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Supermartes

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Trece años en antena, unos cinco mil concursantes, más de cinco millones de euros repartidos, unas 125.000 personas que ocuparon en algún momento las gradas del decorado y audiencias que superaron el 20% varias temporadas. Son marcas que difícilmente podrá lograr un concurso de una televisión autonómica y que consiguió "Supermartes", el programa de entretenimiento más popular en Galicia junto a "Luar", un concurso que pasó de los 60 minutos iniciales a los 140 de sus últimas temporadas y que trascendió su género para convertirse en un programa espectáculo con música, sketches, talk-show e invitados famosos.
 
En abril de 1992 comenzó su emisión este concurso basado ligeramente en el "Sábado Gigante" de Don Francisco (aunque no se reconozca la deuda, es evidente) y que encajaba perfectamente en la programación de una televisión autonómica de la época: distintas pruebas no demasiado complicadas, azafatas, presentador poco encorsetado... se trataba de romper la imagen de TVE, la que había sido única hasta tres años antes, y seguir la línea más frívola y desenfadada de las privadas. "Supermartes" fue un bombazo desde los inicios, en su primer año obtuvo una media del 26% de share que en los años siguientes se estabilizó en torno al 18-20%.

 
La audiencia gallega no estaba acostumbrada a un concurso de estas características, los intentos anteriores de tener un "gran formato" en su parrilla no habían logrado esta popularidad, ni "Gran Casino" ni "A Reoca" consiguieron la misma fama que sí tenían los musicales, verdadero baluarte de la programación de TVG. "Supermartes" superó esa barrera psicológica para los directivos de los 90 del 20% de share y en sus primeras épocas llegó a alcanzar cuotas del 40% puntualmente.


El objetivo se había logrado: llegar a los primeros puestos de las listas de audiencia, no se pretendía nada más (y nada menos) que entretener a los gallegos (y con el tiempo a los leoneses, asturianos y norte de Portugal, regiones a las que también llegaba la señal de la TVG). No era precisamente un concurso cultural y, quizás por eso, las críticas también llovieron. A los espectadores tampoco parecía importarles mucho que la prensa les pusiera a parir y, curiosamente, el presentador Xosé Manuel Piñeiro tendría tiempo después cierta amistad con José Luis Alvite, uno de sus mayores críticos en aquellos primeros noventa. Y llegamos a uno de los secretos (a voces) del éxito del concurso: su conductor. Piñeiro apenas tenía experiencia televisiva pero enseguida (a pesar de los estilismos o quizás también gracias a ellos) se hizo popularísimo. Supo dominar el plató casi desde el principio y sus ironías constantes hacia el público presente se convirtieron (sorprendentemente) en complicidad. Pronto adquiriría el sobrenombre de "Súper-Piñeiro".

En 1998 y debido a una serie de diferencias entre el presentador y la dirección se decide sustituirlo durante una breve temporada por otro profesional proveniente de la televisión local RTC (Radio Televisión Compostela), propiedad de la misma productora del concurso, Emilio Guillín. A Piñeiro la jugada no le perjudicó, el programa bajó de audiencia y él renegoció su contrato. Volvió como una estrella y nunca más se planteó su partida del formato. Guillín demostró años después que también es un gran comunicador con otros programas en la propia TVG, "Perdelo todo" y "Mundo verbena" en 2006 vinieron a llenar el hueco que había dejado el "Supermartes".

Xosé Manuel no estaba solo en plató, primero era ayudado por las azafatas y poco después tuvo copresentadoras que le auxiliaban en distintas secciones. La más constante fue Nelly Fernández que
posteriormente presentaría en solitario un concurso cultural diario: "Todos a bordo".
   Muchas de las azafatas habían sido Miss Galicia y alguna llegó a ser presentadora de televisión como Martina López, nada menos que del informativo territorial de TVE en Galicia y también de "Galicia para el mundo" de TVE Internacional.

Aunque el formato fue evolucionando con el tiempo la idea básica era la del concurso con cuatro pruebas básicas, otra de selección para la final y la propia final. Presumía de no tener perdedores sino de "segundos clasificados" que podrían alcanzar un premio en una prueba alternativa.


Pero posiblemente la más famosa de todas las pruebas fue "Asalto á fama" donde los participantes tenían que interpretar una canción bajo la vigilancia de Atilano, un esqueleto que tocaba la trompeta cuando el cantante desafinaba. Efectivamente, esto se había visto en "Sábado Gigante" desde sus inicios en una cadena local de Chile.
  Al principio este juego competía en popularidad con las Súperprendas, donde el concursante debía quitarse una prenda cada vez que fallara una de las preguntas que Piñeiro iba formulando con una rapidez endiablada. Hubo al menos una ocasión en la que el participante se quedó en pelotas aunque el espectador no llegó a verlas, claro. El programa se grababa hasta que en 1996 se dió el gran salto y comenzó su emisión en directo.

Cada semana acudían varios famosos gallegos para liar a los concursantes en el "Mentireiro-Verdadeiro" explicando el uso de objetos curiosos aunque sólo uno de ellos ofrecía la definición real. Boris Izaguirre, por entonces guionista de la productora, fue uno de los habituales en las primeras entregas. Poco a poco se fue ampliando la nómina de invitados y aparecieron también famosos nacionales. En los últimos años se rentabilizaba su visita entrevistándolos, ofreciendo actuaciones musicales o interviniendo en comedietas. El "Supermartes" se había convertido ya en algo más que un simple concurso.

La idea desarrollada por Ghaleb Jaber, Xosé Arias, Manuel Abad y Antón Reixa en 1992 había crecido. Piñeiro era ya uno de los presentadores emblemáticos de la Galega, el formato se había exportado a Canal Sur (con poco éxito, eso sí) y parecía tan inamovible de la parrilla como "Luar" o "Xabarín Club" pero... con la llegada del gobierno bipartito (PSOE-BNG) en 2005 al programa se le acabó la mecha. La razón fue clara: había bajado de audiencia y no era el tipo de espectáculo que la nueva directiva quería ofrecer así que no había razones para mantenerlo en pantalla más tiempo.
   Hoy en ese plató se alberga "Luar" y en uno cercano, en la misma productora, se graba "Bamboleo", el espectáculo que presenta Xosé Manuel Piñeiro, al que muchos siguen llamando Súper-Piñeiro.



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