El adiós a Alfredo Landa es una despedida a una forma de hacer cine, no me refiero al "landismo" que ya es un género sólo presente en "Cine de Barrio" y 13TV, sino a la pasión de un actor por cada uno de sus papeles desde que comenzó profesionalmente a principios de los 60 y hasta su retirada. No había papel pequeño, Landa comenzó siendo uno de esos secundarios "robaescenas" tan habituales en nuestro cine de aquella época, para convertirse posteriormente y con todo merecimiento en un protagonista. Su película "No desearás al vecino del 5º" fue la más vista en salas hasta que la desbancó "Torrente" (esto merece una reflexión calmada, tanto criticamos la españolada y los datos nos llevan la contraria) pero supo reconvertirse en un actor dramático premiado en Cannes. Su carrera cinematográfica es hoy resumida en todos los informativos pero su aportación televisiva es menos recordada, no en vano fue un medio en el que no se prodigó, aún así merece la pena revisarla.
Según nuestros datos su primera intervención en TVE se produjo el mismo año en el que debutó en el cine, 1962, fue en "Gran Teatro" en una obra llamada "Ni pobre ni rico sino todo lo contrario". Desde entonces unos cuantos papelitos en "Primera fila", "Estudio 1" o "Tiempo y hora", la mayoría perdidos para siempre porque no existen grabaciones.
Tendremos que avanzar hasta 1984 para verlo en una serie con un personaje fijo, el de Armando en "Ninette y un señor de Murcia", papel que ya había interpretado en la versión cinematográfica del 65 de Fernando Fernán Gómez.
En 1986 una excelente serie redundó en su nueva imagen como actor dramático, "Tristeza de amor", la cotidianeidad de un grupo de trabajadores de un programa radiofónico nocturno. Aquellos 13 episodios en los que Landa compartió pantalla con Concha Cuetos, Carlos Larrañaga y Eduardo Fajardo tuvo como banda sonora la canción compuesta por Hilario Camacho que sobreviviría a la propia serie.
En 1991 otro gran trabajo: Sancho en el Quijote de Gutiérrez Aragón con Fernando Rey como el hidalgo caballero. Un papel al que Landa infundió esa humanidad que ya habíamos visto en el cine en otros buenos hombres y ese, posiblemente, fue el gran secreto de don Alfredo, la mayor parte de sus personajes son grandes personas, coherentes y sencillas y esa imagen se impregnó también en la de Landa como persona. Incluso los gruñones de sus últimos papeles televisivos, "Lleno, por favor" (exitazo de audiencia en 1993), "Por fin solos" (por debajo de las expectativas en 1995) y "En plena forma" (fracaso en 1997, ni siquiera se completó una temporada), eran ante todo buenazos.
Landa no hizo mucho televisión, entre otras cosas porque no le faltaba trabajo en el cine, pero sus películas han dado algunos de los mayores éxitos de audiencia de los últimos años.
Según nuestros datos su primera intervención en TVE se produjo el mismo año en el que debutó en el cine, 1962, fue en "Gran Teatro" en una obra llamada "Ni pobre ni rico sino todo lo contrario". Desde entonces unos cuantos papelitos en "Primera fila", "Estudio 1" o "Tiempo y hora", la mayoría perdidos para siempre porque no existen grabaciones.
Tendremos que avanzar hasta 1984 para verlo en una serie con un personaje fijo, el de Armando en "Ninette y un señor de Murcia", papel que ya había interpretado en la versión cinematográfica del 65 de Fernando Fernán Gómez.
En 1986 una excelente serie redundó en su nueva imagen como actor dramático, "Tristeza de amor", la cotidianeidad de un grupo de trabajadores de un programa radiofónico nocturno. Aquellos 13 episodios en los que Landa compartió pantalla con Concha Cuetos, Carlos Larrañaga y Eduardo Fajardo tuvo como banda sonora la canción compuesta por Hilario Camacho que sobreviviría a la propia serie.
En 1991 otro gran trabajo: Sancho en el Quijote de Gutiérrez Aragón con Fernando Rey como el hidalgo caballero. Un papel al que Landa infundió esa humanidad que ya habíamos visto en el cine en otros buenos hombres y ese, posiblemente, fue el gran secreto de don Alfredo, la mayor parte de sus personajes son grandes personas, coherentes y sencillas y esa imagen se impregnó también en la de Landa como persona. Incluso los gruñones de sus últimos papeles televisivos, "Lleno, por favor" (exitazo de audiencia en 1993), "Por fin solos" (por debajo de las expectativas en 1995) y "En plena forma" (fracaso en 1997, ni siquiera se completó una temporada), eran ante todo buenazos.
Landa no hizo mucho televisión, entre otras cosas porque no le faltaba trabajo en el cine, pero sus películas han dado algunos de los mayores éxitos de audiencia de los últimos años.