Hoy que se celebran los 130 años del nacimiento de Franz Kafka es justo que recordemos que en 1969 la 2 intentó trasladar a los espectadores más exigentes (y a los privilegiados que recibían la UHF en aquella temprana época, que no eran muchos) su obra más popular, si es que se puede adjudicar ese calificativo a un texto de Kafka, "La metamorfosis".
Josefina Molina, Goya de Honor hace un par de años y una de las primeras directoras-realizadoras de la tele y el cine españoles, fue quien se atrevió con tamaña aventura. Una desagradable voz en off iba narrando las sensaciones de ese comerciante llamado Gregor Samsa que se ha transformado en un bicho durante la noche.
Molina eligió una atrevidísima realización, subjetiva, con cámaras a ras de suelo, simulando la visión que podría tener Gregor del resto de su familia. Estas innovaciones dejaron con cara de patata a la audiencia más heterogénea y con cierta sorpresa a los críticos que no sabían si el dramático les había gustado o no. En el "ABC", el único diario que hacía crítica televisiva, se decía: "Josefina Molina, con inquietud plausible, trató de plasmarla en imágenes, y no consiguió, a nuestro juicio, comunicar todo lo que Kafka comunica (...) no lo consiguió en razón del medio, no en razón de incapacidad propia.
Al contrario, a través de no pocas secuencias y decisiones se adivinaba el deseo de alzar la narración primándola consecuentemente pero enseguida los tabúes televisuales se imponían, anulando los estupendos propósitos de la realizadora cuya inquietud y alteza de miras aplaudimos rogándole que insista en ellas pero dentro de lo posible como narración televisiva".
Hoy podemos alabar la valentía de Molina al presentar una adaptación tan curiosa en una tele tan pacata, aquí tenéis un vídeo que lo atestigua:
Josefina Molina, Goya de Honor hace un par de años y una de las primeras directoras-realizadoras de la tele y el cine españoles, fue quien se atrevió con tamaña aventura. Una desagradable voz en off iba narrando las sensaciones de ese comerciante llamado Gregor Samsa que se ha transformado en un bicho durante la noche.
Molina eligió una atrevidísima realización, subjetiva, con cámaras a ras de suelo, simulando la visión que podría tener Gregor del resto de su familia. Estas innovaciones dejaron con cara de patata a la audiencia más heterogénea y con cierta sorpresa a los críticos que no sabían si el dramático les había gustado o no. En el "ABC", el único diario que hacía crítica televisiva, se decía: "Josefina Molina, con inquietud plausible, trató de plasmarla en imágenes, y no consiguió, a nuestro juicio, comunicar todo lo que Kafka comunica (...) no lo consiguió en razón del medio, no en razón de incapacidad propia.
Al contrario, a través de no pocas secuencias y decisiones se adivinaba el deseo de alzar la narración primándola consecuentemente pero enseguida los tabúes televisuales se imponían, anulando los estupendos propósitos de la realizadora cuya inquietud y alteza de miras aplaudimos rogándole que insista en ellas pero dentro de lo posible como narración televisiva".
Hoy podemos alabar la valentía de Molina al presentar una adaptación tan curiosa en una tele tan pacata, aquí tenéis un vídeo que lo atestigua: