En 1978 TVE se encuentra con un problema en su parrilla, al finalizar se segunda etapa el "Un, dos, tres" no hay un sustituto claro en el sector del entretenimiento y los concursos. Ninguno de los juegos estrenados en aquella temporada cumplió expectativas, la sombra del show de Chicho era demasiado alargada. Sin embargo hay ciertas excepciones que deberíamos revisar porque, si bien no alcanzaron el éxito, tampoco desmerecieron.
"¿Conocemos España?" se estrenó en abril de aquel año y la crítica valoró muy positivamente su mezcla de diversión y divulgación.
El formato era simple: dos equipos de tres personas y de distintas provincias se enfrentaban para demostrar su conocimiento sobre nuestro país en diversos aspectos: geografía, cultura, historia, gastronomía, tradiciones, folklore, música...
Dirigía Esteban Durán, especialista en dramáticos, y presentaba Mario Beut, el galán de los concursos. Hombre de radio popularísimo en Cataluña y con éxitos en la tele de los 60 tan rotundos como "La unión hace la fuerza" o el longevo y paternalista programa de beneficencia "Club Mediodía" (también conocido como "el programa de los milagritos" del que ya hemos hablado aquí). Su educada voz y su pinta de protagonista de película o espía europeo eran un baluarte en la TV de la época hasta que en los 80 prácticamente desapareció de la pantalla.
En el primer programa no hubo concursantes sino compañeros de la Casa que ayudaron a explicar la mecánica del juego, algo muy habitual por entonces y que se repetiría durante años en todos los concursos hasta bien entrada la década de los 90. Otros ejemplos de esta táctica explicativa fue el "3x4" o "Cifras y letras". A partir del segundo todas las provincias españolas tuvieron su representación en los equipos participantes.
"¿Conocemos España?" no fue un fracaso pero tampoco ocupó puestos altos en el índice de aceptación (el equivalente a la lista de audiencias actual). Sólo duró una temporada y ha pasado discretamente a la historia de la televisión. Hoy lo recuperamos del olvido.
"¿Conocemos España?" se estrenó en abril de aquel año y la crítica valoró muy positivamente su mezcla de diversión y divulgación.
El formato era simple: dos equipos de tres personas y de distintas provincias se enfrentaban para demostrar su conocimiento sobre nuestro país en diversos aspectos: geografía, cultura, historia, gastronomía, tradiciones, folklore, música...
Dirigía Esteban Durán, especialista en dramáticos, y presentaba Mario Beut, el galán de los concursos. Hombre de radio popularísimo en Cataluña y con éxitos en la tele de los 60 tan rotundos como "La unión hace la fuerza" o el longevo y paternalista programa de beneficencia "Club Mediodía" (también conocido como "el programa de los milagritos" del que ya hemos hablado aquí). Su educada voz y su pinta de protagonista de película o espía europeo eran un baluarte en la TV de la época hasta que en los 80 prácticamente desapareció de la pantalla.
En el primer programa no hubo concursantes sino compañeros de la Casa que ayudaron a explicar la mecánica del juego, algo muy habitual por entonces y que se repetiría durante años en todos los concursos hasta bien entrada la década de los 90. Otros ejemplos de esta táctica explicativa fue el "3x4" o "Cifras y letras". A partir del segundo todas las provincias españolas tuvieron su representación en los equipos participantes.
Cada semana un invitado famoso acudía para animar a los concursantes, presumir de su tierra y, de paso, demostrar sus conocimientos sobre la patria. Habituales eran los actores y los cantantes que, gracias a sus bolos, podían nombrar pueblecillos desconocidos casi de carrerilla. El primer padrino fue el actor Alfredo Mayo que estaba viviendo una segunda época de esplendor tras el exitazo de "Cañas y Barro". Otro de los convidados fue Chicho Ibáñez Serrador que más tarde alabaría al programa y sus intenciones en la sección televisiva del periódico "ABC".
Al final del programa uno de los equipos era eliminado y el ganador sumaba puntos que serían fundamentales para la gran final. Una bella azafata siempre sonriente se encargaba de apuntar, manualmente, los aciertos y errores.