo coherente pero el discurso de cada uno sí lo es".